La contracrónica del Real Zaragoza-Andorra (0-2): La Romareda lo tiene claro

El nivel de cansancio, hartazgo, desesperación y agonía que sufre el zaragocismo alcanza ya cotas difícilmente superables. Diez años de infamia en Segunda División en la peor etapa de la historia del club han colmado la paciencia de una afición más comprensiva que nunca en noventa años de historia y la sensación de estar viviendo otra temporada intrascendente en la que habrá que sufrir por no estar abajo han hecho que La Romareda pida cabezas con claridad casi cada partido. La afición lo tiene claro y señala con nitidez al entrenador, Juan Carlos Carcedo, y al director deportivo, Miguel Torrecilla.

Ya lo había hecho otras veces pero este domingo ha sido más claro, prolongado y rotundo que nunca tras el 0-2 del Andorra. En el minuto 60 el técnico se escuchó lo que ya se está convirtiendo en un clásico, "Carcedo, vete ya" y, a continuación, fue el turno del director deportivo con un sonoro "Torrecilla, dimisión". Cánticos que se repitieron, en orden inverso, en el minuto 77. El final del partido, con el 0-2 del Andorra de nuevo en el añadido, volvió a ser el momento propicio para las protestas dirigidas a ambos.

Un cuento macabro. La crónica del Real Zaragoza-Andorra (0-2)

En el palco, mientras Emilio Cruz y Cristina Llop se marchaban al término del partido, tanto el director general, Raúl Sanllehí, como el director deportivo, Miguel Torrecilla, aguantaron en pie el chaparrón procedente de la grada. Sanllehí es el responsable de confiar el proyecto deportivo a Torrecilla, al que renovó un año nada más llegar al club, y a Carcedo, a quien conocía de su etapa en el Arsenal como segundo de Unai Emery.

Tanto los resultados como el juego del equipo son desesperantes. Los fichajes de Torrecilla no funcionan, especialmente los delanteros, y los planteamientos de Carcedo, cambiantes a merced del viento, ni sirven para ganar ni hacen del Zaragoza un equipo reconocible ni gustan a la grada, que ya le ha afeado más de una vez los cambios tardíos e incomprensibles que suele realizar. El técnico ya ha estado en el alambre en un par de ocasiones y ha sobrevivido. Esta semana volvía a ser decisiva para su futuro y comenzó bien con el triunfo en Tenerife el pasado viernes, pero ya se ha torcido seriamente antes de visitar al Alavés el viernes.

Después de ganar en Tenerife con tres centrales y pese a su gusto por rotar jugadores, Carcedo repitió alineación y sistema frente al Andorra, a pesar de que el conjunto de Sarabia solo juega con un delantero. El equipo volvió a adolecer de falta de gol, fallando todas las ocasiones de que dispuso en las botas de Giuliano, Mollejo y Vada. Esta vez sí acabó utilizando dos delanteros en la segunda parte, cuando dio entrada a Gueye por Vada y mantuvo a Simeone, pero no varió su forma de jugar. Con un nueve como Gueye de referencia, el equipo solo le puso un centro una vez en 23 minutos de juego. Y a punto estuvo de hacer que su remate fuera gol.

Carcedo busca la solidez defensiva pero tampoco la encuentra, el equipo sigue cometiendo demasiados errores atrás, concediendo mucho más de lo que luego encuentra arriba, viviendo en una irregularidad permanente que le impide avanzar en la clasificación. El zaragocismo esperaba un nuevo renacer con el cambio de propiedad de este verano pero se ha encontrado con más de lo mismo, con una temporada acabada casi antes de empezar. La sentencia de La Romareda está clara desde hace días y la derrota frente al Andorra señala de nuevo a Carcedo y Torrecilla.

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