REAL ZARAGOZA

La contracrónica del Zaragoza-Eibar (2-2): Poussin, de villano a héroe

El guardameta francés fue el gran protagonista, primero fallando en los goles del Eibar para poner el partido muy cuesta arriba y después marcando el empate de cabeza en un saque de esquina en el minuto 92

Poussin celebra su gol con Francho, este sábado en La Romareda.

Poussin celebra su gol con Francho, este sábado en La Romareda. / LAURA TRIVES

Zaragoza

Gaetan Poussin ha protagonizado todo tipo de situaciones en el Real Zaragoza. Malas, muy malas, y también buenas y muy buenas en una resurrección digna de estudio. Ha encajado goles increíbles, para desear que le tragara la tierra, le ha costado puntos al equipo y disgustos a más de un entrenador, ha regresado con una tozudez de lo más aragonesa y este curso se ha convertido en un especialista en detener penaltis. Le faltaba solo una cosa, marcar un gol. Ya no. Era el minuto 92, quedaban todavía tres de añadido, el Zaragoza perdía 1-2 y el meta francés se plantó en el área rival para cabecear a la red el centro de Toni Moya y desatar la locura en La Romareda. Como Cristian Álvarez en Lugo, Poussin rescató un punto para el equipo aragonés.

El galo fue el gran protagonista del partido. Por supuesto por el gol, por ese final inesperado e imposible, por ese pequeño milagro que volvió a vivir La Romareda, pero también porque había fallado sobre todo en el primer tanto del Eibar. Poussin fue el villano y el héroe en el mismo partido para agrandar todavía más su leyenda. No será el mejor portero de la historia del Real Zaragoza pero se ha convertido en inolvidable. En su haber siempre quedará aquel gol de Gijón pero ahora también este cabezazo frente al Eibar, este gol que da un punto al equipo de Gabi que puede ser importante en la dramática lucha por no descender. Todo suma.

Y eso que Poussin primero había restado. El partido transcurría con cierta placidez, con el Eibar llegando tímidamente por la banda derecha pero sin crear ocasiones y el Real Zaragoza asomando con más intención que acierto hasta que de nuevo apareció un error individual. Bueno, dos. Y seguidos. Ambos de Poussin, primero en un despeje corto en un centro lateral que dejó el balón manso en las botas de Bautista para el 0-1 y, dos minutos después, al no llegar a otro disparo del ‘nueve’ que puso el 0-2 y las cosas muy cuesta arriba. Casi imposibles. Dudas en la grada y en el equipo.

Los dos errores del meta francés se unen a una larga lista que está condenando a este Real Zaragoza. Y es que 24 de los 49 tantos encajados este curso por el conjunto aragonés han llegado por esos fallos con nombres y apellidos, afectando a prácticamente toda la plantilla y en un buen número de partidos. Pero nadie esperaba que fuera el propio guardameta quien enmendara sus fallos de esa manera. Y es que Poussin sorprendió a todos, sobre todo a la defensa del Eibar, al rematar de manera inapelable ese centro de Moya cuando el partido agonizaba con el Zaragoza volcado con más corazón que fútbol. 

El partido del guardameta iba para suspenso porque había estado especialmente dubitativo, y eso que el Eibar tampoco había generado grandes ocasiones de gol, pero una vez más el galo le dio la vuelta a la situación y acabó cambiándolo todo. También el estado de ánimo de todo el zaragocismo. Del bisbiseo de la grada cada vez que el balón llegaba a su área a ser aclamado y reclamado en el siguiente saque de esquina para que repitiera la gesta. De la angustia a la celebración, al sí, se puede, a la ovación y comunión con los jugadores. Poussin volvió a ser protagonista, para mal y para bien.

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