El Periódico de Aragón

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La opinión de Sergio Pérez

Carcedo, un viaje para hacer historia o para pasar sin más a la historia

Juan Carlos Carcedo, delante del banquillo de La Romareda en su presentación. JAIME GALINDO

El primero que lo intentó y ni lo consiguió ni le dejaron conseguirlo fue Paco Herrera. A Víctor Muñoz, el primer entrenador de la Fundación 2032, heredado del régimen previo, le sucedió algo parecido. Ranko Popovic acarició el sueño en Las Palmas. Hasta ahora, ningún técnico ha estado tan cerca de alcanzar la Primera División, a solo unos minutos, en esta larga etapa en Segunda.

Lluís Carreras quedó sepultado para siempre en Palamós en aquella afrenta contra la Llagostera. Luis Milla duró once jornadas, Raúl Agné no corrigió el rumbo y César Láinez solo pudo trabajar para salvar los muebles, y lo logró. Natxo González visualizó la meta, pero su proyecto terminó en un socavón inesperado. Ni a Imanol Idiakez ni a Lucas Alcaraz les dio. Víctor Fernández volvió a colocar al equipo en disposición de, pero nuevamente las enormes expectativas terminaron en un terrible desengaño. Rubén Baraja e Iván Martínez lo hicieron mal y Juan Ignacio Martínez, tras aquella bendita salvación, se quedó muy lejos del playoff en su proyecto completo desde el inicio.

Con el descargo consiguiente para algunos de ellos, cuyas misiones fueron otras de mucho menor rango, ninguno de los catorce entrenadores, trece con la Fundación al cargo de la Sociedad Anónima, ha conseguido llevar al Real Zaragoza hasta la Primera División en nueve años. Técnicos de todos los tipos: ilustres zaragocistas, reputadísimos y con las vitrinas llenas de gloria, viejos zorros de la profesión, entrenadores de las nuevas hornadas, apuestas exóticas.

El club ha disparado en todas las direcciones en busca de la fórmula ganadora, siempre sin éxito. Ahora lo hace con Juan Carlos Carcedo, un técnico novel como primer espada pero de larga trayectoria al lado de uno de los mejores, Unai Emery. Un preparador de este tiempo, con interesantes registros tácticos, y todo por hacer en su carrera.

En su aventura estará acompañado de una nueva propiedad, con Jorge Mas en la presidencia y Raúl Sanllehí en la dirección general, con un club que se parece mucho al anterior porque así se diseñó este cambio tan sui generis. Tampoco variará apenas el límite salarial, que continuará siendo bajo. Es decir, la inversión en la plantilla será ajustada. Como ha sido desde el primer día y será hasta el último, en cualquiera que sea el escenario económico y estructural, la meta del Real Zaragoza en Segunda División siempre será la misma: el ascenso. Lo nombre o no lo nombre, ese será también el objetivo para Carcedo, cuyo proyecto echará a andar en poco más de una semana. Para hacer historia en letras mayúsculas o para pasar sin más a la historia, como el resto de sus catorce predecesores.

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