La sonrisa y la misión de la vieja Romareda. La contracrónica del Real Zaragoca-Elche (3-0)

La grandeza del Real Zaragoza ha hecho que, en tiempos pasados, hayan sido casi habituales los días mágicos en La Romareda. El azar, con una gran dosis de merecimiento, ha querido que, en el estreno de la que va a ser su última temporada tal y como la conocemos, si no mágico, al menos se vivieraeste domingo un día redondo en una jornada en la que todo salió bien en lo que queda de Romareda.

Había ganas de fútbol en Zaragoza y eso se palpó desde incluso antes del pitido inicial. Incluso el día acompañó en una tarde con un clima inmejorable. Tardó hasta la jornada cuatro en llegar la competición al capado estadio, pero lo hizo con fiesta incluida. La fortuna sonrío a un Zaragoza que, eso sí, salió a buscarla. Eso es precisamente lo que hizo Soberón, que fue el único que confío en un error de Dituro que le sirvió para abrir la lata de un partido que hasta entonces transcurría sin grandes ocasiones de peligro. Con el 7 a la espalda, ese gol recordó a un futbolista que precisamente debutó ya hace unos cuantos años en La Romareda.

Súper Mario se pasa el juego. La crónica del Real Zaragoza-Elche (3-0)

El tanto antes del descanso marcó un choque que quedó completamente desnivelado cuando, a los diez minutos de la reanudación, Óscar Plano clavó los tacos de su bota en la rodilla de Tasende y dejó al Elche con uno menos. De nuevo la fortuna quiso que esa peligrosa acción que podría haber lesionado de gravedad al lateral se quedara en un susto.

Portería a cero

Antes de eso, ya había salido el Zaragoza con la intención de amarrar la victoria. Para ello, con no encajar bastaba, algo que, incluso desde la pretemporada, está consiguiendo el equipo de Víctor con asiduidad y, aunque da miedo decirlo, incluso con facilidad. La defensa zaragocista sigue cuajando, jornada tras jornada, actuaciones sobresalientes liderada la de este domingopor un esperanzador Vital, perfectamente acompañado por el aplomo del capitán Lluís López. De momento Kosa tendrá que esperar porque ya no es que el Zaragoza no reciba goles, es que no le generan ocasiones de claridad y, en los pocos disparos del Elche, el nuevo Poussin volvió a mostrarse seguro.

Pero, aprovechando la superioridad, no se conformaron los de Víctor y fueron a matar el partido. Entonces volvió a aparecer, como un fantasma y sin dejar rastro, Soberón para dar la definitiva tranquilidad antes de que Francho confirmara queeste domingo salía todo con su golazo, con la mala, por la escuadra. El canterano se unió así a la fiesta de una Romareda que, si vive muchos más días así antes de su adiós definitivo, podrá descansar tranquila habiendo dejado a su querido equipo en Primera.