El líder afronta un nuevo desafío con el asalto a una fortaleza inexpugnable. Nadie se ha llevado todo el botín de A Malata, territorio sagrado para un Racing de Ferrol que basó su brillante ascenso a Segunda en una descomunal fortaleza en su estadio, donde no pierde desde el año pasado. En concreto, desde que el Alcorcón amargara la víspera de Navidad (17 de diciembre) a una escuadra gallega que, desde entonces, no ha vuelto a hincar la rodilla ante su gente. 14 partidos consecutivos en los que apenas ha concedido tres empates. Gran fortaleza, sin duda.

Pero este Real Zaragoza hace tiempo que no baja la mirada ante nadie. El estado de gracia del conjunto aragonés, aún invicto después de seis jornadas y líder de una tabla clasificatoria en cuya parte más alta lleva asentado desde que el balón echó a rodar, se pone a prueba ante un rival que mantiene la inercia ganadora que le llevó de cabeza al ascenso y que buscará ser el primero en doblegar al más fuerte de todos. 

Para ello, el Racing apela a la dosis extra de motivación que aportan los aragoneses Clemente, Carlos Vicente, Bernal y Delmás, a los que se unen los exzaragocistas Sabin Merino (cedido hasta junio) y Álvaro Giménez, que bien podría ejercer como sustituto del vasco, al que la denominada cláusula del miedo no permite jugar. Manu Justo es la otra opción que baraja el técnico Cristóbal Parralo. 

Todos los zaragozanos salvo Delmás apuntan a un once que, curiosamente, tendrá más canteranos criados en la Ciudad Deportiva que en un Zaragoza todavía escocido por las bajas de Nieto, recién operado de una avulsión que le mantendrá al menos medio año fuera, y Francho, que tiene por delante varias semanas más de convalecencia hasta recuperarse del todo de su lesión muscular. 

Será la segunda semana consecutiva en la que Escribá deberá buscar relevo a dos de sus jugadores preferidos. Y todo apunta a que el elegido para ocupar el lateral zurdo (Lecoeuche también está lesionado) no será el mismo que el técnico valenciano escogió frente al Racing. Entonces, Fran Gámez hizo lo que pudo pero el resultado no fue satisfactorio, así que el valenciano está llamado a regresar al otro lado, el de siempre, para buscar una opción diferente que saldrá de la cantera. Francés es la alternativa menos arriesgada y Borge, considerado el mejor defensor de la Ciudad Deportiva, la más valiente. En principio, Mouriño y Jair seguirán en el centro de la zaga.

Para la medular tampoco hay demasiadas cosas claras. La falta de un sustituto natural para Francho por la ausencia de jugadores en la plantilla con su perfil, es otro quebradero de cabeza para Escribá, que no parece por la labor de alterar ese 4-4-2 al que quizá le vendría bien una mano de chapa y pintura para adaptarse a una especie de 4-3-3 que otorgue más abrigo a Marc Aguado, el que más parece añorar a Serrano y que quizá esté acompañado por el rigor táctico de Jaume Grau, tan útil como acertado hasta ahora en sus apariciones desde el banquillo. 

Azón y Bakis

En todo caso, las alabanzas de Escribá a Azón y su defensa a ultranza del trabajo de Bakis hacen prever que ambos volverán a formar en una doble punta surtida desde un costado por el inamovible Valera y quizá por Manu Vallejo en el otro a pesar del flojo encuentro del andaluz frente al Racing de Santander. 

Atrás del todo, eso sí, seguirá el mismo guardián que atesora uno de los mejores registros del continente. Cristian Álvarez, excelso en este comienzo de campeonato, está siendo uno de los pilares básicos sobre los que se asientan las esperanzas y las ilusiones de un Zaragoza que hace de la seguridad defensiva un estilo de vida. Apenas dos goles ha encajado hasta ahora el conjunto aragonés, un registro inalcanzable, de momento, para cualquier otro equipo de la categoría. 

El liderato vuelve a estar en juego. El Espanyol, que juega a la misma hora en Tenerife, es el único que amenaza la hegemonía de un Zaragoza al que el tropiezo frente a los cántabros (1-1) no ha provocado daños más allá de cierto sofocón por haber puesto fin a la histórica racha de triunfos consecutivos que habían supuesto el mejor arranque liguero en toda la historia del club. Ahora, un recién ascendido irreverente y osado que se ha hecho invencible en su fortín desafía a una escuadra aragonesa decidida a dejar claro quién manda aquí.