La opinión de Sergio Pérez
Pau Sans, el siguiente gran caramelo del Real Zaragoza para el mercado devorador de talentos
Los 51 minutos de Pau Sans ante el Eibar fueron estupendos. Rápido, incisivo, agitador, constante y con clase. Aunque no lo parezca, es el siguiente gran caramelo del Real Zaragoza para ese mercado que devora a todos los talentos salidos de la Ciudad Deportiva

Pau Sans encara a Cristian, lateral izquierdo del Eibar, al que le dio la tarde en La Romareda. / LAURA TRIVES

Los titulares del partido se los llevarán otros. Fundamentalmente, Poussin. Sobre todas las cosas por su extraordinario e inverosímil gol de cabeza en el descuento, que le sirvió al Real Zaragoza para sumar un punto ante el Eibar en un encuentro que había cogido mala pinta. Un tanto que a él mismo le redimió de su estrepitoso fallo en el 0-1, cuando con un inocente despeje de puños le dejó en bandeja el balón a Bautista, que aprovechó el regalo en su hábitat natural.
Quizá también estará en el foco Jair, porque por segundo partido consecutivo marcó un gol de alta trascendencia, algo inhabitual para un central. El defensa volvió a ser capital. Sigue resurgiendo de sus propias cenizas y esquivando definitivamente todos los fuegos que le prendieron a su alrededor este año. Esta vez, Jair hizo gol llegando como una locomotora al segundo palo para convertir en un tesoro el magnífico centro de Francho, perfecto, tenso y con la trayectoria exacta para que uno y uno fueran dos.
El brillo que producen los goles es incomparable. Pero el partido tuvo otro héroe principal: Pau Sans. El canterano entró tras el descanso con 0-2 junto con Tasende y Liso, también incisivo aunque falto de limpieza en la finalización de sus acciones. Pau fue una pesadilla para la defensa del Eibar y convirtió el costado diestro del ataque del Real Zaragoza en un caladero de peligro.
Participó en seis-siete acciones plagadas de verticalidad que generaron una inquietud constante en sus contrarios. Veloz, directo, valiente, capaz de jugar el uno contra uno con éxito y muy enérgico, Sans revitalizó a su equipo por su lado. Su golpeo de balón con la derecha es, además, potente. Y muy bueno. Fue él quien tocó rápido para Francho, intuyendo el espacio donde estaba la ventaja por la lentitud de reflejos visitante, en una triangulación creada en un saque de falta que originó el 1-2 y la esperanza blanquilla.
En la acción de la que nació el sorprendente gol de Poussin a la salida de un córner, el 2-2, Pau había hecho el trabajo sucio encimando a Arbilla y provocando el saque de esquina. Sus 51 minutos en la segunda parte fueron estupendos y reivindicativos. No es la primera vez ni la segunda ni la tercera que juega así de bien saliendo desde el banquillo, algo que le ha servido poco para ganarse la camiseta de titular (solo cinco veces de 24 participaciones).
Es lo que está en su debe, conquistar esa continuidad, y en la de sus entrenadores, dándosela con varios partidos consecutivos sin que les tiemble la mano por su presunta irregularidad. Pau Sans tiene solo 20 años y un gran potencial presente y de futuro. Renovó el pasado mes de octubre hasta 2029. Lleva cuatro goles este año (tres en Liga y uno en Copa) y ha dado una asistencia. Francés se fue el pasado verano con destino al Girona de Champions, Iván Azón en invierno camino del Como italiano y Marc Aguado, al Elche. Liso hará las maletas este próximo verano. Aunque no lo parezca porque su participación es discontinua, Pau Sans es el siguiente gran caramelo del Real Zaragoza para ese mercado que devora a todos los talentos salidos de la Ciudad Deportiva.
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