La opinión de Sergio Pérez

La polémica línea de cinco de Miguel Ángel Ramírez y el último tren para el 'playoff' del Zaragoza

Mientras piensa en un Real Zaragoza más moderno, Ramírez necesita resultados en la Liga a la de ya. Su gran problema hasta ahora ha sido que con su plan el equipo ha vivido muy lejos del gol

Miguel Ángel Ramírez, en La Romareda antes del inicio del partido ante el Tenerife.

Miguel Ángel Ramírez, en La Romareda antes del inicio del partido ante el Tenerife. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

De repente, como si en lugar de andar en pleno invierno la ciudad estuviera atravesando un día de bochorno veraniego, una tormenta inesperada e intensa descargó sobre La Romareda con una fuerza que se recordará durante décadas. En el ojo de aquella imprevista tempestad que removió los cimientos del viejo estadio municipal, dos figuras: la directiva, a la que la grada reclamó la dimisión con un grito clásico, y Miguel Ángel Ramírez, foco de la ira de su propia afición el día de su primer partido en casa. El técnico había contribuido a que ese temporal se formara con un planteamiento que mantuvo a su equipo muy alejado del gol hasta que el plan inicial saltó por los aires con el 0-2 ante el colista y el Real Zaragoza igualó el encuentro sin cadenas y con el empuje de la desesperación como motor.

La olla a presión de doce años de decepciones y sufrimiento estalló en el estadio de una manera espontánea y con un resultado inédito en los más de 92 años de historia del club. Lo que ese día sucedió no había ocurrido nunca. Los coletazos de semejante tormenta han durado varios días más a lo largo de esta semana, en la que la SAD ha maniobrado para intentar calmar las aguas en varias direcciones haciendo una profunda autocrítica, reconociendo errores e intentando ganarle tiempo al futuro poniendo en marcha un plan de modernización de sus estructuras, algunas absolutamente anquilosadas.

La figura del propio Ramírez también ha continuado en primera línea después del partido ante el Tenerife por razones deportivas y extradeportivas. Sacudido emocionalmente por todo lo que había tenido que vivir en su debut en La Romareda, el técnico siguió pisando charcos de manera innecesaria, argumentando con equivocadas generalizaciones. El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor. No será el caso del entrenador, que tras aquello se ha corregido acertadamente.

Miguel Ángel Ramírez tiene buenas ideas y muy claro qué quiere. Por su cabeza revolotea el dibujo de un Real Zaragoza mucho más adaptado al fútbol actual, menos antiguo, con menos taras y capaz de recoger los frutos en forma de resultados de un proceso de modernización totalmente necesario e indemorable. Fernando López, director general de la SAD, ha venido trabajando en esa dirección desde su llegada hace unos meses y esta semana lanzó un plan a medio plazo, hasta 2027, para colocar a la entidad a la altura de los tiempos, muy en consonancia con lo que reclama el técnico.

Mientras todos esos proyectos van haciéndose realidad de manera lenta, muy poco a poco, el Real Zaragoza necesita subir de velocidad y de marchas en la Liga, a la de ya. El futuro está muy lejos y el presente consume la temporada del equipo cada vez que vuelve a dejarse puntos por el camino. En un acto de valentía, el propio López mantiene sin titubear el objetivo para este año: el ascenso. Y asume que no conseguirlo sería un fracaso.

A Málaga llega Ramírez después de haber dirigido dos encuentros, con un balance de un punto de seis posibles y la polémica rondando alrededor de la línea de cinco que ha utilizado de base. En Elche le dio un buen resultado táctico a pesar de perder. Contra el Tenerife fue una calamidad. Por sí mismo, ese sistema no es ni bueno ni malo, ni defensivo ni ofensivo. Como todos, depende de su interpretación y de la manera en que se ejecuta.

El proceso de enseñanza y aprendizaje que está llevando a cabo el técnico canario en los entrenamientos con sus jugadores necesita réditos inmediatos para seguir alimentando el sueño del club mientras se incorporan los refuerzos de invierno y los proyectos de futuro se ejecutan por otro carril y a otra velocidad. O el equipo reacciona ya o el tren del playoff se marchará definitivamente.

Hasta ahora, el gran problema que ha tenido el Zaragoza de Ramírez es que ha vivido lejísimos del gol. Eso es básicamente lo que le reprochó la grada de La Romareda con sus cánticos el domingo pasado. Y eso es lo que el técnico debe mejorar en Málaga, con su idea original o con otra, pero jugando con más agresividad, más profundidad, líneas más altas y otra voluntad, más cerca de las victorias que del 0-0 o de las derrotas. Todo para empezar a obtener triunfos y buenos resultados que sostengan su sugerente y romántico discurso del medio plazo.

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