La 27ª jornada de Segunda
La crónica del Zaragoza-Cartagena (1-2). Bofetón de realismo
Un Zaragoza previsible primero e incapaz después cae derrotado por un Cartagena con 10 toda la segunda mitad
El gol de Fontán, en medio del caos final, retrata a un equipo impotente que no está para creer en sueños de ascenso que se alejan de sus posibilidades reales

Enrich, Marc Aguado y Edgar Badía, tras el 1-2 del Cartagena. / ANDREEA VORNICU
Un golpe durísimo, un bofetón recibió un Real Zaragoza incapaz y desordenado, pobre en fútbol hasta el descanso e impotente ante un enemigo con 10 pese a las ocasiones creadas. El Cartagena, mucho más hecho, con una idea muy clara, le dio en todo el mentón con el tanto de Fontán al borde del tiempo reglamentario cuando el partido agonizaba y después de que lograra empatar tras un ejercicio de muchos disparos y centros sin que llegara más gol que el de Francés tras un mal despeje de Lizoain, héroe en otras acciones para que la derrota, la primera con Velázquez en casa, ratifique que este equipo no está para ese asalto a la zona alta, que es más un sueño que una realidad.
El Zaragoza fue previsible hasta el intermedio y se encontró con un tanto de Poveda que abrió el partido soñado para el Cartagena, que tras el descanso mantuvo siempre la compostura ante el asedio zaragocista, primero ordenado y al final, con acumulación de atacantes, con un desorden en aumento y abriendo espacios a los contragolpes del rival, donde Badía le negó el gol a Arnau Ortiz, pero ya no pudo evitar el de Fontán tras una defensa paupérrima de Toni Moya ante Kiko Olivas.
El partido dejó claro lo sabido, la incapacidad del Zaragoza ante equipos ordenados, que le exigen fútbol y capacidad de asociación para que la segunda derrota consecutiva tras la de Éibar sitúe un mal momento para Julio Velázquez, que ha visto que la reacción que se marcó en el inicio de la segunda vuelta no estaba sustentada en argumentos reales. No, desde luego, en el fútbol.
Apostó Velázquez por mantener el esquema, el 5-3-2, y casi los nombres, con el único cambio de Zedadka por Fran Gámez en el carril diestro y se encontró de partida con el duelo esperado, ni más ni menos: un Cartagena asentado en un 4-5-1 con Poveda como faro y defendiendo en un bloque bajo para tratar de pillar alguna contra y romper al cuadro zaragocista.
El guion mostró un Zaragoza que presionaba arriba y que trataba de buscar con rapidez los centros al áreas aunque sin ocupar de forma racional la misma para buscar un claro remate. Un envío de Zedadka, otro de Francés, uno de Francho que tocó Azón y atrapó Lizoain, pero el que primero golpeó fue el Cartagena, que se encontró una contra nítida en un pase abierto de Alarcón para la llegada de Iván Calero, que puso un gran centro en el que Darío Poveda, de cabeza, se anticipó a Mouriño para batir a Badía en el minuto 11 y que el partido aún dibujara un escenario más complicado para el Zaragoza.
El golpe lo acusó el equipo de Velázquez, que empezó a abusar de los centros laterales, sin generar nada de fútbol por dentro. Ni un desmarque ni un uno contra uno ni una llegada en profundidad ni una asociación rápida... El Cartagena vivía cómodo, apoyado en la solvencia de sus centrales y en los despejes de Lizoain y el Zaragoza se obstinaba en centros de Mollejo y Francés desde la banda izquierda y con la pierna derecha más que fáciles para defender.
Alarcón se lesionó en el hombro y se marchó con lágrimas en su regreso, mientras el Zaragoza seguía atascado y solo un robo con mal disparo de Azón generó algo de peligro. Los minutos caían con un despiste mayor de Caparrós Hernández y con La Romareda ya cerca del ataque de nervios cuando el áspero duelo le dibujo una tímida sonrisa al Zaragoza, con el codazo que Jairo le propinó a Mouriño en la pugna de ambos y del que Gorostegui en el VAR le advirtió al colegiado. Quedaban solo unos minutos para el descanso, no aprovechados en un mal centro de Mollejo, y se llegaba con la sensación de que el Zaragoza necesitaba profundos cambios a todos los niveles.
Llegadas sin premio
Los hizo Velázquez con Bakis y Valera para pasar a jugar con un 4-4-2 con Mollejo y el turco arriba y con el propio Valera y Zedadka de laterales largos. Mollejo tuvo la primera, le sacó otra Lizoain con un paradón tremendo, Maikel Mesa lo intentó dos veces más, pero el gol no llegaba.
Julián Calero redobló esfuerzos defensivos, no dudó en retirar a jugadores que había sacado antes (Jony Álamo y Solá) y la entrada de Ortuño descubrió las carencias atrás, por su capacidad para retener el balón y fijar a los centrales. Un cabezazo de Bakis, un mal remate de Maikel Mesa... El Zaragoza, quemando naves con Vallejo y Enrich, era un quiero y no puedo, Ortuño rozó el gol en el primer aviso, pero Lizoain dio vida para la remontada con su único error tapado por Lluís López y con remate de Francés tras un córner.
El equipo era ya un desorden andante, con demasiados espacios atrás que invitaron a ganar a un Cartagena que solo soñaba con empatar. Badía salvó un mano a mano de Arnau Ortiz y no pudo evitar el gol de Fontán después del rechace de Badía al disparo otra vez de Ortiz después de una jugada de Kiko Olivas ante Moya que el VAR autorizó para dejar helada a La Romareda con un bofetón de realismo terrible. Este Zaragoza solo señala a la mediocridad, hacia ahí camina en esta Liga.
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