La opinión de Sergio Pérez

Gabi Fernández y la chispa imprescindible para encender la llama de la salvación

El equipo necesita una victoria que cambie la dinámica. Como sea y donde sea. Por lo civil o lo criminal. Una chispa que encienda la llama de la salvación

Gabi Fernández da instrucciones en la banda de La Romareda ante el Córdoba.

Gabi Fernández da instrucciones en la banda de La Romareda ante el Córdoba. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

Tampoco es cuestión de engañarse. El empate del Real Zaragoza frente al Córdoba no fue un buen resultado. Estuvo lejos de lo esperado en el fondo y en la forma, sobre todo porque las expectativas siempre son altas a cada debut de un entrenador. También quedó lejos de lo necesario para sacar la cabeza a flote y empezar a poner tierra de por medio con la zona de descenso, ahora a dos puntos con diez jornadas por delante.

El encuentro tuvo dos caras. Una buena, con un equipo que mostró una gran actitud en el estreno de Gabi, esforzado, junto tácticamente, deseoso de cambiar las cosas y con hambre y rasmia suficiente para, al menos, igualar el partido con 0-1 gracias a un arreón de orgullo empujado por La Romareda. Esta vez, los jugadores no se disolvieron como azucarillos como había sucedido en fechas recientes.

Y otra, negativa. El Zaragoza no tuvo apenas fútbol, fue simple, priorizó esperar antes que arriesgar (hasta que no hubo más remedio) y volvió a pagar muy caros algunos errores individuales, un lastre que parece incorregible en esta temporada terrible de fallos con nombres y apellidos. El tanto del Córdoba fue un ejemplo más, un freno permanente que no deja coger velocidad.

El Zaragoza tampoco se presentó al encuentro como un huracán de furia ni mostró una intensidad alta de inicio. Jugó más bien a sentirse seguro y a aguardar su momento con los jugadores bien ordenados y reduciendo espacios. La Romareda se volcó con su equipo y el entrenador fue muy aplaudido.

Luego, con el 1-1 final, Gabi fue realista en sus evaluaciones técnicas y de la coyuntura. Dijo que el Zaragoza está vivo, lo que es una verdad incontestable porque de no haberlo estado hubiera caído a la lona con el 0-1 del Córdoba. Hay un hilo de vida, fino pero real, al que agarrarse en las últimas diez jornadas, aunque el zaragocismo esté más muerto de miedo que nunca.

Muchas cosas al Zaragoza le son imposibles, otras le siguen costando mucho y con poco encaja golpes importantes. Suma dos victorias en los últimos 19 partidos, un balance que ha provocado un bloqueo generalizado y un estado de desconfianza absoluta. El equipo necesita una victoria que cambie la dinámica. Por lo civil o por lo criminal. Una chispa que encienda la llama de la salvación.

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