El Periódico de Aragón

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La 34ª jornada de Segunda

Aitor Sanz, los últimos sorbos de un currante

El centrocampista, con casi 300 partidos en el Tenerife en nueve temporadas, apura los últimos días de su fútbol siendo importante para Ramis. "Soy un obrero del fútbol y me siento orgulloso", dice el jugador madrileño, que elogia al Zaragoza: "Tienen una gran plantilla, es imposible quedarse con un jugador solo"

Aitor Sanz, capitán del Tenerife, posa al final de un entrenamiento.

El DNI de Aitor Sanz habla de 37 años para este centrocampista madrileño (San Agustín de Guadalix, 13-9-1984) que dio sus primeros pasos en el San Sebastián de los Reyes para pasar por el Real Unión de Irún, el Zamora y el Oviedo antes de aterrizar en 2013 en el Tenerife, donde se ha convertido en más que una institución. Eso sí, con el esfuerzo y el trabajo como premisas. “Desde luego que soy un currante del fútbol, un obrero de esto y me siento muy orgulloso de serlo y de seguir disfrutando siendo un 'currela'. Me gusta además que se me vea así porque la gente trabajadora se merece el máximo respeto e intento ser uno de ellos”, dice un futbolista que apura los últimos retazos de su carrera profesional, cuando la retirada ya se ve cercana, en un Tenerife que se mide este sábado al Real Zaragoza.

"Esta semana dijo algo parecido Zapater y es que es así, se trata de exprimir lo que te queda, la última gota de fútbol y disfrutar de cada rondo, de cada discusión, de cada entrenamiento"

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Como le sucede a Zapater, diez meses menor que él, Aitor sabe que el tiempo en el balompié está ya casi agotado, pero “si pones el foco lejos no disfrutas de las cosas que pasan en el momento. Esta semana dijo algo parecido Zapater y es que es así, se trata de exprimir lo que te queda, la última gota de fútbol y disfrutar de cada rondo, de cada discusión, de cada entrenamiento y por supuesto de cada partido”, argumenta, sabiendo que su contrato acaba en junio y que con Ramis está siendo importante (24 partidos, 21 de titular), por lo que es probable que si el técnico tarraconense sigue una tercera temporada él tenga una oferta de renovación encima de la mesa. “Ya veremos el 30 de junio, si hay ganas y opciones de continuar. Si no las hay, cambiaremos de tornas y a otra cosa. Mi final está llegando, en este año o el que viene, pero más allá no va a ser”, añade este centrocampista ya con el título nacional de entrenador y que seguro que orientará su carrera hacia ese lado.

En el Tenerife no ha logrado pisar la élite y “es una espina clavada”, pero está ya a un paso de igualar a Gilberto como el séptimo jugador con más encuentros en la historia del club tinerfeño, con 288 y tras nueve temporadas con la actual. “Son muchos, pero se han hecho pocos. Se me hizo muy corto porque disfruté mucho. Esta etapa está siendo un regalo y quiero disfrutarla todo el tiempo que pueda”, asevera Aitor Sanz, que recuerda aquel curso donde rozaron el ascenso, en la 16-17, con Martí en el banquillo en un playoff final que se llevó el Getafe. “Ojalá pudiera tocar el cielo la próxima temporada, pero hay que hacer una torre muy alta para lograrlo y a ver si somos capaces”, asegura como un deseo.

Aitor Sanz, durante un partido de esta temporada del Tenerife. MARIA PISACA / EL DÍA

De momento, esa torre el Tenerife la ha ido construyendo con una temporada notable, casi siempre viviendo en zona de ascenso, vía promoción, nunca en la puerta de acceso directo, y teniendo una regularidad que es el punto fuerte y que ha caído en las últimas semanas, con cuatro derrotas en las últimas cinco citas, pero “pese a esos resultados, las sensaciones no son así. El equipo es muy competitivo, lo ha sido todo el año y ha demostrado que también se sabe reponer de los golpes. Llevamos todo la temporada arriba y sería muy injusto no acabar al menos en 'playoff' al final”, refleja el capitán tinerfeñista, que admite la ilusión que se vive en la isla y en el club, la misma que él muestra a raudales.

“La irregularidad en un club como el Zaragoza pesa mucho porque la presión allí es muy alta. La entidad y la historia no se le escapan a nadie y eso marca mucho, sobre todo cuando las cosas no van bien”

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Elogia a Ramis, “uno de los mejores técnicos que he tenido, muy preparado y con esas tablas que posee te dan confianza y tranquilidad, eso es clave. Dirigirá a un equipo de élite, seguro”, y para apuntalar esa meta de volver a Primera el Tenerife necesita una recta final con muchas victorias, aunque el tren del ascenso directo a siete puntos casi se le ha escapado, lo mismo que el Zaragoza tiene casi perdido el de la promoción, a ocho. “Yo, si fuera ellos, no tiraría la toalla y hay casos de equipos que han cogido el tren al final y han subido. Todo es posible, esto cambia mucho y quizá si suman tres victorias ven que, lo que hoy es impensable, lo notan cerca de la mano”, indica de un rival que conoce bien, muy bien, y del que tiene el argumento para su temporada con tantos altibajos: “La irregularidad en un equipo como ese pesa mucho porque la presión allí es de las más altas de Segunda, si no es la que más. La entidad del club y la historia no se le escapan a nadie y eso pesa mucho, sobre todo cuando las cosas no van bien”.

"Nano Mesa es un chico un poco especial, que necesita sentirse muy querido y arropado, que la gente esté encima de él. Yo creo que eso le ha faltado desde que se marchó del Tenerife"

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Pero, gramo a gramo, jugador por jugador, el Zaragoza es para Aitor Sanz un enemigo temible. “Tienen una gran plantilla, con jugadores de nivel que han triunfado en otros sitios. Me quedo con muchos, con Álvaro, Eugeni, Narváez, aunque no va a estar, o Francho que tampoco va a jugar y me gusta mucho. Francés está haciendo una temporada tremenda, Cristian posee mucha personalidad, la experiencia de Zapater, he tenido a compañeros como Vada, Nano Mesa, Lasure o Lluís López. Es imposible que me quede con uno”. Se detiene sin embargo en Nano Mesa, que llegó en infantiles a la cantera tinerfeña y que explotó como jugador en ese club, con Aitor como compañero. “Es un chico un poco especial, que necesita sentirse muy querido y arropado, que la gente esté encima de él. Yo creo que eso le ha faltado desde que se marchó de aquí. Tiene gol y cada vez que sale al campo lo deja todo, pero hay que saberlo llevar”.

El trabajo y disfrutar

El sueño de lograr ese ascenso histórico con el Tenerife marca el año que puede ser el de su despedida, con el brazalete de capitán cosido desde hace tiempo al brazo y con la idea de que sus últimos sorbos de fútbol los va a vivir como en los primeros, con el mismo mensaje de cabecera. “El único secreto que conozco para estar tanto tiempo es el esfuerzo y el trabajo. Puede haber compañeros que han vivido más de su talento, pero en mi caso las ganas, la entrega y la superación son las que me han hecho estar ahí. Y las que tengo que dar en lo que me quede de fútbol, disfrutando sobre todo de lo que hago”, cierra.

 

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