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La opinión de Sergio Pérez

El huracán Gabi Fernández y el primer gol del Real Zaragoza

En su presentación, el entrenador fue un huracán de personalidad. Marcó territorio e hizo el primer gol del Real Zaragoza en esta nueva etapa. Ahora le queda lo más difícil: resucitar a sus futbolistas

Gabi Fernández, sonriente en su presentación como nuevo entrenador del Real Zaragoza.

Gabi Fernández, sonriente en su presentación como nuevo entrenador del Real Zaragoza. / LAURA TRIVES

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

Se sentó en el taburete en el que iba a responder a las preguntas de los medios de comunicación, agradeció al club que haya apostado por él para esta faena de plaza grande y toros rebrincados y, sin más, entró a matar. “Lo que para muchos sería un marrón, para mí es una oportunidad de ayudar al Real Zaragoza. Lo más cómodo hubiera sido quedarme en el Getafe en una zona de confort. Pero he entendido que el momento es ahora. Esto es un privilegio. Y lo vamos a sacar adelante. Por si alguien tiene alguna duda, que lo tenga claro”.

El primer paso en público de Gabi Fernández como nuevo entrenador del Real Zaragoza fue un déjà vu. El Gabi futbolista, un centrocampista de gran carácter, fuerte personalidad, autoridad sobre el campo, despliegue, buena pierna diestra, capacidad para ir y y venir y con cierta relación con el gol, vestido del Gabi entrenador. Todavía joven, con 41 años, pero la misma persona, al que nadie tendrá que explicar qué es el Real Zaragoza, cómo es La Romareda y de qué manera es esta ciudad. Lo sabe de sobra.

Un huracán de personalidad, adrenalina, valentía, genio, talante ganador y con un don para asumir el liderazgo de grupos de manera natural. Directo y claro. Durante su discurso de presentación fue él mismo. Mostró confianza en sus aptitudes (“¿si estoy capacitado? Sí. Necesitamos energía positiva y en eso soy el mejor”, dijo) y se erigió en defensor de su plantilla (“para mí son los mejores de la categoría”) con la vista puesta en el partido del próximo lunes en casa frente al Córdoba, la primera de las once finales que quedan de camino a la salvación o al desastre más absoluto.

Su primer objetivo, dejar de ver las cosas negras y empezarlas a ver marrones comenzando con un triunfo en su primera etapa como técnico en el fútbol profesional. Con la destitución de Miguel Ángel Ramírez y Juan Carlos Cordero a la vez, el Real Zaragoza ha buscado dar un golpe de timón a una situación que no hacía más que ir a peor.

La apuesta por Gabi responde a un objetivo principal: meter un líder en el vestuario, un entrenador con hambre, con capacidad para cargar con la presión, lanzar un mensaje directo y desbloquear las cabezas de los futbolistas, muchos de los cuales están rindiendo por debajo de sus máximos. Esa será su primera tarea: mental. La segunda, puramente de campo. Además de anímicos, el Real Zaragoza tiene muchos problemas eminentemente futbolísticos, tanto colectivos como individuales. Gabi prometió un equipo que juegue junto y más sólido. “Para arriba ya son muy buenos”, añadió.

El madrileño es un entrenador con poca experiencia en los banquillos, donde prácticamente está comenzando a andar. Ese es un factor intrascendente. Como la experiencia. Esta misma temporada hay varios ejemplos de técnicos veteranos a los que la Segunda División se ha llevado por delante en pocos meses. Y de poco expertos con gran rendimiento. Lo importante es ser bueno. Gabi tiene ante sí una gran oportunidad de demostrar qué es. De extrema dificultad y con grandes riesgos personales, pero grande. Dirigir al Real Zaragoza siempre es un honor.

En su presentación, fue un torrente de fe. Marcó territorio e hizo el primer gol del Real Zaragoza en esta nueva etapa. Ahora hará falta que sus jugadores le tomen la palabra y le sigan a pies juntillas mejorando su rendimiento en el campo y empezando a ganar partidos. Lo imprescindible para que cualquier discurso se sostenga. Y de esto vamos sobrados de ejemplos.

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