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Cordero tenía cerrada su renovación desde noviembre por dos años

El pacto, absoluto en cifras y duración, se mantenía en vigor pendiente solo de la firma hasta pocas semanas antes de su despido junto a Ramírez y el ejecutivo ya ha logrado un acuerdo en su despido sin hacer valer ese acuerdo

Juan Carlos Cordero, en la presentación de Kervin Arriaga en enero.

Juan Carlos Cordero, en la presentación de Kervin Arriaga en enero. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Santiago Valero

Santiago Valero

La salida de Juan Carlos Cordero de la dirección deportiva del Real Zaragoza el pasado 16 de marzo, en un despido conjunto unido al del entrenador, Miguel Ángel Ramírez, fue mucho más inesperada que la del míster, un giro absoluto en la entidad porque el ejecutivo cartagenero tenía apalabrada su continuidad, con un acuerdo solo pendiente de la rúbrica, desde noviembre pasado. Y es que el exdirigente blanquillo llegó a un pacto total con los actuales propietarios (Real Z LLC) tanto en las cifras como en la duración de su contrato, que se extendía hasta junio y que quedaba prorrogado hasta 2027, dos temporadas más. De hecho, la renovación de Cordero se daba por hecha a todos los niveles en la entidad zaragocista, pero el acuerdo se paralizó con la salida de Víctor a mediados de diciembre, tras el partido contra el Oviedo.

Sin embargo, esa paralización no significaba que el acuerdo quedaba en papel mojado y, de hecho, muchos agentes y personas cercanas al Zaragoza también sabían que esa continuidad se iba a dar y eso estaba en vigor hasta pocas semanas antes de su salida en marzo. Era vox populi en el club y, por así decirlo y a todos los efectos, había un pacto de caballeros para respetarlo en los términos acordados. Y es que en la entidad, con el hombre fuerte de la propiedad, Mariano Aguilar, consejero zaragocista, a la cabeza, se mantenía la absoluta determinación de renovar a Cordero en su cargo, dando total validez a lo acordado en noviembre. A diferencia de Ramírez, cuyo despido está pendientede juicio tras no haber acuerdo en el acto de conciliación, el ejecutivo cartagenero ya llegó a un pacto en su finiquito por los tres meses que le restaban, hasta el 30 de junio, no haciendo ningún uso y dejando al margen el preacuerdo que ya tenía por esos dos años más, hasta 2027.

Fue la caída del equipo a todos los niveles con Ramírez, con el pésimo partido en Almería de colofón, la que dictaminó la salida también de Cordero, que apostó en diciembre por el entrenador canario (si bien este no fue su primera opción, aunque sí la que se pudo dar de las trabajadas por el director deportivo) y que no logró en enero el fichaje de un central después de que en verano la planificación deportiva estuviera muy marcada por el papel de Víctor, que tuvo la última palabra en todo lo gestado y en la revolución, incompleta, que se llevó a cabo.

Cordero llegó al Zaragoza en enero de 2023 al ser el elegido, el candidato principal de la propiedad, tras la salida de Torrecilla en noviembre y después de una larga negociación para su desvinculación del Tenerife. El cartagenero firmó hasta 2025, por dos temporadas y media, sin lograr en la 23-24, la primera que inició como director deportivo, el ascenso. Ese ya fue un año con tres entrenadores (Escribá, Velázquez y Víctor), y con un curso actual también de buen inicio y repleto de dificultades posteriores que desembocaron en su salida, en la apuesta por Gabi en el banquillo, que ya había sido opción en diciembre, y en la actual búsqueda de un director deportivo que no se va a nombrar hasta que no se logre la permanencia y que tiene en Txema Indias, que va a dejar su cargo en el Leganés en junio tras 10 años en ese club, al principal candidato.

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