El escaparate de Albés

La gran temporada del Albacete sitúa a su joven entrenador como pieza codiciada. El técnico es feliz en el Carlos Belmonte, en un equipo vertical y valiente que sueña con el ascenso

Rubén Albés, con la bufanda del Albacete en su presentación.

Rubén Albés, con la bufanda del Albacete en su presentación. / Rubén Albés.

S. Valero

Con solo 38 años y en el Albacete, Rubén Albés está viviendo el momento decisivo de una carrera que inició con 25, en el Burjassot, para ser entonces el entrenador más joven en categoría nacional, y que ahora luce en el escaparate de su gran temporada en el Carlos Belmonte, donde es el principal artífice de que el segundo límite salarial más bajo de la categoría, solo empeorado por el Lugo, piense en el retorno a Primera un año solo después de haber alcanzado el regreso a la categoría de plata y con el Real Zaragoza en el partido de este domingo como enemigo en ese camino.

Entrenador vocacional, que comenzó a dirigir a los 19 años, compaginando esa faceta con niños con la de futbolista, un gris mediapunta que jugó en el Rápido de Bouzas, el filial del Pontevedra y el Céltiga, el gallego (Vigo, 24-02-1985) no tardó en ver muy claro que su futuro estaba como director de orquesta. «Lo principal es darte cuenta de que eres un mal futbolista y así lo dejas pronto y te puedes empezar a sentar en los banquillos». Dicho y hecho en su caso, con la licenciatura en Ciencias de la Educación Física y Deporte acabada se marchó con un compañero de master a Valencia y entró en esa cantera en alevines y cadetes, para conocer al hijo de Benito Floro, Vicente, su primer agente (ahora es Joaquín Vigueras), que le llevó al Burjassot.

Ahí comenzó una carrera de no con pocas dificultades, que le llevó primero al Wydad de Casablanca como segundo de Floro en una experiencia traumática por impagos y de la que volvió a España con la necesidad de trabajar como comercial de telefonía durante unos meses. Pero no se rindió, ni él ni su inseparable Antonio Madrigal. Firmaron por el Novelda y salvar al Eldense después les dio el pasaporte hacia los filiales del Valladolid y el Celta. El UCAM y el Hermannstadt rumano fueron el paso previo a su llegada al Lugo. Allí, como relevo de Luis César, logró la salvación en la 20-21 y la permanencia al año siguiente con mucha antelación.

«Firmar por el Albacete ha sido la mejor decisión de mi vida», asegura el técnico gallego, que renovó hasta 2025 con una cláusula de desenganche

El Albacete, tras no renovar en Lugo por «sentir mi ciclo terminado», llamó a su puerta. El entrenador dudó, no le convencía el proyecto del recién ascendido, pero al final los consejos de su entorno le llevaron a aceptar el reto. «Firmar por el Albacete ha sido la mejor decisión de mi vida», ha dicho esta misma semana, cuando es ídolo de una afición que lleva camisetas con su imagen y cuando su nombre está en rojo en no pocas secretarías técnicas de Segunda. Renovó en diciembre hasta 2025 en el club manchego, si bien tiene una cláusula de desenganche que algunas fuentes sitúan en 300.000 euros y que podría suponer su salida si no suben.

Un equipo 'canalleta'

Eso está por ver. «No suelo estar mucho tiempo en un mismo equipo pero aquí he encontrado mi sitio, soy feliz», añade. Su Albacete, un equipo 'canalleta', expresión que alude a la rebeldía ante los grandes de la que le gusta presumir al técnico, es la revelación de Segunda, con una apuesta vertical y ofensiva, con 40 goles que le convierten en el segundo mejor equipo en esa faceta, con un 4-4-2 como esquema de cabecera, aunque aprovechando la movilidad de Dubasin, el gran descubrimiento de este Alba, y Manu Fuster. El buen funcionamiento como bloque se ha notado en el crecimiento de jugadores como Higinio, Maikel Mesa, Boyomo, Olaetxea, Glauder... Clase baja de Segunda que Albés ha conducido hacia un nivel excelso, la clara muestra de las virtudes de un entrenador que guía el sueño manchego.