El viacrucis de Jair. Contra todo y contra todos

El gol ante el Mirandés hace justicia al central tras una temporada muy dura en la que hasta pensó en la retirada. Fue descarte innegociable para Víctor en verano, se le cerró la puerta a salir pese a eso, quiso marcharse en enero y Ramírez no fue sincero con él al principio para que Gabi le haya devuelto el rol indiscutible que tuvo en sus 4 años anteriores

Jair celebra el triunfo con Kosa abrazado a él y Guti a su lado.

Jair celebra el triunfo con Kosa abrazado a él y Guti a su lado. / LALIGA

Santiago Valero

Santiago Valero

El gol de poderoso remate de cabeza marcado por Jair Amador que supuso la trascendental victoria del Real Zaragoza ante el Mirandés tiene mucho de justicia poética con el central español, de ascendencia caboverdiana, que admitió después de ese tanto lo mucho que había sufrido en esta temporada de constantes cambios en su situación (hasta se planteó dejar el fútbol se asegura en su entorno), de puertas abiertas y cerradas para su salida y de decisiones y palabras que no se sostenían al lado de las cuatro campañas anteriores. En ellas, su rendimiento fue notable, con algún bajón en la anterior, en la 23-24, pero sumando partidos, titularidades y mucha fiabilidad, con 139 encuentros oficiales disputados en cuatro años (más del 90% en el once) cuando se llegó al final del curso pasado, donde arranca su viacrucis.

Con un año más de contrato y después de que tras tres temporadas de un nivel bueno llegara un curso 23-24 de mayores altibajos (disputó 34 partidos de Liga, 32 de ellos de titular), los peores sobre todo en la etapa de Julio Velázquez, donde se juntaron tanto el exceso de trabajo físico del equipo como factores familiares de menor descanso para el futbolista por el nacimiento de su hijo más pequeño, acabó siendo importante con Víctor Fernández en la permanencia. Sin embargo, la decisión del técnico zaragozano fue la de colocarle como descarte, de lo que se enteró antes por la prensa que por las palabras del míster, que en todo caso le dejó claro que no iba a contar y fue especialmente duro con él, aludiendo en su explicación personal a su involución futbolística en la última temporada para justificar su decisión.

Así empezó el verano Jair y a mediados de julio tenía una oferta del Almere City de la Eredivisie de Países Bajos para salir. El club holandés no cubría todo su salario en el año que le restaba, que al ser el último de su contrato está en algo más de 400.000 euros, y el director deportivo, Juan Carlos Cordero, no le abrió la puerta mientras el central iba sumando minutos en los amistosos y no llegaba ninguno de los tres centrales que tenían que arribar. En varios casos, sobre todo con Javi Montero, que acabó en el Racing, por la oposición de Víctor a esas opciones y en otros por la negativa de sus clubs, como Joao Basso o Lekovic, que se intentó hasta el final del verano. Así, al estreno liguero se llegó con Vital recién aterrizado y Jair como claro candidato a titular. Unos días antes de ese debut, el defensa le preguntó al entrenador si su situación desde la charla de junio había cambiado y la respuesta fue que no se había movido "ni un centímetro".

En esa tesitura y también con la decisión de retirarle de la capitanía, donde era el segundo tras Cristian, Jair, antes del partido en el Nuevo Mirandilla, le dijo a Víctor que no se veía en las mejores condiciones para ser titular aunque se puso a disposición del equipo, en una charla que no tardó en filtrarse antes del duelo, donde el central jugó en la última media hora como relevo del recién llegado Vital. Hubo tensión con Cordero tras el partido, con amenaza de expediente disciplinario para el jugador, que no llegó a darse, pero seguía en la rampa en el tramo final de la ventana de agosto (donde aterrizaron Kosa y Clemente para el eje) y con ofertas del Burgos, que se cansó de esperar y fichó a Lisandro López, y del Levante, que no tenía margen económico.

Hasta el último día lo intentó el club granota y el Zaragoza no le permitió salir ni el Estrella Roja dio una autorización para la llegada de Lekovic que se produjo sobre la bocina del mercado, sin tiempo material para cerrar el préstamo del zaguero más deseado por Víctor. Cordero le comunicó a Jair que iba a ser uno más tras lo sucedido y no se le dejó marchar a Rumanía (Dinamo de Bucarest) o Grecia (Iraklis), que tenían el mercado abierto a comienzos de septiembre.

El ostracismo al inicio de curso

Sin embargo, Jair, superado un balonazo en el ojo que le hizo estar unas semanas de baja, no fue uno más para Víctor, que no le dio oportunidades, ni tampoco demasiado diálogo, para incrementar esa sensación de temporada muy dura que decía el jugador este domingo tras su gol hasta que fue titular en Copa ante el Hospitalet, donde también marcó, y la baja de Vital por sanción (Kosa estaba lesionado y había dado un nivel flojo y Clemente lo veía el entrenador de lateral o solo de central en zaga de tres) le supuso plaza en el derbi ante el Huesca. También estuvo en el once contra el Deportivo y el Eibar, con defensa de tres centrales, y la llegada de Ramírez debía suponer un cambio que tampoco se dio.

El entrenador canario habló con Jair (de los primeros que lo hizo) y le dijo que contaba para él, pero empezó con cinco partidos iniciales en los que solo jugó ante el Cádiz por la sanción de Lluís. Su salida en enero quedaba entonces en función de la llegada de un zaguero y con el Levante ya con margen y dándole un año y medio de contrato, fuera cual fuera el escenario de la próxima temporada, y el defensa, de 35 años y que tenía y tiene una renovación por minutos (jugando el 60% de ellos) en el Zaragoza que ya no podía alcanzar a esas alturas tras su ostracismo en la primera vuelta, presionó para salir e irse al Ciutat de Valencia y no pudo, de nuevo, marcharse, con Ignasi Miquel como apuesta granota para cerrar su defensa en enero.

No llegó central alguno, Jair se quedó, apretó los dientes y con Ramírez, como ya había pasado con Víctor, acabó por jugar (pese a su invitación a irse en verano suma 15 partidos de Liga y 10 de ellos de inicio, con 931 minutos del campeonato) para que Gabi no haya dudado ni un instante con su rol, que vuelve a ser el fijo que ya tuvo sobre todo con JIM o Escribá en los años anteriores, donde apenas se perdió partidos salvo con las dos lesiones iniciales que tuvo a su llegada en 2020. Con el madrileño ha jugado todos los minutos en esos tres partidos, aportando lo que siempre ha sido Jair, fortaleza por arriba y contundencia, con el manejo de balón como su cualidad más mejorable, pero demostrando que en el actual Zaragoza puede ofrecer muchísimo. Tras su error en Santander en un control para el 2-0 de Andrés Martín llegó el gol ante el Mirandés y un acto de justicia del fútbol con el central, cuyo contrato tras 5 cursos de zaragocista acaba en junio.

Tracking Pixel Contents