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El pueblo llora al mito

El zaragocismo se despide de Violeta en La Romareda en una jornada repleta de emociones

El zaragocismo despide a José Luis Violeta

El zaragocismo despide a José Luis Violeta Jaime Galindo

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El zaragocismo despide a José Luis Violeta Arturo Pola

El zaragocismo despidió con honores a uno de los suyos, pero no a uno cualquiera. Tocó decir adiós a ese chaval de Torrero que a base de raza, carácter y compromiso comenzó a forjar un sentimiento que ahora impregna a toda una ciudad. José Luis Violeta fue uno de los pioneros que auparon al Real Zaragoza a la élite del fútbol español y demostró durante sus 473 partidos con el equipo aragonés que el fútbol es algo más que deporte. Que las emociones no se compran. Pensamientos que recorrían las cabezas de los seguidores zaragocistas mientras guardaban un silencio sepulcral frente al féretro del futbolista en La Romareda. Era la primera vez que el estadio acogía una capilla ardiente. La ocasión lo merecía y el zaragocismo respondió con creces. Padres e hijos, parejas, grupos de amigos y personas en solitario. Todo el mundo quería dar el último adiós a una figura sin la que no se entendería el devenir de la historia del equipo aragonés.

"No puedo ni caminar pero tenía que venir a despedirme de él"

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Una vez dado por parte de cada uno su particular homenaje al León de Torrero, fue cuando se empezaron a escuchar las primeras palabras. Y eran batallas, por supuesto. Batallas futbolísticas en las que Violeta solía resultar el ganador. «Era todo pundonor, un jugador emocionante, de los que te marcan», afirmó Joaquín, de 79 años, uno de los cientos de almas zaragocistas que no quisieron perder la oportunidad de despedirse de la leyenda. «Tuve la oportunidad de jugar en juveniles contra él y ese recuerdo lo tengo guardado para siempre», añadía el aficionado al que su mujer acompañó al velatorio. «Venimos desde Barbastro, pero sé lo importante que esto es para él», aseguró la esposa. Y es que la huella que deja Violeta en el corazón de muchos seguidores es imborrable. Francisco, a pocos meses de cumplir 85 años, no puede caminar y sale de casa en contadas ocasiones, pero ayer fue una de ellas. «No me gusta molestarla (en referencia a su hija que le acompaña), pero le he pedido el favor de que me trajera. Tenía que despedir a Violeta», relató emocionado el zaragocista.

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Capilla ardiente de José Luis Violeta Jaime Galindo

Aunque, por una cuestión lógica, la mayoría de los que quisieron dar el último adiós a José Luis Violeta eran personas de avanzada edad, la figura del ya eterno futbolista ha conseguido trascender generaciones. Alberto, de 19 años, fue uno de los más jóvenes que se dio cita en La Romareda. «Me he escapado entre clase y clase de la universidad. Esto lo hago en homenaje a mi abuelo, que tampoco está ya entre nosotros. Por él soy zaragocista y creo que mi abuelo se aficionó al fútbol por Violeta», aseguraba orgulloso.

Emociones a flor de piel que impidieron a más de uno y a más de dos contener las lágrimas. «A pesar de ser uno de los más grandes nunca dejó de ser él mismo», afirmó a la salida de la capilla ardiente otro aficionado, Ricardo. «Soy de Torrero como él y alguna vez hemos coincidido por ahí. Es un gran honor que el nombre del barrio esté asociado con una persona así», añadió.

Muchos de los presentes se vistieron para la ocasión con la camiseta del león en el pecho que tantas veces defendió José Luis Violeta, dejando imágenes simbólicas para el recuerdo. La capilla ardiente se convirtió en un goteo constante de gente. Allegados, autoridades y excompañeros se entremezclaban con los aficionados. «Era una persona que se hacía querer. Se va un gran amigo y un gran futbolista», subrayó el mítico Canario. Otro de los que se acercó por allí fue Juan Señor. «Aunque no coincidimos en el campo, sí que lo hemos hecho mucho en actos sociales», dijo el exfutbolista, que resaltó el legado de Violeta: «Una parte tan importante en la historia del Zaragoza debe tener un reconocimiento perpetuo, que no se quede en un día».

Muchos de los asistentes pidieron que el nuevo estadio de la ciudad lleve el nombre de Violeta

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De hecho, más de una voz se alzó con un deseo, una petición que puede escucharse mucho durante los próximos meses en el seno del zaragocismo. «Si vamos a hacer un nuevo campo, se debería llamar estadio José Luis Violeta», aseguró Juan Carlos. A sus 47 años, este aficionado reconoció no haber visto jugar nunca al León de Torrero, pero eso no fue óbice para que acudiera a su despedida. «Nunca he visto tanta unanimidad en la valoración de una persona. Además es que era muy emocionante ver cómo hablaba del Zaragoza. Era uno de los nuestros», señaló con firmeza el seguidor.

Fue un día que quedará marcado en la mente y en el corazón de muchos aficionados. Un adiós a la altura del personaje. El ser humano se ha ido, pero ha nacido el mito. El zaragocismo se despidió de José Luis Violeta dando gracias. Gracias por haber escrito páginas brillantes de su historia y por defenderlo con tanto orgullo y sentimiento. Hazañas y relatos que permiten entender quiénes somos y de dónde venimos.

Azcón propondrá otorgar a Violeta la Medalla de Oro de Zaragoza

«Estamos muy apenados. Hoy es un día triste para toda la ciudad, no solo para el zaragocismo. No hay mucha gente como Violeta que nos represente así. Los títulos de la ciudad hablan de lealtad, heroicidad y nobleza, y esos son los atributos que José Luis poseía», afirmó Jorge Azcón. El alcalde de Zaragoza subrayó la importancia del jugador en la historia del club aragonés. «El Real Zaragoza es lo que es por jugadores como él. Forma parte de los cimientos, de la esencia y de lo que hoy sentimos», añadió Azcón, que confirmó que va a proponer otorgar a José Luis Violeta la Medalla de Oro de Zaragoza a título póstumo, la máxima distinción de la ciudad. «Sería de justicia, representa como pocos los valores que defendemos», aseguró.

El que también tuvo palabras de afecto y cariño en la despedida del histórico jugador fue Javier Lambán. «Para mí, junto a Carlos Lapetra, es el mejor jugador que ha dado Aragón. Tuve el privilegio de verlo jugar muchas veces. Era ejemplar, fantástico», manifestó el presidente de la comunidad. «Fue un hombre que enlazó dos de las más grandes formaciones que ha conocido el Real Zaragoza, los ‘Magníficos’ y los ‘Zaraguayos’, señaló Lambán, que destacó el sentimiento de Violeta con el club de su vida. «Su caso, a diferencia de lo que se ve en el fútbol actual, es un ejemplo. Demostró un compromiso inalterable con el Zaragoza, su ciudad y Aragón en un momento de dificultades. Esa manera de entender la vida debería divulgarse», apuntó.

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