El Real Zaragoza no chuta

Entre los numerosos problemas que sufre el Real Zaragoza emerge uno por encima del resto: el gol. El equipo aragonés ha perdido su buena relación con el marco contrario, seguramente, su principal virtud mientras Víctor Fernández ocupó el banquillo. Cuando el técnico aragonés decidió marcharse, el Zaragoza era, con 30 tantos a favor, el sexto máximo realizador del campeonato. Sin embargo, desde que está Ramírez la tendencia ha cambiado de forma drástica hasta relegar al cuadro blanquillo a una de las últimas posiciones de este ránking. De hecho, solo otros cuatro equipos han marcado menos tantos que los cinco que el Zaragoza ha firmado en las seis jornadas con Ramírez al mando. Y dos de ellos (Racing de Ferrol y Burgos, con 3 dianas) han jugado un encuentro menos. Eibar (4 tantos) y Cartagena (2) empeoran el registro de los aragoneses, que se han quedado sin marcar en la mitad de los encuentros dirigidos por Ramírez (1-0 en Elche, 0-0 en casa contra el Cádiz y 0-1 el pasado domingo frente a un Burgos que llevaba cinco meses sin ganar a domicilio).

El mal es grave. Sobre todo, porque el técnico canario tampoco está sabiendo taponar la sangría defensiva ni corregir los problemas estructurales que sufría aquel Zaragoza de Víctor. El equipo sigue encajando goles (solo ha dejado la portería a cero en uno de esos seis últmos choques) y cada vez marca menos. En consecuencia, la cáida en barrena, lejos de cesar, se acelera hasta situar al Zaragoza cada vez más cerca del abismo.

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Y el problema se agudiza en La Romareda, escenario de un drama continuo. El tercer peor local de la categoría solo ha sido capaz de ganar cuatro de los trece encuentros disputados este curso en el estadio municipal para agudizar la crisis y poner el foco de nuevo en Ramírez, incapaz de celebrar un triunfo en sus tres primeros partidos como local.

Solo dos (Natxo y Alcaraz) de los 18 entrenadores previos a Ramírez en estas 12 campañas en Segunda no ganaron ninguno de sus tres primeros partidos en casa

De hecho, solo otros dos de los 18 entrenadores previos al canario que han pasado por el Real Zaragoza en estas doce campañas consecutivas en Segunda tardaron tanto en ganar en casa. Uno de ellos, Lucas Alcaraz, ni siquiera lo hizo (dos empates y otras tantas derrotas) en su corta etapa en el banquillo en la 18-19. El otro fue Natxo González, al que el triunfo en La Romareda se le resistió hasta la cuarta cita (dos empates y una derrota hasta entonces) en la 17-18.

Es el cuarto que menos goles marca desde que llegó Ramírez, aunque Ferrol y Burgos tienen un partido menos

Ahí, en La Romareda, el Zaragoza lo está echando todo a perder. Dos pírricos puntos sobre nueve posibles ante rivales de talla medio-baja como Cádiz, Tenerife y Bugos advierten del serio problema de generación y llegada de un conjunto aragonés incapaz de marcar en dos de esos tres duelos y que solo lo hizo gracias a un arreón de un minuto en el que empató los dos goles de renta que el Tenerife, colista, había adquirido en el estreno de Ramírez ante su afición. La cita, marcada por los cánticos contra el entrenador, presentó un equipo con cinco defensas (tres centrales) que el canario volvería a utilizar luego ante el Cádiz pero ya no el domingo pasado contra el Burgos.

En esos tres encuentros como local, el caudal ofensivo del Zaragoza ha estado bajo mínimos. Entre todos ellos, el conjunto aragonés ha disparo entre los tres palos en apenas nueve ocasiones (4 al Tenerife, 3 contra el Cádiz y 2 al Burgos, si bien esta última cita está condicionada por la inferioridad numérica del Zaragoza durante casi toda la segunda parte). Es decir, una media de tres disparos a portería por partido, un registro patético en partidos en casa, donde ha de cimentarse cualquier tipo de objetivo.

El Zaragoza marca ahora menos de un tanto por encuentro (0,8) cuando antes alcanzaba los 1,4

La cifra es tan preocupante que da miedo. De hecho, esos nueve tiros entre palos son menos que los que ejecutó el Zaragoza en el último partido previo a la llegada de Ramírez. Y es que hasta diez dispararon los aragoneses ante el Oviedo, punto final de la etapa de Víctor Fernández en el banquillo. Entonces, el Zaragoza, de nuevo presa de errores defensivos impropios y de una fragilidad anímica brutal, acabó cayendo 2-3 tras ir ganando 2-0. Aquel problema sigue latente, aunque se ha pasado de encajar 1,3 goles con Víctor a 1 con Ramírez. En cambio, el Zaragoza marca ahora menos de un tanto por encuentro (0,8) cuando antes alcanzaba los 1,4. Y es que, está claro, el Zaragoza no chuta.