La crónica del Zaragoza-Mirandés (1-0). Emocionante regreso a la vida

El Real Zaragoza logra una victoria vital para salir del descenso tras un partido de perfecta comunión con la grada resuelto con un gol de Jair en un córner que debe marcar un claro punto de inflexión para la salvación

Resumen, goles y highlights del Zaragoza 1-0 Mirandés de la jornada 34 de LaLiga Hypermotion

Santiago Valero

Santiago Valero

Volvió a ganar el Real Zaragoza, nueve jornadas después de Málaga, más de tres meses desde que superó en casa al Racing de Ferrol, y sobre todo regresó de forma emocionante a la vida, saliendo del descenso al que había caído tras una dinámica terrible y la victoria del Eldense del sábado. El triunfo, con gol de cabeza en un córner de Jair, que le hace justicia a lo mucho que ha sufrido en este curso, supone toneladas de oxígeno y de ánimo para un Zaragoza que seguro que se liberará con este botín, vital y necesario tras un momento que era el más delicado de su historia reciente, con el descenso a Primera RFEF acechando y del que en la calurosa matinal del domingo empezó a huir. 

Quedan batallas, pero este Zaragoza, con poco fútbol, eso sí, está muy vivo y sobre todo cuenta con el factor de una Romareda que empujó como nunca, que lo dio todo para dejar a las claras a los futbolistas y a Gabi que no se van a rendir y, por supuesto. estos tampoco lo hicieron. La salvación pasa por esa comunión con la grada, que levantó a sus jugadores en los malos momentos, que acudió en cada instante para empujar a un equipo lleno de actitud e intensidad y que superó al Mirandés, un buen rival, no se olvide, y que fue derrotado de forma merecida para que Gabi pudiera estrenar su casillero de victorias en su tercer partido en el banquillo, donde es indiscutible que su llegada ha traído fe y convicción a un equipo que, queda dicho, vive.

El triunfo debe girar la ruleta, lo que se notó en la explosión de alegría en la grada y en el césped, tiene que cambiar el paso de este Zaragoza de aspecto mortecino no hace mucho que mandó un mensaje de que va a luchar hasta el final para evitar la tragedia. La victoria, con la vista puesta el sábado en el Eibar de nuevo en La Romareda, donde quedan cuatro batallas, tiene que ser un punto de inflexión de cara a las ocho jornadas que restan. El Zaragoza y el zaragocismo pueden empezar por fin a sonreír.

Gabi apostó por un once con muchos cambios, con Francho, como había ensayado, de lateral derecho y Clemente en el otro costado y con un 4-4-2 en fase defensiva con Adu Ares en la izquierda y Aketxe en la derecha para que a la hora de atacar el mediapunta vasco se metiera para dentro y propiciara las subidas de Francho y con Bazdar de pareja en ataque de Soberón para que el duelo empezara con muchos nervios y mucho calor, con la grada enchufada y con una primera llegada de Francho a pase de Guti que acabó en las manos de Raúl Fernández y con un remate desviado de Bazdar tras acción de Adu Ares.

El Mirandés, un bloque muy compacto, ordenado en los habituales tres centrales de Lisci, empezó a asentarse sobre el césped, con una jugada de Hugo Rincón que no encontró el remate de Panichelli. Pero el Zaragoza, sostenido en el medio con Arriaga y Guti, no le perdía la cara al duelo, con más fe que fútbol, más intensidad que juego, pero vivo, muy vivo, con Francho de amenaza por su carril y con un remate de Arriaga tras una falta de Aketxe que se fue alto como la ocasión al filo de la media hora.

Una contra del hondureño, mal finalizada, y varios escarceos de Adu Ares fueron el preludio de un descanso al que se llegó con la sensación de que el partido lo iba a decidir la fe, y sobre todo un detalle. No tocó nada Gabi tras el intermedio. El Mirandés asustó con un remate en fuera de juego de Tachi al que Poussin respondió con un paradón y el entrenador del Zaragoza buscó más filo con la entrada de Pau Sans por un cansado Adu. Poussin sacó otro disparo de Iker Benito y al Zaragoza le costaba mucho más generar todavía que en la primera parte. Jair y Soberón no llegaron por un pelo al centro de Aketxe y La Romareda seguía enchufada, sabiendo que el Zaragoza, con tan poco fútbol, lo necesitaba y mucho.

Liso, Marí y Tasende saltaron al césped a falta de un cuarto de hora, justo antes de que un córner, generado por Tasende y Liso en el que el lateral gallego puso un caramelo que Jair cabeceó a la red, sin que Raúl lo pudiera desviar del todo, un gol vital en el 78 que provocó un estallido de La Romareda, que apretó filas tras ese tanto, como lo hicieron los futbolistas, con Kosa de tercer central para que no sucediera nada en el tramo final, entre los nervios de la grada y la alegría inmensa al final. El Zaragoza gritó a los cuatro vientos que no se rinde, que está muy vivo. Necesita más, empezando por más fútbol, aunque este triunfo también debe ayudar en eso. Ante el Mirandés, el paso fue de gigante, una victoria que debe marcar un antes y un después, nada puede ser igual tras este regreso a la vida.

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