Real Zaragoza

Sí se puede. La previa del Racing-Real Zaragoza

El Real Zaragoza, amparado en el espíritu guerrero de Gabi, visita Santander con la obligación de desterrar miedos y complejos en busca de una victoria que le mantenga fuera del descenso

Calero, Francho, Luna y Pau Sans, en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.

Calero, Francho, Luna y Pau Sans, en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva. / LAURA TRIVES

Jorge Oto

Jorge Oto

Zaragoza

Diez jornadas separan al Zaragoza del susto o la muerte. La primera de ellas, este mismo sábado (18.30), le sitúa en el feudo de un Racing que, como el año pasado en la penúltima jornada del curso, recibe a los aragoneses con la ilusión de seguir entre los mejores y mantener su candidatura al ascenso. También el Zaragoza afronta la cita en parecidas circunstancias a las de entonces. En realidad, las de casi siempre: con el agua al cuello, el miedo metido en el cuerpo y envuelto en sudores fríos ante la cercanía de la guadaña. Hace diez meses, sin embargo, el Zaragoza se llevó los tres puntos de El Sardinero para sellar su salvación y dejar con la miel en los labios a un Racing que acabó fuera de los seis primeros. Veremos si se repite la historia.

Pintan otra vez bastos para un Zaragoza que se presenta en tierras cántabras metido de lleno en un lío mayúsculo. Solo dos puntos le separan de un descenso al que puede quedar abocado justo antes del duelo si el Eldense, que juega a las 14.00 horas, es capaz de quedarse con todo el botín contra el Burgos en Elda, lo que añadiría una dosis aún mayor de congoja a una temporada convertida ya en martirio. Para variar.

Pero la llegada al banquillo de Gabi y, sobre todo, la salida de Miguel Ángel Ramírez, permiten al menos afrontar la cita con cierto optimismo. Nada que ver con lo de hace quince días en Almería, donde, por obra y gracia de un club empeñado en jugar con fuego hasta quemarse a base de decisiones incomprensibles, el técnico canario dispuso de una bala más que acabó en el corazón del zaragocismo. Aquella goleada, provocada por una decisión tan temeraria como irresponsable, no solo dejó al Zaragoza peor sino que restó una semana de trabajo al nuevo cuerpo técnico, al que la afición, por cierto, se entrega en cuerpo y alma en busca de redención. Atrás quedan las ventas de humo, los bochornos y la cobardía. Gabi, que esta semana reconocía que su entorno le aconsejó quedarse tan tranquilo en el Getafe B e ignorar la llamada de auxilio del Zaragoza, da la cara. Siempre lo ha hecho. 

El discurso del entrenador es el adecuado en situaciones tan críticas como la actual. Gabi habla de finales, de confianza, de seguridad y de liderazgo, justo lo que necesitan escuchar tanto sus jugadores como los aficionados. Es lo que tiene conocer la tierra que se pisa y haber salido vivo de situaciones de máximo riesgo. Y bien que lo agradece un zaragocismo cansado de soportar lecciones de gente mediocre a la que detecta y desnuda a la primera.

En manos de Gabi se pone un Zaragoza que visita al Racing despojado ya de aquel traje gris y lleno de polvo para envolverse en un uniforme nuevo después de no haberlo lucido del todo el pasado lunes ante el Córdoba. Ahora, con más efectivos tras la vuelta de los internacionales Bazdar, Arriaga y Kosa, el conjunto aragonés está obligado a desterrar dudas, temores y complejos que le llevarán de cabeza la infierno. En ello, en la restauración de un ánimo maltrecho, anda Gabi, la esperanza en un futuro. Mejor, a poder ser.

Está por ver si el madrileño da continuidad al 4-4-2 que dispuso en su estreno. Es segura la presencia de Poussin bajo palos, la de Luna en el lateral diestro y la de Jair en el centro de la zaga. Vital parte en principio como su acompañante si Gabi no ubica ahí al recién llegado Arriaga y Calero, titular el lunes, y Tasende aspiran a ocupar el lateral izquierdo.

El resto del once

A expensas de que el trajín de Arriaga, que solo ha completado un par de entrenamientos tras su estancia con la selección, le mande de inicio al banquillo, la importancia del hondureño le sitúa como principal candidato al eje de la medular si Gabi elige un 4-1-4-1 o al doble pivote si repite con cuatro en la zona ancha. Las piernas de Guti y Francho les dan preferencia sobre la calidad de Moya para trabajar en la sala de máquinas. La verticalidad de Liso también para ocupar un costado. Arriba, Soberón es indiscutible y no tanto Dani Gómez, al que Bazdar, también de vuelta, puede dejar fuera. 

José Alberto López, por su parte, recupera al mediapunta canario Pablo Rodríguez, que regresa de sanción y parece que volverá a la titularidad, aunque seguirá sin poder contar con los lesionados de la rodilla Javi Montero e Íñigo Sainz-Maza. Por ello, llevará a los 24 futbolistas disponibles de la primera plantilla, contando con los jugadores del filial Jeremy y Mario García, ambos en dinámica del primer equipo desde la pasada campaña, por lo que tendrá que descartar a un jugador antes del encuentro.

Respecto al once con el que partirá el técnico asturiano, todo parece indicar que volverá a utilizar el 4-2-3-1, sistema con el que el Racing lleva jugando toda la campaña, dejando de lado el 1-5-4-1 con el que salió en Anduva. Andrés, Arana e Iñigo Vicente forman ese triángulo de las Bermudas capaz de engullir todo lo que se encuentra a su paso. Ellos son el principal peligro de un Racing que ya fue capaz de ganar en La Romareda pese a jugar muchos minutos con uno menos. Es la hora. Se buscan valientes. Se buscan leones. 

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