Real Zaragoza

Real Zaragoza: El club de las cabezas cortadas

En apenas 16 meses, el Real Zaragoza ha cambiado de director general, de director deportivo y cinco veces de entrenador

Fernando López, actual director general; Miguel Ángel Ramírez, el técnico destituido hace unos días, y el exdirector deportivo Juan Carlos Cordero, en la presentación del entrenador.

Fernando López, actual director general; Miguel Ángel Ramírez, el técnico destituido hace unos días, y el exdirector deportivo Juan Carlos Cordero, en la presentación del entrenador. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Jorge Oto

Jorge Oto

Zaragoza

El Real Zaragoza es un club instalado en la hecatombe en el que los proyectos son tan efímeros cono los cargos. Nada dura en una entidad empeñada en hacer equlibrios sobre el alambre con una sola pierna. Ya lo dijo Gabi en su presentación: “Llevamos doce años cojeando”, expuso el nuevo técnico del conjunto aragonés para subrayar la inestabilidad e inconsistencia de un equipo al que se propone rescatar de lo que hasta hace nada parecía una muerte segura. Por quinto año consecutivo, el Zaragoza pone en serio peligro su vida para desesperación de una afición harta de estar harta.

No cambia un Zaragoza que sigue haciendo de cada temporada una oda a la desazón. Por sus oficinas vienen y van profesionales que llegan dispuestos a pasar a la historia como los que devolvieron a un club histórico a su lugar natural pero que se marchan envueltos en fracaso y decepción. En 16 meses, menos de dos años, el Zaragoza ha cambiado de todo: director general, director deportivo y hasta cinco veces de entrenador, por no hablar de la revolución anual en la plantilla.

El Zaragoza que acabó la temporada 22-23, con aquel inolvidable partido que despedía a Alberto Zapater, estaba dirigido por Fran Escribá desde el banquillo, tenía a Juan Carlos Cordero en la dirección deportiva y a Raúl Sanllehí ocupando la dirección general. Ninguno de ellos sigue, menos de dos años después, en la cúpula de un club en el que todo salta por los aires cada cierto tiempo.

Escribá fue el primero en salir. Fue en noviembre de 2023, apenas seis meses después del último encuentro de la campaña 22-23. Le sustituyó Julio Velázquez, que duraría poco. Víctor Fernández salió al rescate para salvar al equipo y asumir las riendas la siguiente temporada, pero el aragonés dimitió en Navidad. David Navarro, que dirigió un partido, Miguel Ángel Ramírez, que duró diez, y Gabi Fernández elevan a cinco los cambios en el banquillo zaragocista en apenas 16 meses, los que han pasado desde aquel despido de Escribá que inició la avalancha de cabezas cortadas. Tremendo.

Semejante acumulación de despropósitos ha acabado costando el puesto al director deportivo, Juan Carlos Cordero, al que el club ha rescindido un contrato sin esperar siquiera a su finalización, dentro de tres meses. Se le busca sustituto. Antes había caído Sanllehí, supuestamente de mutuo acuerdo, a la conclusión de la pasada campaña, si bien la propiedad encontró acomodo al catalán de forma inmediata como jefe de operaciones del Inter de Miami. Le sustituyó Fernando López, que en junio celebrará su primer año en el cargo sin haber cumplido, de momento, su objetivo de luchar por el ascenso y dotar de estabilidad a la parcela deportiva de un club sumido en una encarnizada pelea contra sí mismo.

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