La opinión de Sergio Pérez

El capitán general Gabi Fernández y el reto de mejorar a los soldados Vital, Clemente, Tasende...

El mensaje ya está lanzado. Ahora llega lo más difícil para Gabi: lograr que los porteros paren, que los defensas no cometan errores individuales groseros o que, por ejemplo, los centrales laterales no sean una tortura

Gabi Fernández, en el campo de entrenamiento.

Gabi Fernández, en el campo de entrenamiento. / RUBÉN RUIZ

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

El mensaje que Gabi Fernández quería lanzar en su presentación ya está flotando en el aire. El Real Zaragoza tiene un nuevo líder para estas últimas once jornadas en busca de la permanencia. Un entrenador de fuerte personalidad, claro, directo, capaz de llevar la presión sobre sus hombros y con un objetivo principal de partida: desbloquear mental y futbolísticamente a sus jugadores.

Gabi hereda un equipo que arrastra una pésima racha de resultados. La etapa de Miguel Ángel Ramírez se cerró de manera nefasta: 7 puntos de 30 posibles. Un balance al que hay que sumar lo que ya se sumaba de antes. Con la victoria intermedia ante el Racing de Ferrol (1-0), el encuentro que dirigió David Navarro de manera interina, Víctor Fernández presentó su dimisión después de acumular un 4 de 21. Es decir, el Real Zaragoza encadena un bagaje temerario: 14 puntos de los últimos 54. Dos victorias en los últimos 18 encuentros.

La cuesta abajo ha sido continua. Además, Ramírez ha dejado el equipo completamente tieso a todos los niveles. Eso es lo que se ha encontrado Gabi y lo que va a intentar revertir a partir del próximo lunes contra el Córdoba en La Romareda. Once finales como once soles: Córdoba, Racing en Santander, Mirandés y Eibar en casa, Levante fuera, Huesca en La Romareda, Racing de Ferrol en Galicia, Cartagena aquí, para acabar la Liga en Oviedo, frente al Deportivo y en Castellón. Unas jornadas al caer de alta dificultad y un final de Liga más dulce.

Tras el mercado invernal, el Real Zaragoza ha contado con un límite salarial de algo más de 11,8 millones de euros, suficiente para competir por una de las seis primeras plazas. Nada de eso ha sucedido. Ahora mismo, la plantilla está absolutamente devaluada por su bajísimo rendimiento. Sin embargo, cuenta con jugadores de más nivel de lo que están demostrando.

El trabajo de Gabi va a ser complejo. Mantener la viveza ofensiva natural del equipo y poner todo el foco en ganar fortaleza colectiva, seriedad defensiva y rigor como grupo. Solidez, en definitiva. Competitividad real, no ficticia.

Para ello va a tener que conseguir algo que es posible pero que ahora mismo parece imposible: que los porteros paren, que los defensas no cometan errores individuales groseros e impropios de profesionales, que el equipo no se descosa al primer golpe, que el medio del campo no sea una zona de tránsito fácil para los rivales, que los centros laterales no den más miedo que una película de terror, que los balones a la espalda por los costados no sean dinamita para el enemigo… Mejorar a Calero, a Vital, a Clemente, a Jair, a Tasende, a Aketxe, a Adu, a Marí, a Femenías... A casi todos. Un trabajo de entrenador de máximo nivel y máxima exigencia.

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