Real Zaragoza

Casi la mitad de los goles encajados por el Zaragoza proceden de flagrantes errores individuales

Los fallos defensivos condenan al conjunto aragonés a registrar el número más alto de tantos en contra (47) desde el descenso

Jair se lleva las manos a la cabeza tras su error en el segundo tanto del Racing.

Jair se lleva las manos a la cabeza tras su error en el segundo tanto del Racing. / CARLOS GIL-ROIG

Jorge Oto

Jorge Oto

Zaragoza

Es un no parar. La hemorragia, lejos de cesar, arrecia hasta poner en serio peligro la vida de un Real Zaragoza desangrado como consecuencia del daño que él mismo se provoca a través de flagrantes y groseros errores defensivos que, en la mayoría de casos, han conducido al equipo aragonés a la derrota, tal y como sucedió el sábado en Santander. Allí, Tasende en un claro error de marca y Jair, en una incomprensible asistencia a Andrés, hurgaron en una herida abierta por Calero con una expulsión evitable que situó al Zaragoza al borde del abismo.

Casi la mitad (22) de los 47 tantos encajados en las 33 jornadas disputadas han llegado como consecuencia de estos fallos individuales que ninguno de los cuatro entrenadores titulares que han pasado ya por el banquillo han conseguido desterrar. En esa lista negra, los laterales ocupan un lugar preferencial, con Tasende como el más señalado de todos al tener influencia directa hasta en media docena de tantos recibidos.

El repaso del museo de los horrores comienza en Cartagena, donde se inició el calvario del Zaragoza con unos centros laterales origen de la mayor parte de los goles recibidos. En Cartagonova, Cedric burló a Calero para mandar a la red un centro desde la derecha y situar por delante a los murcianos, si bien el Zaragoza fue capaz de remontar para sumar el segundo triunfo en otras tantas jornadas rubricando un inicio de curso para enmarcar.

Más allá de desajustes colectivos como el que provocó el tanto de Sancris en Burgos, los fallos individuales se han prodigado en jugadas de estrategia, fundamentalmente saques de esquina, donde Tasende perdió la marca de Morales ante el Levante en La Romareda (2-1), Azón la de Alberto contra el Castellón (1-2), Kosa la de Youness en Elda (2-3), Clemente la de Piña en La Romareda contra el Eldense (2-4), Poussin al no salir en el estreno de Gabi en el banquillo ante el Córdoba (1-1) o el del pasado sábado en El Sardinero, donde el Racing también aprovechó el mal de altura de los aragoneses a balón parado con un saque en corto que Iñigo Vicente puso en la cabeza de Pablo ante la pasividad de Tasende.

Hay que remontarse a la temporada del descenso para encontrar una cantidad más alta de goles encajados a estas alturas. Los 47 de ahora son 17 más que los del curso pasado

Los defensas, sin duda, acaparan responsabilidad directa. Clemente perdió un balón letal ante Rosas en Gijón (1-0), dejó pasar a su par sin apenas presentar oposición para que marcara Suero para el Castellón en La Romareda, y Vital perdió el balón en la salida para que Pablo abriera el marcador para el Racing en Zaragoza. En ese partido, Iñigo Vicente acertó al mandar a la red un servicio a la espalda de los centrales (Vital y Kosa) si bien ese tanto no se atribuye directamente a un error grosero como sí lo fue el de Calero en Tenerife para que su fallo en el despeje permitiera a David ampliar la renta de un cuadro canario ya en inferioridad numérica, si bien el Zaragoza acabaría remontando (2-3). O el de Tasende, otra vez, al dar un manotazo a Quiles (Albacete) tras un saque de banda que propició el penalti con el que los manchegos ganaron en Zaragoza (0-1). O el de Femenías al quedarse bajo palos en un centro al área pequeña del Eldense para que Gassama cerrara la cuenta (2-4) en el estadio municipal.

Pocos se libran. Tampoco Keidi Bare, cuyos grandes errores están asociados al punto de penalti. El cometido, de forma innecesaria, a Luis Suárez ante el Almería en casa (1-2) o la dolorosa forma elegida para ejecutar la pena máxima ante e Oviedo con 2-1 en el marcador para los aragoneses. Aquel encuentro acabó con 2-3 para los asturianos y con la dimisión de Víctor Fernández.

El repaso asusta. Un 46% de los goles encajados por el Zaragoza han llegado como consecuencia de severos errores individuales, el pesado lastre que manda al conjunto aragonés de cabeza a la uci. La sangría es colosal hasta el punto de que esos 47 tantos encajados son ya la cifra más alta en las doce temporadas consecutivas que los aragoneses acumulan ya en la categoría de plata del fútbol español. El agujero negro es tan grande que hay que remontarse a los 53 que se habían recibido en la campaña del descenso, con Manolo Jiménez en el banquillo, para encontrar una sangría mayor. El año pasado a estas alturas, por ejemplo, se habían recibido apenas 30 (17 menos que ahora, al igual que en la 20-21), hace dos fueron 31 y 35 en la 21-22. Hasta ahora, la cantidad más alta de dianas en contra eran las 45 de las campañas 16-17 y 14-15.

Dos meses acumula este frágil y vulnerable Zaragoza encajando goles. Desde el 2 de febrero, cuando empató (0-0) en La Romareda contra el Cádiz, el conjunto aragonés ha sido incapaz de cerrar una portería en la que ya se han recibido once tantos en las cuatro últimas jornadas. A los dos endosados por el Racing en El Sardinero se suma el que logró el Córdoba en el estreno de Gabi (1-1) y, sobre todo, los ocho encajados en los dos últimos encuentros dirigidos por Miguel Ángel Ramírez (2-4 ante el Eldense y 4-1 en Almería) para abocar al despido al técnico canario y a la ruina a un Zaragoza hecho unos zorros. 

Ni con defensa de cinco ni de cuatro. Ni con Poussin en la portería, ya de vuelta tras un nuevo fiasco de Femenías, con el que a Ramírez, como ya había pasado con Víctor Fernández, el tiro le salió por la culata al acometer el cambio en la portería. Solo Castellón, Tenerife (48), Ferrol (52) y Cartagena (60) han encajado más goles que el Zaragoza.

Tracking Pixel Contents