La opinión de Sergio Pérez

Escribá, Ziganda y las cuatro o cinco victorias seguidas de Vada

El partido entre el Huesca y el Real Zaragoza será una lucha por encontrar los espacios. El equipo de Ziganda comprime el campo y el de Escribá busca el balón aunque cuando mejor rinde es corriendo y sobándolo poco. Los dos llegan en la zona media y en el vestuario del Zaragoza aún no ha desaparecido el discurso del 'playoff'. Esta frase la pronunció Vada esta semana: "Quién dice que no sacamos cuatro o cinco victorias seguidas y llegamos al final no muy lejos de esa zona de arriba…”.

Fran Escribá, durante un entrenamiento del Real Zaragoza.

Fran Escribá, durante un entrenamiento del Real Zaragoza. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

A pesar de que las dimensiones de un campo de fútbol son eminentemente grandes, muchas veces se hacen pequeñas. La evolución táctica del juego, el perfeccionamiento de los métodos, la democratización de la preparación física y el estudio pormenorizado de los rivales con el uso de la tecnología ha convertido ese terreno vasto en un lugar reducido y que se encoge. La obsesión de los entrenadores es encontrar los espacios libres a través de los cuales generar superioridades, crear ventajas, tener capacidad de hacerle daño al contrario y, por lo tanto, acercarse a las áreas de peligro y conseguir el gol, el fin primero y último de este bendito deporte.

Para dar con esos espacios se utilizan muchos caminos. Hay técnicos que los buscan con el balón, a través de la combinación, de una sucesión continua de pases, cuanto más rápidos y precisos mejor, que muevan y cansen a la defensa hasta descubrir un punto de flaqueza por el que hincar el diente. Hay quienes prefieren ser más tradicionalistas, aguardar para generar esos agujeros a las espaldas del rival, buscarle las cosquillas con pases largos y haciéndole correr hacia atrás con muchos metros vacíos de ocupación humana. También los hay que eligen un fútbol más directo, en busca del error, habitual en esta Segunda División, apostando por la carta de las segundas jugadas, el aprovechamiento de los rechaces y la consiguiente descolocación defensiva. O quien los persigue con la presión elevada en busca de un fallo grueso que facilite las cosas cerca de la portería. O aquellos que simplemente intentan encontrarlos a balón parado, en córners o faltas colgadas desde cualquier lugar del campo con un objetivo: dar con ese espacio de peligro que, a veces, tanto cuesta que aparezca con el fútbol en estático.

Cuco Ziganda dirige una sesión del Huesca esta semana.

Cuco Ziganda dirige una sesión del Huesca esta semana. / SD HUESCA

El partido que el Huesca y el Real Zaragoza van a disputar este domingo en El Alcoraz, la otra cara de la moneda tras aquel 3-0 de La Romareda en la primera vuelta, será una lucha por encontrar los espacios. El equipo del Cuco Ziganda comprime el campo y renuncia al balón: es el que menos posesión atesora de Segunda con un 39%. Curiosamente, con ese patrón ha tenido muchas dificultades para ganar fuera de casa y es muy sólido como local. Solo ha perdido un partido en Huesca.

El Real Zaragoza quiere el balón para jugar (con un 53% de posesión es el quinto con más manejo de la categoría solo por detrás de Las Palmas, Andorra, Granada y Eibar), aunque paradójicamente cuando más daño hace no es sobándolo sino cuando desde una posición más replegada tiene espacios para salir rápido y en pocos toques con la pelota. Escribá cuenta con varios jugadores muy verticales en el inicio de los contragolpes y unos puntas velocísimos y eficaces en este arte.

Situados en la zona media (el conjunto azulgrana es noveno con 41 puntos) y media baja (el blanquillo ocupa el puesto decimosexto con 38), el Huesca y el Real Zaragoza se vuelven a encontrar con el final del campeonato ya cerca. De acuerdo a sus límites salariales, los oscenses están cumpliendo con sus deberes, mientras que al Zaragoza le han faltado cosas para llegar a estos últimos meses con aspiraciones mayores, más acordes a su inversión. Un objetivo inicial y claro, el playoff, que todavía no ha desaparecido del discurso del vestuario y de sus jugadores, conscientes como son de que no están donde deberían. Esta misma semana, Vada aún jugaba con esas ilusiones incumplidas: “Quién dice que no sacamos cuatro o cinco victorias seguidas y llegamos al final no muy lejos de esa zona de arriba…”.