La opinión de Sergio Pérez

Las batallas de Miguel Ángel Ramírez y el Real Zaragoza más redondo

Con el homenaje a Cristian Álvarez como telón de fondo, el Real Zaragoza buscará contra el Burgos su primer partido redondo en La Romareda

Ramírez le da una palmada cariñosa a Bazdar en el entrenamiento del Real Zaragoza.

Ramírez le da una palmada cariñosa a Bazdar en el entrenamiento del Real Zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

En el partido del debut de Miguel Ángel Ramírez en el banquillo, el Real Zaragoza firmó en Elche una notable actuación colectiva, con armonía entre las líneas y una gran solidez defensiva sobre una base de tres centrales (Lluís, Vital y Clemente, de ahí en adelante los preferidos del entrenador con esa fórmula o moldeada acercando al luso y al aragonés a la zona de los laterales). Aquella buena tarde de fútbol solo se quebró en el descuento. En ataque no hubo nada de nada.

En el estreno del técnico en La Romareda, de recuerdo traumático y para los libros de historia por todo lo que sucedió con los gritos contra el canario a las primeras de cambio y recados para la directiva, el equipo jugó más de 75 minutos paupérrimos, superado por el colista Tenerife. Salvó un punto en un arreón final al toque de corneta y a la desesperada, únicamente con el impulso del amor propio y ya sin grilletes tácticos.

En Málaga, el Real Zaragoza dibujó su encuentro más completo a nivel teórico y práctico, con remontada incluida, superando un gol en contra y más de media hora final en crecimiento. A la vuelta de unos días de aquella importante victoria en La Rosaleda, el Cádiz se le atragantó al equipo aragonés en el estadio municipal, especialmente en una primera parte en la que fue superior. En la segunda, la dirección del encuentro cambió pero no lo suficiente. Otro empate, esta vez a cero.

En la última jornada, en Albacete, el Real Zaragoza realizó una destacada primera mitad, controlando el ritmo del partido, cociéndolo poco a poco, con Arriaga entre centrales y generando varias oportunidades de gol sin concretarlas. Bazdar tuvo un par, Pau Sans otra. Tras el descanso, el plan se vino abajo con dos goles locales en un espacio reducido de tiempo: en el primero en otro centro lateral mal defendido y en el segundo con Poussin dejando al descubierto su portería. Fallos individuales gruesos. Luego, Dani Gómez estrenó su cuenta realizadora.

Fruto de todo ello, el Zaragoza ha firmado un balance muy discreto de 5 puntos de 15 posibles en el inicio de esta nueva etapa sin ningún encuentro del todo redondo. Eso es lo que buscará Ramírez este domingo frente al Burgos en su sexta aparición, con el emotivo homenaje a Cristian Álvarez como telón de fondo de una de las últimas oportunidades para mantener viva la llama de soñar con una escalada hacia la zona alta.

El entrenador canario es un hombre de mundo, con experiencias profesionales en ciudades muy dispares y un amplio conocimiento de entornos diferentes. Sabrá, por lo tanto, que cada lugar tiene su idiosincrasia, su manera de vivir el fútbol y su contexto, normalmente ligado a la dimensión de la plaza, a su historia, a sus personajes y a la dirección de los resultados en los años más recientes.

Pensar en cuadrar círculos es perder el tiempo. En Zaragoza, el mundo es como es, con sus viejísimas particularidades. Como el cierzo, un viento que puede aturdir hasta ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. De cualquier forma, las cosas de aquí, como la nobleza o el valor. Sobre el césped y con sus futbolistas es donde el entrenador debe focalizar todo su saber, que es vasto, y toda su energía. Y no malgastarla en imposibles ni en batallas absolutamente estériles.

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