Ramírez y el Sporting, reencuentro con el gran amor
«Estoy enamorado del Sporting y de la ciudad», dijo Ramírez al marcharse en junio, un adiós justificado en el apartado económico en Catar, en el jugoso contrato que le ofrecieron, y ahora tras aceptar en el parón navideño la oferta zaragocista se mide a su exequipo

Ramírez llora en su despedida del Sporting en junio pasado junto al presidente del club, David Guerra. / LA NUEVA ESPAÑA
En su despedida del Sporting el 15 de junio pasado, Ramírez, entre lágrimas, aseguró que allí, en Gijón, «viví algo increíble, no creo que me pase en ningún lugar más», además de dejar claro su deseo de volver en alguna ocasión. «Estoy enamorado de este club y de este ciudad. Asturias me parece el lugar perfecto para vivir. Me encantará poder volver», aseveró el ahora prerparador del Real Zaragoza. Puso así punto y final a año y medio intenso, de comienzo difícil y con una segunda temporada en la que el equipo acabó quinto y se metió en el playoff, donde cayó a manos del Espanyol.
«Ha sido un regalo ser entrenador del Sporting. Mi objetivo era más importante que ganar partidos del fin de semana aunque eso fuera lo importante. Quería hacer una estructura, una base para que se pueda lograr el objetivo de subir», dijo, incidiendo en el espíritu modernizador del que se jacta en su paso por Gijón y con el que llegó a Zaragoza, también con un inicio muy complejo, más si cabe que allí.
Ahora, se reencuentra con el Sporting y su discurso antes del partido estuvo marcado por el agradecimiento: «El partido obviamente es muy especial. Es un club que quiero muchísimo, generamos algo que creo que no había vivido con empleados desde el primero hasta el último, con toda la plantilla, los jugadores... Fue una relación deportiva y personal muy sana en la que logramos transformar un club en el día a día. Entre todos fuimos capaces de cambiarlo con paciencia y mucho trabajo y llevamos al equipo de estar cerca de descender a cerca de ascender a Primera», aseveró ayer.
El caso es que Ramírez, un técnico que el Grupo Orlegi, propietario del Sporting, tenía muy seguido, arriesgó al aceptar la oferta, muy baja en lo económico, con una subida en el segundo año, donde la continuidad no estaba ligada a ningún objetivo (también en Zaragoza ha firmado por año y medio sin requisito alguno). El canario, que venía de ser destituido en el Charlotte FC, quería abrirse un hueco en España, donde no había entrenado a nivel profesional. Más allá de su exitoso paso en Independiente del Valle, en Ecuador, y de los fracasos en Brasil (Inter de Porto Alegre) y MLS, deseaba mostrar su nivel en el fútbol de su país y el Sporting le abrió esa puerta. Logró la permanencia y en verano de 2023 rechazó una buena oferta del Barcelona de Ecuador. Después, en la 23-24, impuso su capacidad táctica y su buen manejo del vestuario para que el Sporting rozara la Primera.
El club asturiano lo quiso renovar, le anunció esa intención ya en enero, pero desde antes de acabar la temporada su destino estaba en el Al Wakrah de Catar, con un contrato que multiplicaba varias veces su salario en Gijón, entre cuatro y cinco se asegura, y donde duró solo tres meses. Ahora, discutido en La Romareda y con la ineludible necesidad de ganar se reencuentra con el equipo en el que se hizo un nombre en España.
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