La opinión de Sergio Pérez

El no va más para Miguel Ángel Ramírez y los polémicos tres centrales

En Almería, el entrenador se jugará el puesto. Su Real Zaragoza ha sido más competitivo y fiable sobre una base de tres centrales

Calero, Vital y Lluís López saltan a La Romareda a calentar.

Calero, Vital y Lluís López saltan a La Romareda a calentar. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

A su llegada al Real Zaragoza, Miguel Ángel Ramírez tuvo tiempo de ver, meditar y decidir con tiempo y calma por el parón de la Liga. Fruto de ese proceso deductivo, el entrenador tuvo claro qué hacía falta en ese momento y cómo debía jugar el equipo desde su estreno en Elche: arropado, incomodando al rival con la repetición de esfuerzos coordinados, presionando y ordenado a partir de una base de tres centrales (Lluís López, Vital y Clemente) y dos carrileros altos.

La prioridad del técnico fue que su Zaragoza se sintiese seguro desde atrás hacia delante y que corrigiera los problemas estructurales e individuales que había sufrido en defensa en la era de Víctor Fernández, quien había puesto todo el acento del juego en los mejores valores de la plantilla: los atacantes. Eso sí, lo que había vestido por un lado se le había desvestido por el otro.

El primer plan de Ramírez funcionó de manera bastante decente aunque generara inconformidad social y, ante según qué ojos, no pareciera una buena idea. El equipo hizo un partido notable en Elche y solo un gol en el descuento evitó que se trajera lo que había ido a buscar, un punto. Allí, en el Martínez Valero, hubo cosas a partir de las que construir y crecer.

El entrenador insistió en su idea en las siguientes jornadas, con un mal día en casa frente al Tenerife (2-2) y una actuación convincente en Málaga (1-2, de momento su único triunfo). A la vuelta de otra fecha, la idea también encalló contra el Cádiz en La Romareda (0-0).

Cuatro puntos de los primeros nueve o cinco de doce, como se quiera mirarlo, fue el primer bagaje de Ramírez con su idea original. Al Zaragoza no le sobraba nada, pero iba sumando poco a poco, sin alegrías, a la espera de recuperar efectivos ofensivos, de que cerrara el mercado de invierno y la plantilla tuviera la configuración definitiva.

A partir de ese momento, Ramírez cambió de plan en un contexto en el que sus armas se ensancharon por delante y tras haberse escuchado importantes reproches de su afición por el conservadurismo de su propuesta en casa. Desde entonces, el Zaragoza no ha vuelto a ganar. Ha incrementado su producción ofensiva, aunque sin rentabilizarla, y se ha derrumbado desde el punto de vista defensivo y emocional. A cada primer golpe, el equipo se siente frágil y da muchas señales de desconfianza.

En Almería, Ramírez se jugará su puesto. Ya le están buscando sustituto por si fuera menester. Si no quiere ser un kamikaze debería cambiar de portero y volver a darle la titularidad a Poussin tras las pobres actuaciones de Femenías y valorar, aunque tenga la decisiva baja de Lluís López, si es una buena idea recuperar la estructura de su equipo sobre una base de tres centrales. Quizá no le valga de nada, pero en estos dos meses a su cargo, el Zaragoza solo ha sido verdaderamente competitivo con esa propuesta.

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