La opinión de Sergio Pérez

La coctelera de cambios de Víctor Fernández y la meta del Real Zaragoza

La coctelera de cambios ha funcionado a pleno rendimiento en estos dos meses con Víctor Fernández. Esta situación revela una doble problemática: que el técnico se ha visto forzado a realizar algunos movimientos por ausencias obligadas y, sobre todo, que lo que ha ido viendo le ha producido una insatisfacción constante, producto de la cual ha agitado el equipo de modo reiterado buscando soluciones.

Víctor Fernández, en el banquillo de La Romareda en el partido ante el Burgos.

Víctor Fernández, en el banquillo de La Romareda en el partido ante el Burgos. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

En las ocho jornadas que lleva al frente del Real Zaragoza, dos meses de competición, Víctor Fernández ha probado casi todo lo que se puede probar en un equipo de fútbol. Jugó primero con Edgar Badía de portero y, ahora, con Cristian Álvarez. En defensa, ha formado con línea de cuatro, con tres centrales y dos carrileros, con Mouriño de lateral derecho y con Mouriño de central. Jair y Lluís López se han ido alternando como los terceros en discordia en el eje. Ninguno ha convencido. Los dos han fallado.

Francés ha sido inamovible, uno de los indiscutibles y el capitán general del Real Zaragoza en el campo. Por exigencias casi inevitables del guion, algún día hasta acabó en el lateral izquierdo. En esa zona, por otra lesión más de Lecoeuche, han actuado Valera y Zedadka como carrileros. Nada más firmar, durante varias jornadas, Víctor sentó a Fran Gámez para sacarlo los últimos segundos de los partidos. Luego le dio la titularidad. Ahora mismo es uno de los que mejor forma atraviesa y uno de los futbolistas que produce cosas de valor ofensivo.

En el medio ha utilizado diferentes disposiciones tácticas. Moya ha sido fijo y Aguado, que empezó sin serlo, luego también lo fue mientras estuvo sano. Maikel Mesa no se ha movido del once: tiene gol y eso es un tesoro en este Real Zaragoza. Arriba, Azón empezó perdiendo el puesto en favor de Bakis, el primer elegido de Víctor. Ya sabemos dónde está el turco ahora mismo y dónde el canterano, que en Valencia vivió todo el partido escorado a la izquierda. Iván se ha ganado el puesto y Sinan lo perdió con toda rotundidad.

Fernández ha jugado con dos delanteros. Y con uno. Su gran apuesta ha sido Adrián Liso. Desde el primer momento confió en él. Primero como revulsivo y, después, como titular. En algo se ha mantenido inamovible: no cuenta ni con Enrich ni con Vallejo. Como sus predecesores, el entrenador aragonés ha sufrido las lesiones de hombres relevantes, con los casos de Francho y Mollejo como más destacados.

Todo esto ha pasado con Víctor Fernández en solo dos meses de competición. La coctelera de cambios ha funcionado a pleno rendimiento. Esta situación revela una doble problemática: que el técnico se ha visto forzado a realizar algunos movimientos por ausencias obligadas y, sobre todo, que lo que ha ido viendo le ha producido una insatisfacción constante, producto de la cual ha agitado el equipo de modo reiterado buscando soluciones. Es evidente que Víctor está incómodo con el nivel que le ofrece la plantilla, cuyo rendimiento lleva siendo bajo desde hace ya ocho meses.

Así hemos llegado a este momento en mayo: a falta de cuatro jornadas para el final de la temporada, el Real Zaragoza tiene cinco puntos de renta con la zona de descenso y viaja a Oviedo. Otro partido vital para aclarar el futuro y acariciar la meta o para liarlo un poco más.

Tracking Pixel Contents