La quinta victoria consecutiva en la Liga dejó en la boca del zaragocismo un sabor extremadamente agradable y estiró otra semana más el estado de entusiasmo, además de la condición de invicto del equipo. De Cartagena, el líder regresó más líder, satisfecho por la respuesta dada a las dificultades surgidas durante el partido, que fueron abundantes, y reafirmado en sí mismo. Todo fueron buenas noticias, aunque un calentón incomprensible haya convertido en noticia principal un gesto innecesario y prescindible.
Todo, menos dos lesiones, la de Nieto, que se rompió por la mitad al estirar la pierna en un salto cuando estaba atravesando su mejor momento en el Real Zaragoza junto al que vivió en la temporada 19-20, tan consolidado como entonces y ahora incluso más maduro. Tendrá que ser operado por la afectación en un tendón, malas noticias. La de Nieto y, por supuesto, la de Francho, con un problema muscular que le apartará unos cuantos encuentros de los terrenos de juego.
Estamos ante dos contratiempos importantes por tratarse de dos piezas de peso para Fran Escribá, indiscutible el lateral izquierdo hasta que su cuerpo dijo basta y el centrocampista, casi, casi también. Titular cuatro jornadas, suplente en el Cartagonova. La baja de Francho tiene relevancia en tanto en cuanto el centro del campo no cuenta con ningún jugador de sus características físicas.
El entrenador dispone de relevos de calidad y gran nivel para que el rendimiento no tenga un pico bajo, ese es uno de los grandes regalos del verano de Juan Carlos Cordero, pero no tiene en la plantilla a nadie con el perfil de Francho: con sus piernas, con su capacidad para hacer kilómetros, para llegar arriba y regresar abajo, preparado para el esfuerzo continuo y agonístico, con esos 15 metros en línea recta que estiran al equipo en el origen de la jugada, rompen líneas y gestan acciones de peligro. Un futbolista de interiores, inteligente, voluntarioso y que abarca muchos metros.
Escribá cuenta con otros medios con los que armar un once de absolutas garantías, algunos con más cualificación técnica que el canterano. Ninguno, eso sí, tiene sus piernas. Va a ser una ausencia significativa que obligará a modular el plan y a adaptarlo a otros perfiles. A vivir sin las zancadas de Francho, sin su verticalidad y su innegociable generosidad.