Real Zaragoza

"Ha sido muy duro, pero nunca se vino abajo". Los padres de Vallejo celebran su debut con el primer equipo tras su grave lesión

Los padres del navarro valoran la fortaleza mental de su hijo, que volvió a competir a lo grande después de más de 9 meses de ausencia por culpa de una grave lesión

Jaime Vallejo, durante un entrenamiento con el primer equipo del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva.

Jaime Vallejo, durante un entrenamiento con el primer equipo del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Jorge Oto

Jorge Oto

Zaragoza

Mediados de abril de 2024. Jaime Vallejo, indiscutible en el lateral izquierdo del Deportivo Aragón, cae gravemente lesionado durante el partido entre el filial y el San Juan disputado en la Ciudad Deportiva. El navarro se rompía el ligamento cruzado de la rodilla derecha a apenas unas semanas de la finalización de un contrato que el Real Zaragoza, a través de su director de cantera Ramón Lozano, no dudó en renovar. Comenzaba un largo periodo de baja marcado por la intervención quirúrgica y posterior recuperación. Más de nueve meses después, Vallejo, de 22 años, vivió uno de los mejores fines de semana de su vida. El viernes volvió a jugar y lo hizo, además, debutando con el primer equipo del Real Zaragoza. No podía haber mejor manera de volver a la competición después de tanto sufrimiento.

«Fue una grata sorpresa, algo que siempre deseó y que, quizá, llegó cuando menos esperábamos», reconocen Susana y Narciso, sus padres, todavía emocionados, que vivieron el gran momento rodeados de su familia, en un bar de Corella, donde residen y ciudad natal del futbolista.

Cinco días antes, Vallejo, que jugó la Youth League con el juvenil y que ascendió a Segunda RFEF con el filial, ya estuvo a punto de jugar en La Romareda ante el Cádiz. En el estadio estaban sus padres, como casi cada partido que el Zaragoza juega en casa. «Vamos cuando no está convocado Jaime, como para no ir cuando lo está», y recuerdan cuando su hijo saltó a calentar en la segunda parte. «Fue subiendo la adrenalina, aunque cuando Marc Aguado le dijo a Jaime que se sentara ya perdimos la esperanza. Sin embargo, a los dos minutos expulsaron a Tasende y volvió a salir a calentar, aunque al final el entrenador se decidió por reubicar a Francho en el lateral zurdo y no pasa nada. Tocaba esperar».

Vallejo, en sus inicios en el equipo de Corella, su localidad natal.

Vallejo, en sus inicios en el equipo de Corella, su localidad natal. / SERVICIO ESPECIAL

En Albacete, sin embargo, fue distinto. Vallejo fue el elegido para ocupar el carril en los últimos minutos para abrir de par en par la puerta de los sueños a un futbolista que dejaba atrás un calvario. «Ha sido muy duro, pero ha contado con un ángel de la guarda, que es Gregorio Entrena, recuperador del club, que es el que le ha ayudado y se ha preocupado por él profesional y personalmente. Lo ha hecho a la perfección y ha estado siempre a su lado», afirman los padres del jugador, que admiten haberlo pasado mal. «Es duro ver cómo a tu hijo se le trunca la carrera por una lesión fortuita y todo se viene abajo en ese momento. Pero enseguida estábamos todos apoyándole y reforzándole, seguros de que se iba a recuperar bien y que se abrirían puertas. Y vaya si ha sido así».

El lateral, que el domingo también volvió a jugar con el filial, cumple su octava temporada en la Ciudad Deportiva, a la que llegó de la mano de Ángel Espinosa casi por casualidad

Llegó la merecida recompensa para un jugador «de un pueblo de Navarra y muy amigo de sus amigos. Un chico muy humano al que le gusta mucho el fútbol y que sueña con ser profesional. Un currante y muy buena gente», definen Narciso y Susana, que valoran que su hijo «nunca se vino abajo moralmente y lo ha conseguido a base de mucho trabajo y esfuerzo, algo innato», indican.

Por eso, esa llamada ya en el autobús camino de vuelta a Zaragoza estuvo envuelta en emotividad. «Y en alguna que otra lágrima. No fue una conversación larga, pero sí muy intensa y bonita. Nos venía a ofrecer lo que le había pasado y a darnos las gracias por lo que habíamos pasado junto a él».

Vallejo, a la izquierda, celebra el campeonato de Tercera y ascenso con el Deportivo Aragón en la 21-22.

Vallejo, a la izquierda, celebra el campeonato de Tercera y ascenso con el Deportivo Aragón en la 21-22. / SERVICIO ESPECIAL

Vallejo lo había conseguido. Aquel niño que jugaba de delantero cuando era pequeño y al que no tardó en reclutar el Tudelano llegó al Zaragoza casi de casualidad. Porque Ángel Espinosa, coordinador de fútbol formativo del club, decidió parar a ver partidos en Tudela de vuelta de Logroño y quedó prendado de las excelencias de ese zurdo menudo que las metía de todos los colores. «Luego lo reciclaron en el Zaragoza al lateral y hasta ahora», subraya su familia, que recuerda que, no hace mucho, su hijo no era opción para el primer equipo a pesar de la ausencia de efectivos y los problemas en la zona. «Pasaron por delante de él Borge o incluso Francés, al que colocaron de lateral izquierdo. Su perfil no le llegaba al entrenador o entrenadores que había entonces y hay que respetarlo. Pero él nunca se vino abajo, es muy tenaz y constante».

"Alguna lágrima hubo al hablar con él después del partido. Y antes también. No fue una conversación larga, pero sí muy intensa y bonita. Nos venía a ofrecer lo que le había pasado y a darnos las gracias por lo que habíamos pasado junto a él"

Quizá por eso el Zaragoza no dudó aquel fatídico día de su lesión en ofrecerle una renovación que se había ganado a pulso un futbolista que cumple ya su octava temporada en la Ciudad Deportiva. «Sabíamos que el club ya lo había hecho antes con Antonio Sola y lo valoramos muchísimo. Ramón Lozano le dijo que le iba a cuidar y cumplió su palabra, por lo que le estaremos eternamente agradecidos. El Zaragoza se ha portado con él como un gran club».

Vallejo, que el domingo también jugó su primer partido del curso con el filial, ha vuelto. Atrás queda aquel oscuro túnel. Ahora, todo es luz. «El sueño es darle continuidad a todo esto y ser jugador profesional. Es complicado, pero, como le digo, Jaime derrocha esfuerzo y trabajo. A por ello va», dicen. 

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