La opinión de Sergio Pérez

El presente crítico del Real Zaragoza y los mejores días por delante de Jorge Mas

En su última visita, el presidente Jorge Mas dejó esta afirmación: "Nuestros mejores días están por delante". Para pensar en el medio plazo, el equipo primero ha de salvar esta situación de extrema complejidad y evitar el descenso

Jorge Mas, en el palco de La Romareda con los consejeros Mariano Aguilar y Juan Forcén en la izquierda de la imagen.

Jorge Mas, en el palco de La Romareda con los consejeros Mariano Aguilar y Juan Forcén en la izquierda de la imagen. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

Con motivo del partido que el Real Zaragoza jugó este pasado sábado contra el Eibar en La Romareda y del momento tan trascendental que vive la Sociedad Anónima, Jorge Mas apareció por la ciudad para presidir el palco en el encuentro. El presidente hace visitas muy esporádicas y diseminadas a lo largo de la temporada.

Es lo normal para una persona que tiene fijada su residencia en Miami, a más de 7.000 kilómetros de distancia con un océano de por medio y, si se quiere, entendible en este mundo globalizado en el que ya nada es como era. Pero totalmente anormal para el funcionamiento diario de un club de esta importancia, incompatible con la manera histórica de sentir el Real Zaragoza y como el agua y el aceite hirviendo desde el punto de vista emocional.

La última vez que Mas había estado en la capital aragonesa se encontró con una situación inesperada y que desató una profunda crisis. Víctor Fernández presentó la dimisión irrevocable después de perder 2-3 con el Oviedo y el estadounidense cubano en la ciudad. En esta ocasión, el resultado tampoco fue una victoria, pero dejó un sabor más dulce que agrio por cómo se produjo: Poussin igualó el 0-2 del Eibar en el descuento con un cabezazo de época y para el recuerdo por ser un portero el autor material del gol.

En su visita, Jorge Mas habló para los medios del club y no realizó ninguna comparecencia pública más. La situación no está para hablar más de la cuenta. En su intervención, el presidente reclamó unión, alabó a Gabi como anteriormente había loado a todos los entrenadores a los que había tenido que referirse y recurrió a los clásicos lugares comunes de este tipo de contextos.

Entre tópicos y buenos deseos, Mas incidió de nuevo en una idea que también es recurrente en sus intervenciones. “Nuestros mejores días están por delante”, dijo. Desde luego fue una frase arriesgada en un momento de máximo riesgo para el Real Zaragoza, con la zona de descenso a un punto cuando la pronunció y a dos después de la última jornada, con solo siete fechas por delante.

Sin embargo, si el equipo aragonés consigue salvar esta situación tan crítica esta temporada y logra la permanencia en Segunda, la aseveración de Mas volverá a cobrar sentido. Puede que todo se vaya al traste en este próximo mes y medio. Desgraciadamente, es una posibilidad. Pero puede que Gabi y sus jugadores consigan poner al equipo a buen recaudo y sellen su continuidad en el fútbol profesional.

En ese caso, la potencia económica de la SAD volverá a ser tan interesante o más que esta campaña y la opción de preparar un proyecto importante será, de nuevo, totalmente factible. Hablar de ello ahora es una temeridad. Pero si el Zaragoza se salva, sus mejores días estarán por delante. Con toda seguridad.

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