La opinión de Sergio Pérez

El mea culpa de Sanllehí, el presente y el futuro del Real Zaragoza

Raúl Sanllehí se explica durante la presentación de Bebé

Raúl Sanllehí se explica durante la presentación de Bebé / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

En el fútbol, las valoraciones definitivas se realizan al final del campeonato y al actual le quedan todavía 17 jornadas por delante. Hasta el momento, con la posibilidad que aún existe de enmienda o de deterioro mayor, al Real Zaragoza no le han salido las cosas como sus rectores esperaban. En estos cinco meses y medio de competición, por ahora su techo ha sido el puesto duodécimo y en la fecha corriente ocupa el decimoséptimo, solo cuatro por encima de la amenaza de la zona de descenso y a once, lejísimos, del playoff, el objetivo inicial proclamado públicamente por la propiedad.

El primero de este mes, justo después de que se cerrara la ventana de enero, Raúl Sanllehí compareció junto a Juan Carlos Cordero, su nueva mano derecha, para dar explicaciones del mercado y de la compleja coyuntura. El director general volvió a someterse a cualquier cuestión que le fuera formulada y, entre otras cosas, entonó el mea culpa por la situación. “Es evidente que no estamos donde queríamos estar. Seguramente se han hecho muchas cosas mal. Errores cometemos todos, no seré yo quien se esconda de los míos”, dijo sin profundizar más allá.

Ciertamente ha sido así. En poco más de media Liga, el Real Zaragoza ha cambiado de entrenador, de director deportivo y tiene a su fichaje estrella convertido en un objeto de mofa por una parte de La Romareda. El equipo no ha terminado de arrancar en ningún momento y a cada paso hacia adelante ha dado otro hacia atrás. Cordero asumió también en público que le hubiera gustado cambiar más cosas de las que ha podido cambiar en enero, señal inequívoca de cómo está el patio.

La venta del Real Zaragoza a un conglomerado de empresarios con decenas de ramificaciones en diferentes sectores y su enorme potencia económica, demostrada con el desembolso económico realizado en la SAD en conceptos varios a lo largo de este tiempo, invitaba a pensar que este año todo iba a ser de otra manera en el terreno deportivo. El límite salarial, 10,1 millones de euros, el séptimo, también empujaba a soñar en esa dirección.

No ha sido así. El club ha repetido viejos errores y ha caído en el mismo foso. Le honra a Sanllehí asumir públicamente los fallos. Para un alto ejecutivo no es fácil hacerlo ni en un caso como el que nos ocupa, con evidencias tan palmarias. A nadie más que a él le hubiera gustado tener más tino y, con seguridad, pondrá todo su empeño en adelante para mejorarlo. Al fin y al cabo, para ello fue contratado, como hombre fuerte en plaza, y lógicamente de ello debe rendir cuentas ante sus superiores.

El del director general es, sin embargo, un buen punto de partida personal y profesional para entender las causas y poner los remedios. El fútbol es un mundo muy complejo en el que lo mal hecho siempre sale mal pero en el que, en ocasiones, hasta ciertas buenas decisiones tampoco dan resultado. El proyecto de la nueva propiedad va camino de patinar este primer año y el objetivo se ha reducido ahora mismo a evitar problemas mayores.

El pasado servirá para aprender y el futuro para tomar otro impulso. Si el proyecto del estadio sale adelante de manera definitiva, que otra cosa sería que se fuera inesperadamente al traste, el proyecto deportivo de este Real Zaragoza será sólido, robusto y duradero. Habrá dinero para invertir en la plantilla y perspectivas de rentabilidad y buenos retornos. La deuda continuará bajando y el límite salarial se incrementará. Si el acierto en los fichajes mejora, y Cordero será una pieza clave para que la ecuación funcione, la posibilidad de subir a Primera volverá a aparecer. Salvo situación muy extraña, que toda puerta debe quedar siempre abierta en el mundo del deporte-negocio, las características de este proyecto, su potencia, sus apoyos y su fuerza deberían llevarle en no mucho tiempo a otros destinos muy distintos y mejores al actual. 

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