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Emilio Larraz, entrenador del filial del Real Zaragoza: "El objetivo no era el ascenso, pero veía un equipo campeón"

El técnico del Deportivo Aragón celebra el logro y admite que tenía "una espina clavada" por su salida del club

Emilio Larraz, pasado por la ducha para celebrar el ascenso del Deportivo Aragón el pasado domingo. REAL ZARAGOZA

Acaba de firmar el quinto ascenso de su carrera y el segundo con el filial del Real Zaragoza. ¿Qué tiene este de especial?

Son cinco ascensos y cinco títulos sí, aunque hubo también otro ascenso con el Andorra de Primera catalana a Tercera. Lo que este tiene de especial es que, después de estar tres años fuera de casa y siete u ocho lejos de la Tercera aragonesa, volver a tu club y tener la posibilidad de darle otra alegría era muy importante para mí. Pero, sobre todo, es especial por los chavales. Llevo 25 temporadas dirigiendo equipos de Segunda B o Tercera y nunca había tenido un grupo tan dócil para trabajar, tan excelente en el comportamiento diario y tan comprometido. Ha sido todo muy fácil con ellos y nos hemos enamorado un poco de ese comportamiento. He tratado de volcar nuestra experiencia sobre ellos para ayudarlos y nos hace muy felices que lo hayan logrado.

"Mi salida fue la situación que más daño me ha hecho en mi carrera. Estuve cerca de dejarlo todo. No merecía la pena seguir. No fue un tema de club, sino de una persona en concreto"

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Un equipo campeón en todos los sentidos, pues.

Cuando las cosas no salían bien y los chavales tenían dudas y los veías dubitativos porque, además, los últimos años en Tercera no habían conseguido el ascenso, les decía que yo veía un equipo campeón. Existe una exigencia importante y sabes que si no lo haces bien caen palos para todos, pero les decía que siguieran igual y tuvieran fe. Solo esa ha sido mi virtud: transmitirles confianza para que no dudaran. Son sensaciones o intuición, pero ni yo ni Ramón Lozano, Ángel Espinosa o José Luis Arjol hemos tenido dudas de que el equipo lo iba a hacer bien.

¿En algún momento lo vio imposible?

Perdimos el último partido a falta de 14 para el final y desde entonces hemos sumado once victorias y tres empates, así que, si en aquel momento me dicen que para ser campeón tenemos que lograr esos números, habría pensado en preparar al equipo bien para el playoff porque el ascenso directo era una quimera. Pero el planteamiento nunca ha sido ser campeón sino trabajar con los chicos para llegar a donde se pudiera, aunque internamente siempre teníamos la primera posición como referencia, pero escondíamos de algún modo la racionalidad que era que no nos iba a dar tiempo. Creímos y lo hemos logrado.

¿Regresó para esto?

Sinceramente no. No esperaba volver al Real Zaragoza y me sorprendió la llamada. Había estado ya dos veces con el filial y creía que era una etapa cubierta, pero la llamada de Ramón Lozano me hizo mucha ilusión porque, de alguna manera, tenía una espina clavada tras no salir bien del club y me hacía ilusión volver y trabajar con Lozano y Espinosa, compañeros de hace muchísimos años en los que creo firmemente y que aman la cantera. Y con Arjol, una eminencia en lo suyo a nivel nacional e internacional con el que es un lujo trabajar. Con los años sientes la necesidad de aportar a los que vienen y sabía que iba a trabajar en un entorno amable y muy a gusto. Eso me ha hecho feliz durante el año y también ahora.

¿No era este el objetivo?

El club jamás nos ha hecho la más mínima mención a que el objetivo era el ascenso o el campeonato. Ni cuando se me contrató ni durante la temporada. Nunca ha habido esa presión por parte de la entidad, aunque otra cosa es que nosotros nos pusiéramos ese reto porque tener una meta clara te motiva.

