Cuando todo se hace insoportable

Vaya por delante que la derrota vino marcada por la roja a Dani Gómez, que nunca debió ver el delantero, que en todo caso entró con demasiada fuerza a Florian Miguel y la inexperiencia y el afán de protagonismo del debutante Sánchez Villalobos, sibilino en el reparto de faltas y sobre todo de tarjetas, hicieron el resto. Sin embargo, antes el Real Zaragoza no hizo méritos para ganar, salvo dos intentos a balón parado de Aketxe, para darle un homenaje a Cristian, merecido por ser leyenda, que se tiñó de surrealismo porque de un tiempo a esta parte todo lo que puede salir mal en este club sale peor. 

La roja excesiva a Dani Gómez, el VAR y la caída del Zaragoza de Miguel Ángel Ramírez hacia la zona roja

También sucedió esta vez, con un Zaragoza que recibió el golpe del golazo de Íñigo Córdoba en el tramo final, con un equipo al que Ramírez, con cambio de sistema esta vez, aparcando los tres centrales y jugando con cuatro atrás y un rombo en el medio que tampoco funcionó y relevo en la portería con el regreso de Femenías, no logra hacer reaccionar mientras se despista con lo que puede averiguar el Burgos en la prensa cuando no debería estar pendiente de eso.

Cinco puntos de 18 posibles suma el Zaragoza con Ramírez, que llegó en el parón después de la dimisión de Víctor, con el que la caída ya se hizo palpable, con 4 puntos de 21 para irse tras la derrotacon el Oviedo y que el triunfo frente al Racing de Ferrol y con David Navarro solo aclarara un poco el panorama. No ha logrado el entrenador canario que habla mucho de modernizar, que es intachable en el trabajo, tanto él como sus ayudantes, y que ha calado en el vestuario, que sus ideas tengan eco en los resultados, que es lo que de verdad vale en el fútbol y ahora mismo la situación a puro de no ganar está empezando a ser insostenible, con el ascenso ya como quimera, con un calendario difícil (Granada y Sporting asoman) y con el triunfo del Eldense dejando una renta de seis con el peligro.

Hay margen, pero el Zaragoza es un creciente y desagradable poema desde que fue a Burgos como líder para caer allí y en 23 citas solo ha sumado 24 puntos, en una pérdida progresiva de fútbol y valores que transmiten cuanto menos preocupación, por no hablar de drama, porque si el equipo no reacciona se va a acabar metiendo en un lío, por mucho que Ramírez asegure no mirar la tabla, algo que debería empezara a hacer. Todo eso vislumbra ya La Romareda, que se enfadó con el árbitro, pero también con sus jugadores, en particular con Lluís López, capitán y silbado mucho en el tramo final, con Cordero, que se quedó con tareas pendientes en el mercado de enero, el necesario central cuanto menos, y sobre todo con Ramírez, que en tres partidos en casa, donde no conoce el triunfo, ya se ha tenido que oír que se vaya en dos.

El Zaragoza mancha su historia. La crónica del Real Zaragoza-Burgos (0-1)

El Burgos llevaba nueve salidas sin ganar, desde el 21 de septiembre, y venció en la Romareda, donde casi cualquier enemigo se lleva botín. Lo hizo en el día equivocado del homenaje a Cristian, en un estadio que vive una dinámica terrible de 15 puntos en 13 partidos en casa para que sea el tercer peor local de la categoría. Unos números de vergüenza, un devenir que solo transmite la sensación de que este Zaragoza puede acabar sufriendo otra temporada más mientras en el club se siguen vendiendo imposibles en forma de objetivos y Ramírez continúa sin tomarle el pulso a un equipo en el que vio un margen de mejora grande al llegar y que no lo logra. Y en medio de todo, Cristian y su mirada perdida en la despedida. Sí, todo se hace insoportable.