La actualidad del Real Zaragoza
Los cambios sin cambio de Víctor Fernández
El técnico ha modificado el plan en el medio ante el Eldense o el Albacete y en el eje de la zaga en Copa para buscar, sin éxito aún, una mayor solidez y gobierno de los partidos

Víctor da instrucciones en el partido de Copa ante el Granada. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA
El Real Zaragoza ha encajado goles en 14 de sus últimos 15 partidos oficiales, 13 de Liga y 2 de Copa, solo dejando la portería a cero ante el Málaga, que jugó una hora con 10, para un total de 22 tantos en estos tres meses de decadencia defensiva en la que Víctor ha mantenido en la gran mayoría de los partidos el dibujo más clásico, un 4-4-2, que es 4-2-3-1 en fase defensiva, aunque ha intentado variantes tácticas para frenar la debilidad. En el medio, jugando con un centrocampista más, como en Elda o ante el Albacete, sin demasiado resultado, si bien ante los manchegos sí ganó en control de juego, o hasta con un esquema de tres centrales, que probó en Copa ante el Granada, donde el equipo se mostró más sólido, aunque en los cinco últimos minutos de la primera parte encajó dos dianas seguidas tras errores individuales.
La búsqueda de Víctor no ha dado de momento el resultado apetecido. Ni en las mezclas de los centrocampistas (Aguado, Keidi Bare, Francho y Toni Moya) en el doble pivote, salvo en el inicio del campeonato, donde el buen nivel del albanés y su compenetración con Marc trajo una versión más sólida luego diluida. Ni tampoco lo ha hecho cuando ha reforzado el medio o la zaga buscando una mayor solidez y control de los duelos.
En todo caso, el entrenador debe seguir en esa búsqueda, también en el trabajo táctico del día a día, porque a menudo los rivales parecen tener bastante más claro el plan que el Zaragoza, por mucho que en enero los refuerzos de la medular y del eje de la zaga, en este caso hasta dos, son prioritarios para que el equipo gane una solvencia que ahora no tiene y que implica que sea un bloque alejado en estos momentos de la fiabilidad necesaria para firmar el deseado ascenso a Primera.
Tanto el rombo en Elda como los tres centrales ante el Granada en Copa fueron cambios no demasiado ensayados en los entrenamientos previso a esos partidos
La primera vuelta de tuerca a su guion la dio Víctor en Elda, en la jornada intersemanal de octubre, un rombo con Marc Aguado en el pivote, Francho Serrano y Keidi Bare en los interiores y Aketxe en la mediapunta, con Bazdar y Azón arriba, que naufragó en el primer acto en el Nuevo Pepico Amat. Es verdad que el Zaragoza se fue ganando al descanso por 1-2, pero el Eldense tuvo no menos de 5 ocasiones claras en un sistema muy específico que requiere mucha sincronización en los movimientos defensivos para no debilitar a los laterales y que no se trabajó lo suficiente, según algunas fuentes apenas nada, prácticamente de la pizarra al césped.
El paso de Bazdar a la banda izquierda tras el descanso para dibujar un 4-1-4-1 solucionó problemas en Elda y Víctor se olvidó del rombo en los siguientes partidos, hasta que llegó el duelo ante el Albacete, donde otra vez y por la fragilidad defensiva mostrada en Córdoba juntó a tres jugadores en el medio, Toni Moya, Francho y Keidi Bare, en un 4-3-2-1 en el que Aketxe y Bazdar tenían libertad, aunque el vasco y Kedi en fase defensiva ocupaban los flancos derecho e izquierdo. El Zaragoza tuvo más gobierno del partido y del balón, pero le faltó llegada. La lesión de Bazdar al final del primer acto y la salida de Liso ya dibujaron un 4-1-4-1 más claro, aunque en la segunda parte el Albacete marcó y Víctor acabó por quemar todas las naves en ataque.
Una vía por explorar más
Tres días después, ante el Granada, el técnico dio el paso esta temporada de alinear tres centrales, un esquema que ha usado en su carrera, pero que no está entre sus predilectos. Sí que potenció ese dibujo una mayor solidez, dando con Jair, de injustificado ostracismo viendo el nivel defensivo del equipo, junto a Vital, hasta el descanso y Lluís López después, y Clemente una mayor sensación de seguridad. Quizá, salvo en los 5 minutos del final del primer acto, con el gol de Weissman tras un centro lateral permitido por Toni Moya, y el que se marcó en propia puerta Clemente después de un córner, mostró un camino, aunque tampoco fuera en algo muy trabajado.
«El equipo ha hecho las cosas bien, con un sistema nuevo que hemos podido trabajar muy poquito, esta mañana un poco y ayer un pelín», se le escapó a Calero tras el duelo ante el conjunto nazarí, resuelto con la eliminación, aunque es indudable que ese dibujo potenció las cualidades de varios jugadores, no solo los centrales.
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