La opinión de Sergio Pérez

La mano de Gabi, la cabeza de Jair y la victoria del siglo del Real Zaragoza

El equipo volvió a ganar gracias a un mágico cabezazo de Jair en un córner. El Real Zaragoza de Gabi volvió a ser muy competitivo a pesar del golpe emocional recibido con el triunfo del Eldense

Los jugadores del Real Zaragoza, felices al final del encuentro, siguen a su líder, Gabi Fernández.

Los jugadores del Real Zaragoza, felices al final del encuentro, siguen a su líder, Gabi Fernández. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

Todo cambió a partir del minuto 74. Justo hacía unos instantes que Tachi, el capo de la defensa del Mirandés, se había retirado lesionado. Un centro lateral de Aketxe lo acababa de peinar Jair y a Soberón se le había escapado el balón por milímetros en boca de gol. Fue una premonición. Gabi Fernández lo apostó todo como debía hacer con un triple cambio: salieron Bazdar, Aketxe y Clemente y entraron Marí, Liso y Tasende. La Romareda había recuperado la electricidad y volvía a haber energía corriendo de lado a lado.

De un chispazo se hizo el fuego al calor de la tarde de abril y el estadio se encendió. Tasende lanzó un córner con un golpeo perfecto y Jair, ganando el salto a su par, con Tachi fuera del campo, convirtió el pase del gallego en una asistencia y el cabezazo en oro puro para el Real Zaragoza. Fue la primera victoria de la era de Gabi Fernández, tres puntos vitales que sacan al equipo aragonés de la zona de descenso tras caer el sábado a ese puesto de manera provisional con el triunfo del Eldense y un plus gigantesco de confianza y de fuerza anímica para el futuro. Toneladas de tranquilidad y seguridad.

Fue también una matrícula de honor para Gabi, cuya mano está ahí y se nota en el orden colectivo y en la rasmia individual que ha imprimido al grupo desde su llegada, sin resultados ante el Córdoba y el Racing pero sembrando para recoger. El entrenador consiguió que su equipo mantuviera el temple competitivo a pesar del revés emocional recibido el sábado en Cartagena, que mantuviera la solidez como grupo y que, aunque no fuera en gran cantidad, propusiera más que su rival y estuviera más cerca del triunfo.

Al partido, el entrenador se había presentado manteniendo la estructura de juego que había usado en sus dos primeras fechas pero agitando la alineación con importantes novedades. Francho acabó en el lateral derecho por la sanción de Calero y adelantó a Luna en la pugna por el puesto. Sus condiciones físicas le permiten jugar ahí sin más problemas que la falta de adaptación a las particularidades del lugar. Su rendimiento fue bueno. Clemente le robó la cartera a Tasende en el costado izquierdo después de que al gallego se la robara el Racing una vez más.

Ese movimiento de piezas provocó la entrada de Aketxe a pierna cambiada en el medio del campo, donde Guti terminó al lado de Arriaga. Entre Liso y Adu Ares, el entrenador eligió al vasco, que estuvo participativo y vertical. Forzó faltas y le arrancó una amarilla a Hugo Rincón. También protagonizó su clásico zig-zag de fuera hacia dentro para terminar la jugada con un disparo curvado que no le cogió portería. Se le fue alto.

En ataque, Gabi sentó a Dani Gómez e introdujo a Bazdar. Del bosnio fue la primera ocasión del Real Zaragoza en el minuto 4, al rematar con la zurda algo caído en el costado izquierdo del ataque. El balón se perdió por la línea de fondo tras su disparo. El equipo aragonés estuvo muy serio durante toda la primera parte y también en la segunda. Suyo fue el control del juego y del balón y también las mejores oportunidades, sobre todo en un estupendo contragolpe que Arriaga finalizó de manera inocente y en un chut de zurda del hondureño tras un balón parado. También se le fue alto.

El Mirandés llevaba sin ganar fuera de casa desde finales de diciembre. Mantuvo su planteamiento habitual, con el grupo bien recogido y sin asumir riesgos ofensivos, en busca de una casualidad o del 0-0. Apenas inquietó a Poussin, aunque cada vez que el balón caía por el área local un escalofrío recorría en el estadio. El francés resolvió bien su trabajo. Poco a poco, el encuentro maduró hasta que Jair le hincó el diente y lo celebró con toda la rabia del mundo. Venía de fallar estrepitosamente en Santander y de un año en el que ha sido siempre el patito feo. Esta vez hizo un gol bellísimo y salió el más guapo en la foto del encuentro. Marcó el gol del siglo para el Real Zaragoza.

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