Gerard Piqué lo ha vuelto a hacer. El central del Barcelona recuerda con mucho agrado la temporada que pasó en el Real Zaragoza a las órdenes de Víctor Fernández. Aquella campaña, la 2006-07, fue la primera de Agapito Iglesias como máximo accionista del club y el comienzo de un ambicioso proyecto marcado por la llegada de figuras consagradas como Aimar o D’Alessandro y de otras en ciernes, como el propio defensa azulgrana, que, a sus 19 años, llegaba cedido del Manchester United.

Aquella etapa quedó grabada a fuego en el catalán, que ya ha dejado constancia en numerosas ocasiones de las excelencias de la noche zaragozana y de aquellos días de juerga. Ayer lo volvió a hacer, esta vez, en el canal de Youtube de @JordiWild, al que llegó a admitir que «muchos días iba a entrenar sin dormir, llegaba de empalme. Estaba a dos horas de Barcelona, de mis amigos», relató el futbolista del Barcelona, que reconoce, en este sentido, que «me quedé dormido varias veces. Una vez destrocé el coche y le dije a un policía que se me había cruzado otro coche».

"A pesar de liarla parda, en Zaragoza aprendí mucho"

El técnico, Víctor Fernández, soportó numerosas demoras del barcelonés. «Un día llegué de Barcelona dos horas tarde al entrenamiento, que ya había acabado. No sé qué excusa le di al míster, pero me dijo que no me creía. Me ordenó ponerme a correr y, con el sudor y la resaca, empecé a oler a humo. Me dejó un tiempo sin jugar, creo que un mes», recuerda.

Pero hubo más. «Un jueves antes de jugar contra el Levante, salí de fiesta con varios compañeros del equipo. Era octubre y hacía frío en Zaragoza, pero yo salí sin abrigarme. Así que cogí unas anginas de caballo. Me pusieron de todo para bajar la fiebre y poder jugar ese partido. Lo hice, pero al descanso, con 0-2 en contra, le dije al míster que me cambiara porque no podía más. Tenía la sensación de que me iba a morir», explica Piqué, que estuvo «45 minutos muerto de frío en el jacuzzi». Tenía que viajar a Madrid para acudir a una citación con la selección olímpica, pero «aunque llegué como pude, no pude jugar las clasificatorias para los Juegos. Me pegué diez días en cama y, a la vuelta, Víctor me dijo que se había enterado de que había cogido las anginas porque había salido. Me dejó uno o dos meses sin pisar el campo», asegura. «Cuando volví a jugar, ganamos 3-0 al Nástic, marqué un gol y me volví a crecer. Entonces pasó aquello con el coche».

Así fueron los primeros meses de Piqué en el Zaragoza. «Pero aprendí mucho a pesar de liarla parda. Siempre he intentado tener mi parte de juventud, y de chaval normal y corriente».