La opinión de Sergio Pérez

La derrota de Oviedo y el año II de Jorge Mas y cía

El primer año de la nueva propiedad ha sido realmente decepcionante desde el punto de vista deportivo. La derrota en Oviedo fue otra muesca más. Sin embargo, si la construcción de La Romareda no se viene abajo, palanca de palancas y pieza capital, estamos ante un proyecto eminentemente ganador en el corto o medio plazo, con unas altas posibilidades de éxito

Jorge Mas, en el palco de La Romareda, en el partido ante el Huesca, su última visita en diciembre.

Jorge Mas, en el palco de La Romareda, en el partido ante el Huesca, su última visita en diciembre. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Hacía ya días que cualquier ambición mayor estaba finiquitada, a pesar de que la reacción del equipo y la racha de dos meses sin perder había vuelto a abonar tímidamente el terreno de las ilusiones, el alimento en el que este juego sustenta gran parte de su fuerza emocional y, consiguientemente, de su potencia social. Esta vez, los sueños, sueños fueron.

Antes de jugar en Oviedo, el Albacete goleó al Ibiza y cerró de manera matemática cualquier posibilidad de alcanzar el sexto puesto, de facto perdida mucho tiempo ha, especialmente a lo largo de un invierno muy crudo, y la derrota del Málaga alejaba de manera casi total el riesgo inexistente de caer a la zona de descenso. Así, con tres partidos por jugar todavía y después de la derrota en Oviedo en un encuentro en el que Bermejo puso la salsa con un gol de crack, languidece la primera temporada deportiva de la nueva propiedad del Real Zaragoza.

Ciertamente, el curso ha sido muy decepcionante, siempre lejos de los mejores, repleto de problemas, de cambios de rumbo a todos los niveles, en la dirección deportiva y en el banquillo. El equipo no ha funcionado y a la plantilla no le ha dado para más: en ningún momento ha sido aspirante al ascenso, el objetivo inicial del club.

El proyecto que lidera Jorge Mas, que lidera porque ostenta el cargo de presidente, por pocas cosas más, no ha satisfecho en el césped las expectativas que levantó. El Real Zaragoza cumplirá su undécima temporada en Segunda. En siete de estas diez últimas ni siquiera tuvo opciones de ascenso, y en algunas las pasó canutas para lograr la permanencia. En dos, llegó a la primera ronda del playoff y solo en una hasta el último escalón, que finalmente no subió.

Sin embargo, la SAD ha puesto en estos primeros meses unos buenos cimientos societarios, financieros y con el estadio, pieza capital e imprescindible para entender este nuevo Zaragoza, la palanca de las palancas, para que el segundo año pueda ser deportivamente diferente al primero. Si la construcción de La Romareda no se viene abajo, estamos ante un proyecto eminentemente ganador en el corto o medio plazo, con unas altas posibilidades de éxito. Este verano la disponibilidad económica será mayor. Con ese plus de más, Juan Carlos Cordero deberá remodelar la plantilla con el criterio que no hubo hace un año, prescindiendo de lo prescindible y fichando futbolistas de un nivel superior que permitan alcanzar aspiraciones también superiores. De manera real, no soñando por soñar. Soñando objetivos factibles.