Real Zaragoza

Tabla rasa. La previa del Almería-Real Zaragoza

El Zaragoza, al borde ya del abismo, y Ramírez, al que solo la victoria le garantiza seguir en el cargo, se la juegan ante el Almería de Luis Suárez con el cupo agotado de deshonras e ignominias

Miguel Ángel Ramírez accede a la sala de prensa de la Ciudad Deportiva antes de su comparecencia ante los medios de este viernes.

Miguel Ángel Ramírez accede a la sala de prensa de la Ciudad Deportiva antes de su comparecencia ante los medios de este viernes. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Jorge Oto

Jorge Oto

Zaragoza

Hasta hace unos días, Miguel Ángel Ramírez, entrenador del Real Zaragoza, pregonaba a los cuatro vientos que no perdía un segundo en mirar la clasificación. La aseveración del canario restaba relevancia a la situación en la tabla para centrar esfuerzos en mejorar aspectos, solventar problemas y mirar al frente. Claro que, entonces, el agua aún no le llegaba al cuello al técnico, que se juega el puesto este sábado en Almería después de firmar una tenebrosa hoja de servicios presidida por la conquista de apenas siete puntos en nueve encuentros con solo una victoria en un zurrón en el que no caben más agujeros.

Así que bien haría Ramírez en quedarse buen rato contemplando, si es que no lo ha hecho ya, una clasificación que dicta sentencia y en la que el Zaragoza aparece ya donde casi siempre, es decir, al borde del abismo. A solo dos puntos del descenso y con un aspecto cada vez más cadavérico, el conjunto aragonés afronta la trascendental cita con el cupo agotado ya de infamias tras la mayúscula protagonizada el pasado sábado, cuando cayó goleado ante el que ya es su gran rival por no acabar en Primera RFEF. Y, claro, aquella afrenta soliviantó a una Romareda que, harta de estar harta, exige cabezas. Si el Zaragoza cae en Almería, rodará la del entrenador y, quizá, también la del director deportivo, Juan Carlos Cordero, señalado por su errática elección de entrenadores y por un temerario mercado invernal en el que no llegó central alguno a pesar de que era lo más urgente.

Así que la final está servida. Sin medias tintas ni brindis al sol. La clasificación se mira, el miedo se siente y los dramas se sufren. Forma parte de la responsabilidad y de la profesionalidad. Bien lo sabe el zaragocismo, sacudido hasta la extenuación por la desgracia. Cinco temporadas seguidas lleva envuelto en sudores fríos y ultrajado por lo que más quiere. No puede haber nada peor. O sí, porque el abismo ya está ahí, a apenas un par de pasos. Más cerca que nunca a estas alturas, de hecho, justo cuando más le prometieron que se habían acabado las penurias y que, por fin, podía mirar arriba después de tanto tiempo con la cabeza gacha y el corazón encogido. 

Dos victorias en los últimos 17 partidos y una crisis de identidad aún mayor que de resultados ponen al Zaragoza de Ramírez a merced de Luis Suárez y compañía. Pero no está el todopoderoso Almería para lanzar cohetes tras no conocer la victoria en los nueve últimos duelos y acumular varias semanas ya fuera del playoff cuando las apuestas le situaban prácticamente en Primera ya a estas alturas del curso. 

Claro que el fiasco eventual de los andaluces bien lo firmaría un Zaragoza que se presenta en Almería con las bajas de dos de sus capitanes (Lluís López y Keidi Bare) y con Ramírez por la labor de una revolución que alcanzaría a la portería, con la vuelta de Poussin, y al dibujo, con los tres centrales como apuesta más probable. Es seguro el regreso de Jair tras su sanción, de Luna ya recuperado, y tal vez el de Vital para poner fin a su ostracismo. Arriaga retornará al lugar donde mejor rinde, la medular para hacer frente a un rival liderado por un colombiano con aspecto de verdugo. 

Alineaciones probables:

UD Almería: Maximiano, Pubil, Langa, Radovanovic, Edgar, Melero, Lopy, Arnau, Arribas, Baptistao y Luis Suárez.

Real Zaragoza: Poussin, Luna, Jair, Clemente, Vital, Tasende, Arriaga, Francho, Pau Sans, Soberón y Dani Gómez.

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