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La crónica del Real Zaragoza-Eldense (2-4). El terror sí que es posible

Un Zaragoza endeble y sin argumentos defensivos cae con justicia ante el Eldense en un partido marcado por la lluvia y muestra que el peligro de descenso es real para un equipo al que Ramírez solo ha logrado empeorar, con una dinámica indefendible

Francho, Arriaga, Soberón, Keidi y Tasende, cabizbajos.

Francho, Arriaga, Soberón, Keidi y Tasende, cabizbajos. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Santiago Valero

Santiago Valero

Pongan el apelativo que deseen, porque, como diría el Real Zaragoza, o su director general, Fernando López, es posible... el terror. En una lluviosa noche, con La Romareda más vacía que nunca por el tiempo (menos de 11.000 espectadores) y con el césped repleto de agua, la historia zaragocista de esta temporada adquirió los tintes de una película de miedo de verdad. El Eldense, en un ejercicio de pragmatismo, le sacó los colores a un equipo que es una verbena defendiendo y que a Ramírez se le ha caído por completo, con siete puntos de 27 posibles y con el fantasma del descenso ya a la puerta.

El Eldense hizo cuatro goles en La Romareda y habría hecho ocho si hubiera hecho falta. Sí, eso también era posible. El Zaragoza, con dos puntos de renta con las fauces de infierno, con el goal average perdido con el Eldense, como con tantos otros, y 12 jornadas por jugar, se ve más cerca del abismo que nunca y Ramírez no ha conseguido que el equipo adquiera ni un ápice de competitividad. Se va por el sumidero este Zaragoza y solo el relevo en el banquillo, que hasta el partido y el desestre no se planteaba, aunque de mantenerse esta línea tendrá que hacerse, es la única solución a corto plazo que se puede tomar. Eso y la unión absoluta de todo el zaragocismo porque el peligro es mayor que nunca. El Zaragoza, por cierto, perdió su séptimo partido en casa de 15 disputados (16 puntos de 45), un sumidero dantesco. 

Buen inicio y gol tempranero

Con el único cambio de Clemente en el eje arrancó un duelo muy condicionado por la lluvia, sobre todo en la banda junto a los banquillos, aunque en general en todo el campo, ante un Eldense que guardó filas en el inicio ante un Zaragoza que arrancó con mucha energía, como un ciclón casi, porque las ocasiones se sucedieron con color blanquillo. La tuvo Calero a pase de Liso, Dani Gómez se encontró con el meta rival en el rechace, Clemente disparó desviado en un córner y Dani Gómez controló mal un envío de Arriaga que le dejaba con todo a favor. Fruto de la insistencia llegó el gol, Dani Gómez la tuvo y su remate dio en Marc Mateu y en el posterior, en el de Soberón, la mano de Barzic evitó el tanto, pero De la Fuente Ramos, no la vio y sí lópez Toca en el VAR para hacer rectificar a su compañero. Dani Gómez transformó con maestría un penalti que hacía justicia en el minuto 12 del choque.

Sin embargo, el gol adormiló al Zaragoza, que perdida su energía inicial se desnudó y, como no es un equipo solvente en defensa, ni nunca parece que lo será, que comenzara a sufrir era cuestión de tiempo. Camarasa y Ortuño se adueñaron de la medular y Diego Collado empezó a aparecer en ataque para que el factor diferencial fueran los costados de los laterales zaragocistas, sobre todo de Calero. Un córner sacado con maestría por Marc Mateu con ese golpeo que siempre exhibe lo cabeceó a la red Íñigo Piña, ganando a Clemente en el remate en el 31, para descomponer con el empate del todo al Zaragoza, que pudo encajar el segundo en un centro de Gámez que Femenías despejó mal y que Clemente supo sacar cuando Collado ya se relamía. Sin embargo, un pase maestro de Ortuño a la espalda de Tasende para Gámez supuso la asistencia perfecta del exzaragocista para el golpeo de Víctor García. En tres minutos y con la lluvia arreciando el panorama no podía ser sombrío con el 1-2.

Logró levantarse un Zaragoza que parecía un zombi y Soberón tuvo la ocasión de marcar ante Dani Martín y Dani Gómez también debió hacerlo antes de que Piña pusiera el alma en vilo a La Romareda en otro córner y que llegara el empate que evitó la pitada tras una gran jugada de Dani  Gómez y la perfecta asistencia de Tasende a Soberón para el 2-2, su octavo del curso en 13 partidos.

Rápida descomposición

No hizo cambios tras el descanso Ramírez y se mantuvo la constante, con un fútbol difícil de practicar por el agua caída y que exigía cosas sencillas. Pau Sans hizo dos, en dos remates al lateral de la red casi consecutivos, y Liso tampoco estuvo fino a pase de Soberón, sin duda el mejor sobre el césped. El partido estaba para cualquier cosa, Dani Gómez reclamó un penalti de Piña que lo pareció y saltaron Luna y Marí por Calero y un enfadado Soberón antes de que Arriaga salvara un el remate de Piña en una falta donde Femenías se quedó bajo palos, como en el 2-3, en un córner de estrategia con el remate de Llabrés desde la frontal para que Víctor García aprovechara el despiste de Keidi Bare, que rompió el fuera de juego.

La Romareda empezó a estallar y entró en combustión con el 2-4 en el 79, una jugada de Víctor García, que se fue de Tasende y que puso un balón en el que el recién entrado Sekou Gassama ganó con Solvencia con Femenías petrificado sobre la línea. Bazdar, que había salido junto a Aketxe, tuvo un par y Keidi Bare otra. Dio igual. La grada cargó contra todos, con Ramírez, Cordero y la propiedad. El terror está aquí, sí. Era posible.

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