Se acabó. Baja el telón de una temporada insulsa y anodina elevada por momentos a la condición de bodrio y en la que el Real Zaragoza nunca estuvo cerca de casi nada. Desde luego, siempre anduvo muy lejos de esa famosa pomada, el término con el que, sin duda, pasará a conocerse una campaña sosa como un pan sin sal.

Los 270.000 euros añadidos en caso de alcanzar la décima plaza, uno de los escasos alicientes de la cita

Y gracias. Porque el drama asomó durante buena parte de un ejercicio marcado por la acumulación de empates (20 hasta ahora), señal inequívoca de mediocridad cuando no vienen acompañados de numerosas victorias. Y el Zaragoza ha ganado poco, apenas once partidos, como consecuencia de una desesperante falta de gol, un mal ya enquistado.

La novena temporada consecutiva en Segunda se abrocha en un marco de Primera, Anoeta, pero ante un rival de Primera RFEF. La Real Sociedad B, que consumó su descenso la pasada jornada en El Alcoraz, se despide de una categoría a la que el Zaragoza permanece aferrado en una de las peores fases de su historia. Una despedida ante un filial, sin nada en juego más allá de los 270.000 euros que supondría la conquista de la décima plaza, y con la obligación, eso sí, de honrar un escudo y a una multitud de fieles abrasados.

Estamos, sin duda, ante un Zaragoza menor que, sin embargo, afronta una nueva etapa. El cambio de propiedad y la llegada de un nuevo grupo inversor capitaneado por el empresario norteamericano Jorge Mas han devuelto la ilusión y la esperanza a un zaragocismo tan escaldado como ávido de sueños. Habló Mas de cantera, de ascenso e incluso de Champions. Y al pueblo le hicieron los ojos chiribitas. el corazón se le salió del pecho y se entregó en cuerpo y alma a ese futuro mejor con el que lleva soñando desde hace demasiado tiempo.

Lo mejor está por llegar

Eso, el porvenir, preside un encuentro en el que lo mejor llegará al final, cuando el árbitro dé por concluida la temporada 2021-22 y, con ella, una nueva dosis de sofocones para un zaragocismo que aguarda impaciente la previsible sucesión de anuncios, noticias y comunicados que se avecinan. 

Comienza la reestructuración del Zaragoza. A partir de las 23.00 horas, uno de los clubs con más historia y pedigrí del país comenzará su reconstrucción con el único objetivo de dejar atrás el pasado y emprender un nuevo camino de retorno hacia la grandeza extraviada. 

Un regreso al futuro en el que no estarán muchos de los que este viernes saltarán al césped de Anoeta, entre ellos, los cedidos Álvaro, Borja y Nano Mesa, y en el que los canteranos serán clave. Porque el futuro se conjuga sobre Francés, Francho y Azón, todos previsiblemente titulares en un encuentro en el que no estarán Cristian, tocado, y Jair, con permiso de JIM, que también vivirá su último partido en el banquillo zaragocista con la sensación de haberse dejado muchas cosas por el camino. 

Así que el cierre de la temporada abre la puerta a una nueva era en la que la vida debe ser mejor. Atrás queda más de una década de angustia, agonía y bochornos. Un infierno en el que permanece anclado un Real Zaragoza en el que, por fin, algo ha cambiado. La llegada de Mas y compañía han devuelto las ganas de soñar con el fin de una pesadilla en la que un león siempre acaba devorado por las llamas. Este viernes hay fútbol, sí, pero, realmente, lo mejor es que el partido acabe cuanto antes. Y empiece al fin lo bueno.