A los equipos ganadores se les distingue fácilmente. El fútbol pone a cada cual en su sitio de manera natural y, cuando no lo hace, la diosa fortuna levanta el pulgar o lo baja para mandarte al cielo o condenarte directamente a los infiernos. Con el alegrón en el Cartagonova, cuyo césped encontró sembrado de tréboles de cuatro hojas, el Real Zaragoza sumó su quinta victoria consecutiva, cinco de cinco en un maravilloso arranque de Liga, perfecto, el mejor de toda la historia del club. Se dice pronto y no se había hecho nunca.
Este domingo, la suerte sonrió al equipo de Fran Escribá, con el gol que despejó el camino hacia la victoria, en propia meta de Alcalá; con la madera, aliada desde agosto, y con el regalo de Marc Martínez, que Mollejo aceptó gustoso para firmar un estupendo 1-3. La fortuna es caprichosa y siempre suele elegir como compañeros de viaje a los equipos campeones. El Real Zaragoza lo está siendo: castiga cualquier mínimo error y esto tiene un nombre, calidad.
Como en la otra salida hasta ahora, en Tenerife, el Real Zaragoza sufrió en defensa pero también salió indemne, otra señal de buenos augurios. El Cartagena produjo ocasiones en número suficiente para haber marcado algún tanto más. El Zaragoza, en menor medida pero también, especialmente en una bellísima acción técnica de Bakis que desbarató Marc Martínez. Luego, en una contra, el turco pecó de egoísta, como Giricek, por la ansiedad que le produce no haberse estrenado todavía.
A los 30 minutos de juego, cuando del conjunto local apenas había habido noticias, Carlos Nieto cayó en combate al intentar despejar un balón elevando su pierna a la altura del hombro del rival. En la vuelta forzada a tierra firme desde las alturas, la musculatura se estiró por encima de sus máximos y tuvo que retirarse del campo. Es obligatorio detenerse en su figura porque su inicio de temporada estaba siendo magnífico, totalmente asentado como titular en el lateral izquierdo por méritos contraídos con toda justicia.
Antes de marcharse dolorido, Nieto había dejado una estupenda perla unos segundos antes en el 0-1 del Real Zaragoza. En una acción nacida en un córner, de pizarra, el canterano ganó la línea de fondo en un desmarque en profundidad y sirvió un balón goloso al segundo palo, donde Manu Vallejo le ganó la delantera a la defensa del Cartagena y estrenó su cuenta realizadora con la blanquilla. Con diez sobre el césped, antes de que Lecoeuche debutara, el Cartagena aprovechó la debilidad numérica del flanco izquierdo visitante para gestar el empate, un zapatazo de Arnau Solá desde fuera del área después de que el palo protegiera al dios Cristian. No fue la última vez, hubo más. En un día gris volvió a salir el sol para el Zaragoza.
Un equipo nunca gana cinco partidos consecutivos por suerte, aunque al Real Zaragoza la suerte le haya acompañado en algunos episodios en este viaje de principio de temporada. Sigue invicto y es el líder de Segunda con todas las de la ley. Palabras mayores.