Soberón, todo un cañón

El delantero cántabro marca cada 101 minutos, siete goles en 707, un registro que solo supera el levantinista Carlos Espí en la categoría de plata entre los que han marcado dos o más dianas

Soberón dispara tras girarse en el área delante de Kevin Vázquez para anotar el primer gol.

Soberón dispara tras girarse en el área delante de Kevin Vázquez para anotar el primer gol. / LAURA TRIVES

Santiago Valero

Santiago Valero

Uno de los grandes problemas que ha tenido el Real Zaragoza en este curso ha sido la larguísima ausencia de Mario Soberón, que en lo poco que ha podido jugar, 707 minutos en 12 encuentros, 10 de ellos de titular, ha mostrado una eficacia superlativa, con un gol cada 101 minutos, un dato que no mejora ningún otro jugador de la categoría de plata que haya anotado más de dos dianas. Soberón solo se ve superado en su rendimiento goleador por el levantinista Carlos Espí, con cinco aciertos, incluido el que le dio la victoria a su equipo en Elda ayer, en 388 minutos entre Liga y Copa (cada 78). Y es mejor que Myrto Uzuni, que se marchó en enero al Austin de la MLS con 14 dianas en 1.417 minutos en el Granada, con una media de 102, o que Luis Suárez, Pichichi con 24 tantos oficiales, 20 de ellos en Liga, en 2.678 minutos (cada 112). Mientras, en el Zaragoza, Pau Sans marca cada 182 minutos oficiales, 4 goles en 729, y Azón puso rumbo al Como 1907 anotando cada 185 sus 8 tantos de zaragocista.

Soberón puso ante el Sporting la séptima muesca en su revólver, teniendo en cuenta que su récord en el fútbol profesional, en el único año que ha tenido hasta el actual, con el Eldense la temporada pasada, está en nueve dianas, muy próximo. Fue un gol de delantero, con el centro de Tasende en el minuto 49, el control con la derecha y sabiendo esperar para hacerse el hueco necesario, gracias a la permisividad de Kevin Vázquez, para girarse y soltar un remate potente al que no pudo responder Yáñez. Diez minutos después de ese gol, con el trabajo cumplido y con una hora de partido, se marchó Soberón, con la ventaja en el marcador que después se perdió en los últimos instantes para cabreo del delantero y de todo el zaragocismo.

El punta cántabro solo ha necesitado 18 remates, 11 de ellos a puerta, para sumar esas siete dianas, lo que habla de su eficacia. Azón, con el mismo número de aciertos, necesitó 39 remates, por los 32 de Bazdar para cuatro tantos del serbio. Soberón, que volvió a tener minutos en Granada, ya en el once tras más de cuatro meses con lesiones encadenadas desde que cayó en Tenerife el 11 de octubre, no está todavía al 100% tras un año con tantos altibajos, aunque contra el Sporting se le vio con más frescura que en Los Cármenes y para un delantero como él esa mejoría física es sinónimo de mayores posibilidades de marcar. Bien que necesita el Zaragoza sus goles y bien que los ha echado de menos en los hasta 17 encuentros que se ha perdido.

Dianas de todos los colores

Soberón fue, junto a Femenías, el primer fichaje del verano, un refuerzo con la carta de libertad tras no renovar, trabajado por Cordero que no entusiasmaba a Víctor, que tenía otras preferencias para el ataque, aunque fue convencido de que en el cántabro había un punta con muchas posibilidades. Ya en pretemporada demostró su capacidad, pero empezó el curso con una marcha más, con dos goles en la primera parte en Cádiz, el primero tras un disparo desde fuera del área que sorprendió a Caro y el segundo a placer tras la asistencia de Calero.

Contra el Elche marcó tras recortar a Dituro su primer gol y el segundo en un cabezazo en plancha tras envío medido de Calero. Mientras, en el triunfo con el Levante anotó de penalti y frente al Racing, el 5 de octubre, en el último gol que había anotado, con un control perfecto de pecho en el área en el centro de Tasende para armar la pierna y batir a Ezkieta.

Solo una semana después, el 11 de octubre y en la primera parte en Tenerife, empezó un calvario que arrancó con una lesión en el isquio izquierdo para que sufriera en esa zona de esa pierna otra dolencia, aunque no fue una recaída y después tuviera un problema en un gemelo para que no pudiera jugar hasta el partido frente al Eibar después de no tener las mejores sensaciones contra el Granada en Copa.

En el choque en Ipurua se lesionó en el cuádriceps derecho saliendo desde el banquillo y con solo 21 minutos en el campo para prolongar un calvario, repleto de pruebas en esos meses y de hasta ayuda psicológica, que foinalizó con su citación ante el Burgos, dos meses después del choque ante el Eibar y cuatro desde el inicio de ese viacrucis. En Granada, fue titular y notó la falta de ritmo, pero ya contra el Sporting limpió su fusil y ratificó que es todo un cañón en esta Segunda.

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