Zaragoza nunca se rinde no es una frase hecha. No al menos con este Real Zaragoza que ha obtenido la mitad de sus victorias, esta temporada cuatro de ocho, gracias a goles logrados más allá del minuto noventa. Doce puntos al borde del infarto, ocho más de los que el equipo hubiera sumado sin esos tantos agónicos y que ahora tendrían al Real Zaragoza en una situación mucho más delicada.
El último fue el de Andorra, el baile de Bebé tras el esfuerzo generoso de Giuliano, en el minuto 93 de un partido que el conjunto de Escribá mereció ganar antes pero que también pudo dejarse en los minutos finales. Un ejemplo más, liderado por el punta hispanoargentino, de la fe y el deseo de ganar del equipo aragonés.
De la misma manera ha ganado los dos partidos al Villarreal B esta temporada. El primero en la jornada 11, con Juan Carlos Carcedo ya en la cuerda floja. El duelo en La Romareda apuntaba a empate contra un filial, a fiasco, por tanto, cuando una acción iniciada por Larra en la banda, prolongada para Azón y rematada por Zapater en el corazón del área puso el 2-1 en el minuto 93 de partido. Se repitió la historia en La Cerámica hace menos de un mes. Entonces, el Real Zaragoza protagonizó la gran remontada del curso, levantando el 2-0 del descanso para llevarse los tres puntos con el tanto de Mollejo de cabeza tras una acción entre Fuentes y Azón.
Más goles tardíos
También in extremis llegó la alegría a La Romareda en la decimosexta jornada, frente al Ibiza. En una tarde gélida en cuanto a temperatura, juego y sensaciones del equipo, ya en manos de Escribá, el zaragocismo ya se conformaba o temía el punto cuando una llegada desde la derecha de Gueye acabó con una sutil asistencia de Eugeni a Bermejo para que este, estirándose y desviando el balón casi con la punta de las botas, llevara la euforia a la grada. Tres jornadas después, el pasado fin de semana, la historia se repitió en Andorra con un protagonista nuevo, el recién llegado Bebé.
También hubo goles en el añadido en Burgos, aunque ese día el Real Zaragoza no pudo confirmar la victoria. Tras otro duelo agónico y áspero de empate a uno, el conjunto aragonés se adelantó en el minuto 90 con un gol de Atienza en propia puerta pero apenas un minuto después, Curro Sánchez volvió a dejar las tablas en el marcador (2-2).
Y no fue en el descuento pero la fe de Giuliano tuvo premio casi sobre la bocina en el duelo contra el Málaga de la decimosexta jornada, el del estreno de Fran Escribá en el banquillo. Cuando todo apuntaba a una decepcionante derrota jugando contra diez durante una hora de partido y fallando todas las ocasiones posibles, el punta hispanoargentino acertó a rematar a la red un balón peinado por la defensa visitante en el saque de un córner en el minuto 88.
El Real Zaragoza tiene un serio problema con el gol esta temporada (y las anteriores) pero no por no intentarlo. La falta de definición o la imprecisión en el último pase, como sucedió este último domingo, le han impedido ampliar su cuenta goleadora. De los 22 tantos que ha hecho en 26 jornadas, cinco han llegado en el tiempo añadido y otro casi, en el minuto 88. Contra el defecto de la dificultad para anotar, la virtud de insistir e insistir hasta el límite de lo posible. En una temporada en la que al Zaragoza le cuesta tanto ganar, no es cuestión menor que, al menos, reviva la frase de Galdós y no se rinda nunca.