Alain Oyarzun, exjugador del Real Zaragoza: "Luna es un cañón, el Zaragoza tiene lateral para años"

¿Cómo le va por la India? (juega en el Rajasthan United FC)

Bien, bien. Al principio fue duro porque son muchas cosas diferentes a las que estás acostumbrado, pero poco a poco te vas adaptando. Menos a la comida, eso sí.

La previa del Real Zaragoza-Granada. Una Copa para el mal trago

Por aquí, el Real Zaragoza amenaza con volver a las andadas…

Ya, ya. Pero ya sabemos cómo es esto. En Segunda enlazas tres victorias y te metes de lleno en la pelea. Sigo al Zaragoza, claro. Me gusta el fútbol y guardo cariño al Zaragoza. Además, ahora están ahí Marcos Luna y Ager Aketxe, que los conozco bien.

¿Y qué le cuentan?

Pues que son momentos. Al principio iba todo bien pero todo el mundo sabe lo que es jugar en Segunda y que una mala racha te lleva abajo, pero le darán la vuelta a la situación. Seguro.

De Luna quería hablar con usted. Jugaron juntos la pasada temporada en el Real Unión. ¿Qué me cuenta?

No lo conocía de nada y cuando empezó a sonar para llegar a Irún hablé con Zapater y me dijo que era muy buen chico y me pidió que lo cuidara. Y desde el primer día fue un diez como persona y como profesional. Trabaja duro, escucha mucho y siempre con buena cara. Esperó su momento y cuando entró ya no salió. Hizo una segunda vuelta increíble. Muy potente en ataque, fuerte físicamente y con el margen de mejora propio de la juventud en defensa. Pero es un cañón y el Zaragoza tiene lateral para años.

¿Fue el mejor lateral derecho de Primera RFEF?

Desde luego, en la segunda vuelta pocos fueron mejores que él esos seis meses. Todo nuestro ataque pasaba por su banda y generó mucho fútbol.

Dice que tiene margen de mejora en defensa…

Claro, por su juventud y porque es tan fuerte físicamente que se ve superior y eso puede debilitarlo un poco. Pero eso se va cogiendo con los años y a él le da para subir y bajar todo el partido porque es un portento físico y muy rápido.

Ha sentado a Calero, al que también conoce bien.

Jugué con él en el Numancia, sí. Otro lateral de mucho nivel que empezó como un cañón y ahora se ha visto algo relegado. Pero tener a los dos es un buen marrón para el míster y ojalá todos los problemas fueran como ese. Desde luego, la posición está muy bien cubierta.

¿Le sorprende la irrupción de Luna?

No, porque creo que en Primera RFEF es aún más difícil de explotar por el tipo de fútbol que se juega, los partidos más ásperos y más respeto al espacio. Ahora, el Zaragoza tiene un equipazo que genera mucho en ataque y ahí Marcos es muy fuerte.

En el Real Unión suspiraban por su continuidad, pero no le faltaron ofertas de Segunda.

La gente quería que se quedara. Todo el mundo lo estaba deseando, pero yo sabía que era imposible porque estaba claro que la Primera RFEF se le quedaba pequeña y tendría mercado en Segunda. De cualquier modo, yo estaba convencido de que si hacía la pretemporada con el Zaragoza se iba a quedar.

¿Qué le dijo?

Sobre todo, que se centrara porque tenía un gran futuro por delante y que, en esa gran ciudad y con la presión de la grada, Zaragoza era un escenario perfecto para que su nombre sonara con fuerza más que en cualquier otro sitio. Pero había que saber llevar la presión, sacar pecho y dar el callo.

Pues lo está haciendo.

Y tanto. Su temporada está siendo enorme. Pero ya le digo que no me sorprende.

¿Se acuerda mucho de su etapa en el Zaragoza?

Fue una faena en el plano individual. Venía de una lesión de ligamento cruzado y el Zaragoza apostó muy fuerte por mí, pero el sistema no me ayudó. Yo era un extremo puro y el entrenador (Natxo González) jugaba sin extremos aunque creo que di un buen nivel como lateral a pesar de que era la primera vez que jugaba ahí. Recuerdo que había un vestuario impresionante y mucha unión con la afición. De hecho, el fatídico día de la eliminación en el playoff contra el Numancia nos despidieron con una ovación increíble pese al disgusto. Era el año perfecto para ascender, pero fue una pena. En todo caso, guardo un buen recuerdo y amistad con mucha gente.

¿También con Natxo?

He coincidido con él como rival y nos hemos tratado con respeto absoluto. Se me llamó para jugar de extremo pero él decidió no jugar con ellos, por lo que igual no debía haberme fichado, pero no me arrepiento. Tengo muchos amigos ahí y la ciudad es increíble.