Cordero, de la renovación al alambre

Hace poco más de un mes, el Real Zaragoza admitía su intención de ofrecer la renovación a Juan Carlos Cordero para dotar de estabilidad a una parcela deportiva sometida, sostenía la entidad, a demasiados vaivenes en los últimos años. Aún no había concluido el mercado invernal, que el cartagenero abrochó con los fichajes a última hora de Dani Gómez y Guti (antes había llegado Arriaga) pero sin la llegada de ese central (o dos) que el mismo club se había impuesto como la tarea más urgente a acometer para reforzar una plantilla a la que ya no se pudo incorporar a Lekovic en verano y que tampoco llegó en invierno. Ni él ni nadie.

No fue tan determinante ese error grave de Cordero como el colosal declive del equipo desde entonces para que el club frenara las conversaciones destinadas a un acuerdo rápido para que Cordero continuara en su cargo una o varias temporadas más. En todo caso, se trataba solo de un paréntesis, con la confianza en que el mal momento pasara pronto, el panorama se despejara y, con ello, retomar negociaciones y, seguramente, anunciar la prórroga del vínculo una vez pasada la tormenta.

El gran fracaso del Real Zaragoza

Pero, lejos de escampar, los nubarrones han dado paso a una tempestad que amenaza con llevarse por delante todo lo que encuentre a su paso. También a Cordero, que no está a salvo. De hecho, en las reuniones que se vienen manteniendo desde el domingo por la mañana se incluye en el debate la idoneidad de que el director deportivo, contra el que también cargó La Romareda el pasado sábado, siga en su puesto.

De Cordero, al que le une una estrecha relación con Mariano Aguilar, el consejero con mayor incidencia en la parcela deportiva, se valora su capacidad de trabajo y negociación y el conocimiento del mercado. La sintonía entre ambas partes de cara a seguir caminando juntas era evidente, pero la sempiterna crisis deportiva amenaza con cambiarlo todo. Porque el cartagenero ha pasado de estar prácticamente renovado a no tener asegurado al cien por cien que acabe su contrato, si bien todo apunta a que la relación durará hasta el 30 de junio y que, a partir de entonces, habrá nuevo director deportivo. En ese sentido, la propiedad analiza si esa caducidad y la situación actual le permiten tomar más decisiones. 

Sin duda, la fuerte apuesta personal de Cordero por Ramírez, al que firmó un año y medio de contrato rodeado de un amplio equipo de ayudantes, amenaza con pasarle factura. «Hay que sentarse, pero hay confianza en las partes, ya hemos trabajado juntos dos años. Vamos a darnos margen unas semanas para ver qué pienso yo y el club. Si se dan las circunstancias si el club quiere, nos sentaremos y daremos ese paso», declaró Cordero en la presentación de Dani Gómez y Guti.

Pero Ramírez, la segunda elección personal de Cordero para ocupar el banquillo tras el fracaso de la primera: Julio Velázquez, ha decepcionado a todos. Su crédito está prácticamente agotado y solo la extrema dificultad para encontrar sustituto le mantiene en el cargo hasta el sábado, cuando, si no hay cambio de planes, dirigirá al equipo en Almería. Pero sería su última bala. Mientras, la propiedad asume la toma de decisiones y la búsqueda de alternativas, si bien no abundan. El mercado ofrece a Sergio, Pacheta, Francisco o JIM, entre otros, pero los tres primeros ya rechazaron entrenar en Segunda y, además, suenan para recalar en Las Palmas como destino ante la delicada situación de Diego Martínez.

Por su parte, la opción de JIM cuenta con numerosos adeptos en una afición que guarda muy buen recuerdo del alicantino, aunque la actual propiedad fue la que descartó que siguiera tras su anterior etapa en el club. De igual modo, de momento no se contempla entregar el primer equipo a un técnico de la casa ni el retorno de David Navarro.