La 23ª jornada de Segunda

Una lección clarificadora

La transformación del Zaragoza tras el descanso con la entrada de Vada y sobre todo de Azón es un claro mensaje para Escribá de un equipo al que no le sobra nada y que no puede permitirse ni un lujo

Mollejo celebra el tercer gol seguido por Azón y Vada, los dos cambios al descanso.

Mollejo celebra el tercer gol seguido por Azón y Vada, los dos cambios al descanso. / LALIGA

S. Valero

El Real Zaragoza inició la temporada con múltiples carencias y no le sobra nada. Al contrario, le faltan demasiadas cosas, mucho más si en La Cerámica no estaban jugadores como Giuliano Simeone y Bermejo, que suponen un cierto factor diferencial en un equipo tan justito y tan necesitado de refuerzos. Escribá no quiso arriesgar con Vada y Azón, que venían de lesiones recientes, sobre todo el delantero, que volvió ante el Mirandés con solo 18 minutos, pero no le quedó otra que cambiar de idea de forma rápida para que Gueye y Eugeni se sentaran en el banco al descanso y afilar después algo más la banda con Puche por Larra casi en el ecuador de la segunda mitad.

A estas alturas, prescindir de Azón en este Zaragoza es un lujo asiático, pero mucho más si el encargado de ser la referencia es Pape Makhtar Gueye, un ariete al que el Zaragoza buscó supuestamente todo el verano y de más inexplicable apuesta del grupo inversor cada día que pasa y salta al césped. En su cesión con opción de compra en teoría solo obligatoria en caso de ascenso desde el Oostende hay puntos que no se conocen para que no se revierta ahora, o al menos eso se asegura, pero el fallo en lo buscado es clamoroso. 

La primera parte en La Cerámica, repleta de faltas, de balones no ganados y de jugadas sin aparecer, deja más en evidencia al senegalés, titular tras llegar casi dos semanas tarde de sus vacaciones de Navidad por un problema burocrático. Que el Zaragoza y Cordero estén buscando un punta en este enero, entre otras cosas, habla bien claro del nivel de este futbolista.

La comparación entre lo aportado por Azón en la segunda parte y lo hecho por Gueye en la primera solo puede provocar sonrojo

Escribá, como era de esperar, justificó la suplencia de Azón en ir con cuidado tras tres meses de baja. Lo cierto es que todo lo que dio el delantero zaragozano fue mucho más que Gueye, ya que fue el autor del primer gol en la remontada y un incordio absoluto para la zaga, generando faltas y dudas por doquier, además de alguna tarjeta como la de Dela. Las comparaciones entre ambos son odiosas, demasiado y en este caso solo provocan sonrojo.

Escribá optó por la prudencia y no le quedó otra que recurrir a la apuesta lógica después en una plantilla tan justa y que sigue necesitando refuerzos en este enero

También se ha empecinado Escribá en la presencia de Eugeni en la banda izquierda cuando el tarraconense se encuentra más que incómodo en esa plaza. Solo ante el Mirandés y cuando el jugador se movió más hacia zonas interiores participó de verdad. Vada, que llegaba de dos ausencias por unas molestias en el aductor, lo que también decidió en la balanza de Escribá para no apostar por él, fue llamado a filas en el descanso y su presencia dio más fútbol en la banda, aunque no sea un extremo

Esa carencia, la de un extremo en la banda izquierda, es tan palmaria que habría obligado a cualquier club a apostar en enero como primer e indudable refuerzo. Sin embargo, el Zaragoza cerró el fichaje de un centrocampista, Alarcón, que probablemente mejora en la medular, aunque la plantilla tenga como mínimo esa carencia mucho más evidente y necesaria de cubrir antes.

Un descanso con frases altas

También Puche puso más inquietud en el carril cuando ocupó el puesto de Larra, ya que el canterano dio el centro del segundo gol, pero el Zaragoza en general estuvo más afilado y con más y mejor trabajo en la presión, con una intensidad mayor, lo que sin duda estuvo explicado por lo sucedido en el descenso en el vestuario, donde seguro que hubo palabras más altas que otras, y así lo dejaron entrever los jugadores zaragocistas, Mollejo y Puche, que hablaron tras el partido. Y el Zaragoza reaccionó, con el apoyo de su gente, con los casi 1.000 zaragocistas, dio la vuelta a un marcador ante un filial que siempre tienen esa irregularidad en su ADN y salvó una situación complicada después de que el descanso en Villarreal trajera una lección muy clarificadora.

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