El Periódico de Aragón

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La opinión de Sergio Pérez

La última voluntad de Violeta y el mandato para Jorge Mas

José Luis Violeta posa para una entrevista en este diario. ARCHIVO EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Junto al resto de los principales responsables institucionales y deportivos del Real Zaragoza, Raúl Sanllehí acudió el viernes a la capilla ardiente de José Luis Violeta a rendirle sus respetos. De 55 años, al próximo ejecutivo con mando en plaza del club, la edad y la experiencia le otorgan ya una mirada panorámica sobre el pasado. Estamos, además, ante un hombre de fútbol con muchos años de trabajo a sus espaldas en España y en Europa. Nadie le tiene que explicar quién era el León de Torrero, al que estos días la Sociedad Anónima y el zaragocismo han honrado con grandeza, de la manera que su figura y su relevancia merecían.

Jorge Mas, cabeza rectora del nuevo grupo de inversión que tendrá la mayoría accionarial del Real Zaragoza en cuanto se formalice la venta, es un hombre que ha vivido alejado de la realidad aragonesa, de la que poco a poco irá empapándose y uniendo a su rutina. Estos días, el empresario habrá podido conocer más a fondo el alcance histórico de Violeta, sus logros, su trascendencia, su peso en los 90 años de vida del club y el cariño que sembró en la ciudad que lo vio nacer y lo mitificó como lo que fue: un grande del zaragocismo. De madrugada en España, el próximo presidente tuiteó en su cuenta particular un educado, considerado y acertado mensaje de pésame, que la masa social le agradecerá. Estos días le habrán servido también a Mas para dimensionar la importancia y la magnitud del lugar al que viene y el fervor con el que esta tierra venera y respeta a sus dioses del balón.

Con toda certeza, esta desdicha dejará una marca importante para el futuro en el software personal tanto de Sanllehí, profesional cultivado y con amplia formación profesional, como de Mas, de quien su trayectoria en los negocios habla por sí misma. Les ayudará a entender la idiosincrasia de la plaza, cómo son sus gentes y cómo corresponderles. Antes de partir al encuentro de Carlos Lapetra, el otro gran futbolista aragonés de la historia, Violeta expuso en voz alta una de sus últimas voluntades: “Quiero ver de nuevo al Zaragoza en Primera antes de morir”. La familia, la Virgen del Pilar y el Real Zaragoza fueron tres de sus principales pasiones en vida. El León de Torrero, jugador de un solo club, se marchó sin ver cumplido su deseo. Los que se quedan al frente de la Sociedad Anónima, rigiendo el destino del equipo de sus amores, tienen un mandato que cumplir desde el próximo verano: hacer realidad el último deseo de José Luis.

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