La opinión de Sergio Pérez
El mensaje de calma de Lluís López y la preocupación de Víctor Fernández
Lluís López recordó que la Segunda es muy larga. Tiene razón. Pero los problemas del Real Zaragoza empiezan a ser de profundidad

Víctor Fernández, en el banquillo de La Romareda en el partido frente al Albacete. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Como es natural en una situación engorrosa, justo después de otra derrota en La Romareda y la agudización de una caída que viene dibujándose desde hace semanas de manera paulatina, el capitán tomó la palabra en nombre del grupo. Tras el 0-1 frente al Albacete, Lluís López reclamó tranquilidad con el equipo y puso el acento en algo que siempre hay que ponderar en Segunda de manera correcta: “Esto es muy largo”, dijo.
Tenía razón el central catalán. Esta categoría es eterna, interminable, tremendamente fastidiosa y traicionera. Además de ser tan regular como sea posible, virtud al alcance de muy pocos equipos, una de las claves para tener éxito es saber gestionar los altos y los bajos. Manejar la serenidad en los buenos momentos y, sobre todo, aprender a surfear y a resolver los malos sin caer por un precipicio ni en una gran depresión.
El Real Zaragoza está atravesando un momento delicado, con una crisis de resultados importante (cuatro partidos sin ganar y tres puntos de los últimos doce, por aludir a lo más reciente) y también futbolística, con problemas identificados pero a los que Víctor Fernández no encuentra solución: fragilidad defensiva, falta de fiabilidad, de oficio, decadencia en el nivel de juego, respuestas tácticas tardías y en algunas jornadas, como este sábado contra el Albacete, serias dificultades para producir peligro ante la portería contraria.
Lluís López puso el dedo en una de las llagas de la categoría, un factor que tanto el cuerpo técnico como la plantilla deben gestionar adecuadamente. Pero la crisis del Real Zaragoza tiene una profundidad mayor y afecta a circunstancias del juego de más entidad. En casos así, todos los futbolistas están obligados a dar un paso adelante mejorando su rendimiento individual y, por encima de todas las cosas, es inexcusable que el entrenador encuentre el norte que ha perdido en los últimos dos meses y haga notar su mano para dar con las soluciones precisas desde el banquillo.
Fernández se ha mostrado preocupado. Es normal. Su misión es sacar todo el jugo a la plantilla, que en estos momentos no está sucediendo, y llevar a cada uno de sus futbolistas y al colectivo a sus máximos, que tampoco está pasando. Tiene más material del que ahora parece. Todo ello con los futbolistas que tiene a sus órdenes en la plantilla, que con los que vengan en el mercado de invierno ya habrá tiempo de contar.
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