El Periódico de Aragón

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La actualidad del Real Zaragoza

"Para Cristian, el Real Zaragoza es su vida y donde se retiraría"

Juan Cruz, portero del Robres y hermano del zaragocista, asegura que «es un maño más»

Juan y Cristian, en una imagen familiar de los dos hermanos. SERVICIO ESPECIAL

Catorce años separan a Juan Cruz Álvarez de su hermano Cristian, emblema del Real Zaragoza y uno de los porteros más relevantes de la historia moderna del club. Juan, portero como su hermano, comparte con él mucho más que el oficio de guardián. Es su cómplice, su confidente, su aliado. Vivieron juntos los dos años previos a que Juan, de 22 años, se embarcara en una nueva aventura: la vida en pareja junto a su novia. Pero su relación no se ha resentido un ápice. De hecho, es habitual que el zaragocista acuda a presenciar los partidos de su hermano, como ha sucedido en un par de ocasiones a lo largo de una temporada en la que Juan ha participado en la gesta del Robres, que ha logrado, por primera vez en su historia, disputar el playoff de ascenso a Segunda RFEF. «Los dos sufrimos mucho cuando vemos jugar al otro», admite recién llegado de Argentina, donde ha pasado unos días de vacaciones con la familia «desconectando de todo». 

«El Zaragoza es más importante para Cristian de lo que él lo es para el Zaragoza»

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Para Juan, Cristian, que en noviembre cumplió 36 años, es mucho más que un hermano. «Es un espejo en el que mirarme, no solo en el plano futbolístico sino sobre todo en el personal». De él admira su personalidad y una forma de ser edificada sobre la humildad. «Cristian es una persona muy sencilla y solidaria. No le gustan mucho los medios sino que es más de pasar desapercibido. Transmite lo que es como futbolista, un tipo normal».

La economía del club le impidió fichar por el filial el pasado verano

Juan Cruz tenía pie y medio en el Real Zaragoza la pasada temporada. Tras una gran pretemporada, todo estaba preparado para que integrara la nómina de guardametas del filial, pero aquel sueño se truncó en mil pedazos. «En Argentina reclamaron derechos de formación por mí y el Real Zaragoza no estaba en una situación económica que le permitiera asumir ese dinero», lamenta Juan, que admite que aquello fue un golpe «durísimo para mí» porque «estaba ya a punto de firmar y había completado una pretemporada excelente. Estaba hecho, pero pedían bastante dinero y no se pudo dar, lo que fue un disgusto grande».

Ahora, por primera vez, el meta argentino se sitúa ante un futuro envuelto en incertidumbre. «No sé en qué equipo voy a estar. Mi idea es poder jugar en algún filial, pero ahora mismo no hay nada», expone el argentino, que aún saborea la gran campaña con el Robres, con el que disputó la segunda parte del ejercicio tras su llegada en enero. “Ha sido una temporada hermosa en la que hemos conseguido hacer historia. Para un pueblo como Robres, lo que hemos logrado es tremendo». Antes de recalar en el equipo monegrino, Juan Cruz jugó en el Calamocha y en el Tarazona. Ahora, el meta argentino busca un nuevo destino para seguir soñando.


De hecho, para su hermano, esa «sencillez» es la mejor virtud del meta del equipo aragonés. «Y él disfruta de ello. En lugar de irse a unas islas en unas vacaciones de lujo con todo incluido, prefiere descansar en la montaña y dormir en una tienda de campaña. Normalidad, sencillez y humildad. Así es él».

"En lugar de irse a unas islas en unas vacaciones de lujo con todo incluido, Cristian prefiere descansar en la montaña y dormir en una tienda de campaña"

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Entre ellos, el fútbol no es un tema de conversación recurrente. Ni mucho menos. De hecho, las charlas giran hacia otros derroteros en los que el balón no es protagonista. Entre hermanos, la competición deja paso a aficiones comunes, familia y, sobre todo, el hijo de Cristian, su auténtica razón de ser. Pero el Real Zaragoza es otra historia. Porque, en realidad, va más allá del fútbol y del deporte. Para Cristian, el escudo del león hace tiempo que es algo más que trabajo. «El Zaragoza es su vida, el mejor club en que ha estado. Se siente parte de él, un maño más», sintetiza Juan. «Casi nunca hablamos de fútbol y nunca le he preguntado sobre ello, pero estoy seguro de que Cristian se retiraría tranquilamente en el Zaragoza».

Cristian recibe el beso de Juan tras un partido con el Zaragoza. INSTAGRAM JUAN CRUZ

Pero para eso queda mucho tiempo. Porque el meta, que ha cumplido su quinta temporada consecutiva en La Romareda, tiene «cuerda para rato». No puede ser de otro modo habida cuenta del gran momento que atraviesa el argentino, adorado e idolatrado por el zaragocismo. «Está muy bien físicamente. Va para 37 años, pero está en el mejor momento de su vida deportiva», del mismo modo que en el plano personal, si bien «Cristian siempre fue feliz». Incluso en aquella etapa en la que decidió guardar el balón y dar un paso atrás. Durante quince meses, el argentino permaneció alejado del fútbol y retirado en la montaña antes de que, en 2017, el Real Zaragoza llamara a su puerta para devolverlo al estadio y reanudar el camino. Desde entonces, Cristian Álvarez no ha parado de crecer. «Cristian no sabía entonces qué le esperaba. Afrontaba un nuevo reto y quería dar el máximo para que durara el mayor tiempo posible», dice su hermano, testigo de excepción de la ingente dosis de cariño que el zaragocismo tributa a Cristian tanto dentro como fuera del campo. «Por la calle le piden muchas fotos y le transmiten muchos ánimos para que siga así. Y eso le pone muy contento, claro. Sabe que el trabajo está dando sus frutos».

Más que un club

Por todo ello, el Zaragoza es algo más que ese club en el que Cristian ha echado raíces. Mucho más. «Sin duda, el Zaragoza es más importante para Cristian de lo que Cristian lo es para el Zaragoza. Le abrió las puertas después de mucho tiempo parado para estar tranquilo y pensar. Aquello le vino muy bien, como puede comprobarse ahora al ver cómo ha vuelto y su increíble estado de forma temporada tras temporada. ¿Por qué decidió apartarse? Solo él lo sabe», resalta Juan, que no encuentra dobleces ni temores en su hermano. «Cristian es como se ve en una entrevista en la tele o en el periódico. No hay nada oculto, se muestra tal y como es. Él es así».

"Va para 37 años, pero está en el mejor momento de su vida"

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Pero aún quedan sueños por cumplir. Sobre todo, uno: el ansiado ascenso a Primera División con su Real Zaragoza. «Quiere ascender, obviamente, y ha estado cerca de conseguirlo. Me da la sensación de que no va a parar hasta lograrlo. Ojalá se dé. Desde luego, fuerza no le va a faltar», subraya el cancerbero, que tiene claro que ese retorno a la élite es «el gran sueño de mi hermano». El suyo también está claro: alcanzar el fútbol profesional. «Es un camino duro, pero tengo tiempo. Hay que intentarlo». 

"El ascenso con el Zaragoza es su sueño y me da que no va a parar hasta lograrlo"

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Con su hermano comparte la sagacidad en los lanzamientos de penalti. «Alguno que otro paré», asegura. El manual de estilo, en ambos casos, es similar. «Los dos vemos vídeos de lanzadores pero juega mucho la intuición y que sea lo que Dios quiera», afirma, aunque reconoce que, en el caso de su hermano, hay algo más. «Puede que haya algún secreto, pero no tengo intención alguna de revelarlo», advierte.

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