La 13ª jornada de Segunda

El Tenerife pierde el norte

El equipo isleño, con la misma estructura deportiva, con Ramis y casi todos los jugadores importantes, ha pasado de rozar el ascenso a dibujar un caminar gris por los bajos fondos

Ramis saluda a Luis Carrión antes del Tenerife-Cartagena.

Ramis saluda a Luis Carrión antes del Tenerife-Cartagena. / Andrés Gutiérrez / El Día de Tenerife

S. Valero

Desde el año 2013 lleva el Tenerife amarrado a Segunda, el mismo tiempo en esta etapa que el Real Zaragoza, aunque los isleños llegaron tras subir de la categoría de bronce y los zaragocistas bajando a unos infiernos que todavía les queman. Y solo hace unos meses el club isleño rozó la gloria, la tuvo en sus manos. Armó Ramis un equipo fiable, defensivamente fuerte y que aprovechaba lo poco que generaba. Más que suficiente para andar por la zona alta de Segunda y acabar quinto la Liga. Tras eliminar al eterno rival, a Las Palmas, en los 'playoffs', el Girona le cerró el último paso y la vida ha cambiado mucho para el equipo chicharrero, aunque no lo parezca tanto si se mira a sus mimbres.

Mantuvo el Tenerife, ahora de cambio accionarial con la llegada de José Miguel Garrido a los mayoritarios y el paso atrás de Miguel Concepción para que Paulino Rivero tome la presidencia de forma representativa, los nombres del proyecto deportivo, en las oficinas (Juan Carlos Cordero) y en el banquillo con Ramis. Y fue capaz de conservar futbolistas importantes que habían llamado la atención, como Corredera, clave en el medio, el extremo inglés Shashoua o el meta Soriano. De hecho, el esqueleto del bloque se mantiene, pero este Tenerife no funciona igual, sobre todo a domicilio, con solo dos puntos en seis salidas, cuando el año pasado era un visitante temible, con 37 de 63 logrados lejos del Heliodoro.

El gran cambio estadístico está ahí, pero hay otros motivos más profundos de que a este Tenerife, con algo más de 10 millones de límite salarial (casi igual que el Zaragoza), le esté costando arrancar. El muro defensivo ya no es tan firme y los goles le caen con más facilidad, sin que haya mejorado mucho sus prestaciones en ataque. Le cuesta, pues, más ganar y sobre todo está sufriendo en demasía con las lesiones y las bajas.

Lesiones decisivas

Álex Corredera, operado en un pie, lleva mes y medio sin jugar, y Samuel Shashoua, con problemas de pubis, y Elady, con una larga lesión muscular recaída incluida, lo han hecho muy poco, perdiendo Ramis a su faro en la medular y a dos de sus jugadores con más peligro en ataque, en los extremos.

Si a eso se añade el bajón nivel de León en defensa y la añoranza de jugadores que le daban a Ramis mucho como Mollejo, aunque ahora no parezca el mismo en el Zaragoza, o el exzaragocista Álex Muñoz se dibuja el panorama de un Tenerife en el que los fichajes, salvo Iván Romero, cedido por el Sevilla y que está demostrando su nivel arriba, están pasando demasiado de puntillas. Lo han hecho Mo Dauda, Appiah, Nacho, pese a ser fijo en el lateral zurdo, o Waldo Rubio, además de Borja Garcés, el ariete del Atlético por el que suspiró el Zaragoza en el verano de 2021 y que pudo entrar en las sinergias de la nueva propiedad hace unos meses, pero se fue al Tenerife sin lograr remontar el vuelo que cayó en el Leganés.

Ramis. «Tenemos altibajos y lo importante es no tenerlos prolongados. Debemos buscar esa continuidad y los puntos. Esto va de no caerse y queremos escalar posiciones»

Así, han pasado de tocar el ascenso con los dedos a moverse por ahora por los bajos fondos de la tabla. «Tenemos altibajos y lo importante es no tenerlos prolongados. Debemos buscar esa continuidad y los puntos. Esto va de no caerse y queremos escalar posiciones», decía ayer Ramis, reconociendo la dicotomía que vive su equipo, tan flojo fuera de casa y algo más firme en su hogar, donde no ha perdido y lleva 12 puntos de 18, con tres victorias y tres empates.

El Tenerife, con el tirón del casi ascenso, subió el número de abonados a casi 13.000, un 20% más que hace un año. Hay ilusión en la isla de que este sea el curso, aunque los primeros renglones se hayan escrito torcidos, y a Ramis no se le discute todavía, con el crédito logrado, pero el técnico necesita que su equipo recupere el vuelo y el norte.

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