"Me queda un año de contrato y me encantaría seguir porque se puede hacer algo bonito en los próximos años también con el filial"

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Su anterior ascenso con el Aragón también se produjo en vísperas de un cambio de propiedad…

Fue en la última temporada de Agapito como accionista mayoritario. Aquella temporada, hasta ocho jugadores del filial llegaron a debutar con el primer equipo. En esta no ha habido tantos, pero la presencia en entrenamientos y convocatorias ha sido incluso mayor. Algunos se fueron consolidando, como Whalley o Rico. Este año ha habido más presencia arriba aunque no hayan debutado tantos. Pero ha habido por parte de la dirección deportiva y de JIM mucha sensibilidad y la relación ha sido muy buena. Se han entendido como parte de la estructura y no han ido a su bola, como se suele decir.

¿Le sigue dando vueltas a aquella amarga salida del club?

No hay que darle más importancia. Como el tiempo ha demostrado, no fue un tema de club sino de una persona en concreto a la que mi forma de hacer y de trabajar no le gustaba. Y tenía todo el derecho del mundo. Otra gente, en cambio, sí cree en mí y me dijeron que les gustaría que trabajara con ellos.

¿Lo pasó muy mal?

Es la situación deportiva que más daño me ha hecho en mi carrera y fue la primera vez que he estado cerca de dejarlo todo. Pensé que no merecía la pena seguir. Nunca he tenido una aspiración especial ni la intención de ser el mejor entrenador de nada, sino solo pretendo ser un poco mejor cada día porque soy entrenador vocacional y tengo claro que debo volcar mi experiencia y conocimientos en los jugadores. Cuando crees en esa forma de entender la profesión y luego te encuentras en circunstancias que te pueden apartar del camino sin tener que ver con el trabajo diario, te hacen dudar de que merezca la pena. Pero decidí seguir y fue un acierto.

¿Si esa persona hubiese seguido en el club, usted habría vuelto?

Si hubiera tenido algún cargo de responsabilidad, por supuesto que no. No entro a valorar las decisiones de cada uno pero siempre con respeto hacia los demás. Una de las mayores satisfacciones a lo largo de mi trayectoria es que en casi todos los equipos he estado bastantes años y en varios de ellos se me ha vuelto a llamar para volver a trabajar para ellos. Eso quiere decir que vas dejando una huella positiva allá donde vas y eso me ha ocurrido también en el Real Zaragoza. Porque, al fin y al cabo, la propiedad sigue siendo la misma y mucha gente continúa trabajando en el club. Por eso, que vuelvan a pensar en ti te llena de satisfacción.

"Entrenar al primer equipo nunca fue un objetivo, pero sí un sueño"

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¿Y ahora qué? ¿Se han dirigido a usted los nuevos dueños?

De momento, nadie ha hablado con nosotros ni tampoco hemos preguntado porque nuestra obligación era el trabajo diario. Yo tengo un año más de contrato y supongo que en mayo seguiremos entrenando hasta que termine el primer equipo por estar cerca de ellos y ayudarles en lo que necesiten.

Si por usted fuera…

Seguiría encantado, claro. Hay una generación muy joven y solo un chico acaba de ser sub-23. De hecho, muchos son recién salidos de juveniles y creo que se puede hacer algo bonito en los próximos años también con el filial.

¿Llegar al primer equipo es un objetivo, un sueño o nada de eso?

Objetivo nunca lo fue. Un sueño sí, como entrenador aragonés que soy. Igual que soñaba con llegar al primer equipo como jugador pero no di para más que para alcanzar las categorías inferiores, como entrenador también es un sueño. Pero mi único objetivo es no defraudar a los que me contratan ni a mis jugadores. Donde se llegue se llegará.

¿Alguna felicitación especial?

Muchas. Pero le diré una que me ha hecho mucha ilusión. Que haya estado tres años en Ferrol y que, además de mucha gente de allí, me haya felicitado el club en su página oficial me hace sentir muy bien.

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