La portería del Real Zaragoza, un carrusel sin fin

Dieciséis partidos en el once seguidos sumaba Gaetan Poussin, renacido en verano tras un nefasto primer curso en el Real Zaragoza que le colocó en una rampa de salida en junio no consumada con las maletas hechas porque convenció a Víctor en pretemporada y las dificultades de repetir fichaje con Badía en julio y la ausencia de otras alternativas convincentes hicieron el resto. La lesión de Femenías, el portero titular cuando arrancó el curso para el técnico, en Cádiz, con una rotura fibrilar en el aductor, le abrió la puerta del once y el galo la agarró con toda la fuerza hasta que, sin mucho motivo aparente, Femenías, tras jugar en Copa ante el Granada, fue el elegido en Riazor, una nueva vuelta de tuerca en una portería zaragocista que obviamente no es un puesto cualquiera y donde los cambios no son tan sencillos y exigen más explicaciones y que lleva más de un año convertida en un carrusel sin fin.

El análisis del momento del Real Zaragoza. Más cerca, más lejos

No escondió Víctor la lectura exclusivamente táctica de su decisión tras el duelo ante el Deportivo. "La puerta de la titularidad tiene que estar abierta a todo el mundo. Cuando entra un futbolista buscas más prestaciones. El que sale del equipo puede estar jugando bien, pero buscas a alguien que lo haga todavía mejor. Son decisiones que no son tan fáciles como cambiar a un lateral o a un centrocampista, pero también buscas un poco romper esta dinámica que llevamos en los últimos partidos", adujo el entrenador, que resumió de esa manera lo decidido en un Zaragoza que llevaba 12 de los 13 últimos partidos de Liga con Poussin encajando dianas (hasta 19 tantos en ese tramo), solo dejando el marco a cero ante un Málaga con 10.

"La puerta de la titularidad tiene que estar abierta a todo el mundo. Cuando entra un futbolista buscas más prestaciones. El que sale del equipo puede estar jugando bien, pero buscas a alguien que lo haga todavía mejor", dijo Víctor tras el partido en Riazor sobre su decisión en la portería

Pero de ahí a que la culpa fuera del arquero galo va un trecho. Y desde luego no lo era. Venía Poussin de un partido ante el Albacete de alguna duda en una salida que provocó el primer remate al palo de Higinio en una actuación irregular, aunque justo en los choques precedentes había sido el salvador ante el Málaga, con un paradón estratosférico a Larrubia y otro a Manu Molina, o en Córdoba, con buenas intervenciones ante Lapeña y Jacobo. Eso, por no hablar, de tiempos anteriores, en Elda, en El Molinón, ante el Levante en La Romareda o en Burgos, donde paró dos penaltis a Curro. "Lo difícil era defender a Poussin en verano y ya dije entonces honestamente lo que veía. Se ha reseteado y está muy arropado, no se ha rendido. Y ahora yo no tengo nada que decir, porque se defiende con su rendimiento en el campo", dijo tras esa actuación en El Plantío Víctor.

Sin embargo, en Riazor apostó por Femenías, que respondió bien, con una magnífica parada a remate de Mario Soriano tras un córner, acción invalidada después por fuera de juego, y otra de mérito en una falta de Lucas Pérez, con ninguna culpabilidad en el gol del rival y una duda al salir al final solventada por Luna ante Davo. Está claro que el problema no estaba en la portería zaragocista, pero Víctor decidió dar un giro y poner al que empezó el curso siendo su meta titular en el Nuevo Mirandilla, fichado en verano por 2 años tras no renovar en el Levante y que se había convertido en su meta en la Copa, con Cristian en un tercer plano.

El precedente con Badía

El arquero argentino había vivido a principios de mayo algo similar a lo sucedido con Femenías, entonces con Badía como fijo. El catalán, fichado en enero por la lesión de Cristian, entonces en el isquio izquierdo y después de sóleo, por el flojo nivel de Rebollo y por la defenestración de Poussin, que no quiso marcharse en ese mercado, tuvo un rendimiento espectacular nada más llegar, pero bajó un punto ese nivel, aunque sin merecer el cambio, y el técnico decidió el relevo ante el Burgos. "He considerado que debía jugar ya Cristian, llevaba ya un mes de plenitud", dijo entonces.

El argentino volvió a lesionarse, de nuevo en el isquio, esta vez el derecho, en un entrenamiento tras jugar ante el Burgos, el Oviedo y el Racing de Ferrol y Badía regresó a primer plano en Santander, en el partido que supuso la salvacion zaragocista con una actuación de hasta seis paradas del meta cedido por el Elche, que fue objetivo en verano, aunque el club franjiverde le cerró la puerta. Solo se la abrió cuando el Zaragoza ya había decidido sellar su marco con Poussin, Femenías y el mencionado Cristian, que pese a su terrible temporada con las lesiones apostó por seguir y cumplir el año que le quedaba, lo que respetaron el club y Víctor, aunque con más dudas por ese estado físico que otra cosa.

El ostracismo de Cristian

Cristian, que lleva más de medio año desde su último partido, ante el Racing de Ferrol el 20 de mayo, no ha tenido en esta temporada, iniciada con un balonazo en el ojo que le tuvo fuera varios partidos, ni la oportunidad de la Copa, donde Femenías fue el elegido. "Aquí siempre recordamos a los que no juegan. Hace siete meses me dieron unas hostias tremendas por poner a Cristian en lugar de Badía. Yo soy un defensor de Cristian a muerte, pero hay que valorar el estado físico de cada jugador y cuánto tiempo lleva sin competir", explicó Víctor dejando entrever cierto enfado por la pregunta tras el duelo en la Copa sobre la suplencia del argentino, ídolo de la grada y una leyenda en la historia reciente del club, con 236 partidos y muchísimas paradas inolvidables. Ese día jugó Femenías, como en Riazor, en otro giro en la portería zaragocista.